- Niall, ¿ahora qué haremos? –Le dije
mientras abrazaba con fuerza su brazo que pasaba por mi cuello. Nos
encontrábamos sentados en el suelo, yo entre sus piernas.
- ¿A qué te refieres? ¿No estarás pensando
en cortar, no? –Me preguntó abriendo los ojos como platos.
- Anda… ¡Que dices bobo! ¿No serás tú el
que quiere cortar, no? –Le pregunté de igual manera.
- Uy… primera crisis, ¡primera crisis!
–Dijo Louis que se encontraba con Kelly en la misma posición que nosotros.
- ¡¿Por qué no te callas?! –Dijimos Niall y
yo al unísono.
- Jajaja. –Rio Niall para después darme un
beso en la sien.
- Chicos, ¿ahora, a donde vais? –Preguntó
Diana que se encontraba tumbada en las piernas de Zayn.
- Pues ahora nos toca ir por todo Reino
Unido y más países cercanos haciendo la promoción del nuevo disco. Y ya después
la gran y tan esperada gira mundial. –Le respondió Liam como si se tratara de
un anuncio.
- ¿Sabéis que os echaré muchísimo de menos?
Ya sé que soy muy pesada, pero es que es la verdad. –Dije haciendo puchero.
- ¡Ay chicas y nosotros a vosotras! –Dijo
Harry mientras que ponía cara de estreñido.
- ¡Abrazo colectivo! –Gritó Louis
poniéndose de pie en el centro de todos mientras que extendía los brazos en el
aire. Todos nos levantamos y nos abrazamos los ocho a la vez.
- Bueno, para terminar este momento
sentimental, os hemos traído una cosita… A ver que os parece. –Dijo Diana
mientras que le daba de parte de Marta a cada uno su correspondiente carta.
- ¿Qué es esto? –Preguntó Zayn mientras que
la recibía.- ¿No será una carta de Louis para hacer una orgía en el baño del
aeropuerto número 669? Jajajajajaja. –Rio hasta encorvarse del dolor de
estómago. A los demás se les escaparon unas risitas, a todos, menos a Louis y a
Kelly. La verdad, yo no sabía si reírme o llorar…
- Mira que eres tonto Zayn… –Resopló Kelly
mientras miraba al suelo con cara de enfado.
- Si tío, mejor cállate. Solo te digo una
cosa, si, ha sido gracioso, pero si Kells no se ríe, yo, tampoco. –Dijo Louis
con tono chulesco.
- Puajajajaja, ay, lo siento, pero es que
no me aguantaba más la risa. –Dije secándome las pequeñas lágrimas que se me asomaba
por las comisuras de los ojos.
- Menudo papelón tienes hecho, Louis… –Dijo
Liam seguido de una risa graciosa.
- Bueno, que haya paz y que nadie se
enfade. –Dije mirando a Kelly.- Volviendo al tema de antes, las cartas son de
una Directioner que se llama Marta y que vino desde Elche, solo para veros.
–Todos abrieron rápidamente los sobres para leer las cartas y se pusieron sus
regalos, que eran unas preciosas pulseras.
- La mía es la mejor… Está en medio
español, jaja. –Dijo Niall mientras que guiñaba un ojo.
- Oh… Que mona Marta. –Dijo Liam llevándose
la carta al corazón.
- ¿Qué te ha puesto, Liam? –Le preguntó
Kelly mientras intentaba quitarle la carta.
- ¡Eh! ¡¡Es mía!! Son cosas privadas entre
Marta y yo, ¿vale? –Dijo Liam como si fuera un niño pequeño, mientras apartaba
la hoja de las manos de Kelly.
- ¡Podríais subir una foto al Twitter con
vuestras pulseras y nombrarla! Así sabría que os han llegado las cartas. –Dejé
caer la proposición como quien no quiere la cosa.
- No te preocupes Katia, que ahora nos la
hacemos. –Dijo Zayn complaciéndome en mi indirecta petición.
- Bueno, chicas, así a lo tonto, ya ha
pasado una hora, nosotros ya tenemos que embarcar y vosotras también… Es la
hora de que nos despidamos. –Dijo Harry con tono serio.
- No… –Esbocé, para después ir corriendo
donde Niall a plantarle un abrazo.- Niall, prométeme, que esa estúpida
distancia que nos separe, no impedirá que nos sigamos queriendo. –Le dije
hundiendo mi cabeza en su pecho.
- Sabes que jamás lo permitiría. –Me susurró
al oído. Sentí como quitaba un brazo de mi espalda y se metía la mano en el
bolsillo del pantalón.- Mira Kat. –Me dijo haciendo que mirara su mano que
sostenía una fina cadena de plata que tenía un dije en forma de estrella.- Esto
me lo dio mi abuela cuando me regalaron mi primera guitarra, desde entonces, la
llevo conmigo, siento que me da suerte y ahora quiero que la lleves tú, así es
como si estuviera siempre contigo. –Continuó, haciendo que diera media vuelta
para poner la cadena en mi cuello.
- Es precioso Niall. –Dije mientras
observaba el dije. Acto seguido, me quité una de las pulseras que tenía en la
muñeca.- Esto me lo dieron mis padres cuando me aceptaron en el Music and
Dramatic Art British Academy, es muy importante para mí, ya que significa un
gran paso en mi vida, al igual que tú. Quiero que te lo lleves para que cada
vez que lo veas, te acuerdes de mí. –Le dije mientras le miraba a los ojos y le
ponía en la muñeca la pulsera. Esta, tenía una pequeña placa en la que se veía
con dificultad mi nombre grabado, ya que del uso, se había desgastado.
- Te quiero pequeña. –Me dijo estrechándome
muy fuerte contra él. Esta sería la última vez, hasta dentro de algo de tiempo,
que volvería a tocarle, a sentir su dulce olor, su ternura, su protección, su
amor…- Una cosita, cuando llegues a casa, que no se te olvide llamarme, es
importante. –Me volvió a decir en un pequeño susurro, a lo que simplemente
asentí.
Después de despedirnos un par de veces más,
seguidos de montones de abrazos y un poco más de besos, me despedí los chicos.
Diana y Kelly tenían los ojos llorosos, al igual que yo. Nos acompañaron hasta
el control de seguridad, el cual lo pasamos sin problemas. Cada paso que nos
dirigía hacia el avión, nos separaba más de ellos. Las dos horas largas de
vuelo se me hicieron interminables entre sollozo y sollozo. No tenía ganas de
nada, ni de hablar, ni de pensar, ni de recordar... Al salir del aeropuerto, me
sentía como en casa. La estancia en Madrid, había sido genial, pero no había
nada como sentir el aire congelado en los mofletes y ver las frías y mojadas
calles de Londres. El padre de Kelly nos recogió de madrugada y nos llevó a
cada una a nuestras respectivas casas.
- Katia, no te olvides de que mañana paso a
buscarte a las 7:45 a tu casa para ir al instituto. Así que acuéstate ya. –Me
dijo Diana antes de que saliera del coche.
- Vale, no te preocupes, te espero. –Le
respondí mientras bostezaba.- Muchas gracias por traerme, nos vemos mañana. Os
quiero. –Me despedí, para por fin dirigirme a mi casa.
- Hasta mañana... –Me dijeron al unísono.
Entré cuidadosamente, para que Tom y Bella,
no pudieran escaparse. Dejé la pequeña maleta junto con las bolsas de los
regalos al lado de la puerta, tiré el bolso y el abrigo encima de la mesa y me
dirigí a la cocina, para tomarme un gran vaso de agua. Estaba cansada,
exhausta, no tenía ganas ni de subir las escaleras para ir a mi habitación, por
lo que decidí dormir en el sofá con la ropa puesta. Posé mi cabeza en el reposa
brazos y me acurruqué, quedando echa un guiñapo. Sentí como vibraba mi móvil,
pero no tenía ni fuerzas, ni las ganas suficientes como para levantarme a
cogerlo. Mañana ya sería otro día, sería como empezar sin una parte de mí, pero
el que él estuviera feliz, en una parte, hacía que yo también lo estuviera.
Cerré los ojos para escapar ya de esta estúpida realidad y fundirme en mis
sueños.
Sentí, un peso encima de mí que hizo que me
despertara. Entreabrí los ojos y con la visión opaca, vi una pequeña mancha
blanca que no paraba de revolcarse encima de mí y que jugaba a morderme las
manos.
- Bella... déjame dormir, ¡tengo sueño! –Le
dije con voz apagada mientras retiraba mis manos y me acomodaba de costado.
Sentí como Bella bajó del sofá, para segundos después, empezar a jugar con mis
mechones de pelo que colgaban del sofá.- Mira que eres pesada... –Dije al darme
por vencida a seguir durmiendo un rato más.
Giré sobre mí, para poder ponerme en pie,
pero la sorpresa de ver esa bola de pelos que no era mi gata, me lo impidió. Me
quedé paralizada, aquel cachorro me miraba como si dependiera de mí; esperando
mi respuesta me ladró, he hizo que esta situación fuera más incomprensible para
mí. Rápidamente me levanté con las rodillas tembleques y corrí hacia mi bolso
en busca de mi móvil. ¡Doce llamadas perdidas de Niall y no sé cuántos
mensajes! Ay madre... Pulsé con desesperación la pantalla del aparato para
llamarle e intentar obtener respuesta alguna. “Este móvil está apagado o fuera
de cobertura.” Me respondió la voz del contestador. ¿Qué iba a hacer yo con
aquel cachorro? ¿Por dónde habría entrado? Miré mi reloj de muñeca para otra
vez, paralizarme. Las 8:05... ¡Mierda! Ya llegaba tarde a clase, ¿dónde se
había metido Diana? Revisé Whatsapp y en efecto, tenía otra infinidad de
mensajes de Diana, Kelly, Niall...
*Mensaje de Diana*
Diana: Estamos fuera, sal ya.
Diana: ¡Katia! Te hemos estado pitando
durante diez minutos y mi padre está muy enfadado.
Diana: Por favor... DESPIERTATE.
Diana: Katia, lo siento, pero me voy, que
ya llego raspando. Cuando te despiertes avísanos. Y espero que no te asustes ni
nada... tan solo es un cachorro. ¡Te quiero fea!
*Última conexión a las 8:00*
¡¿Qué no me asuste?! Madre mía... Subí
corriendo a mi habitación para ponerme el dichoso uniforme y hacer la mochila,
y al abrir la puerta, me encontré una caja con agujeros, totalmente destrozada;
trozos de cartón por ahí, trozos cartón por allá... Menudo desastre. Me cambié
la ropa, me lavé la cara y cogí la mochila. Bajé las escaleras corriendo y me
lo encontré ahí, esperándome sentado a cuatro patas, mirándome inofensivamente.
- No me mires así, por favor… –Le dije
resignada.- ¡Comida! Seguro que quieres comer. –Exclamé y corrí hacia la nevera
buscando algo para darle. –Mira aquí te dejo un trozo de pollo, agua, leche y
pienso de gatos… Lo siento perrito, pero no sé qué darte, no tengo experiencia
con los de tu especie. –Le acaricié la cabeza y le dejé todo en cuencos sobre el
suelo; el cachorro se abalanzó sobre el pollo pasando completamente de mi.-
Bueno, me voy, vuelvo dentro de un rato. Cuida de los pequeños, Tom. –Le dije
entre risas mientras cogía el móvil de encima de la mesa y salía de casa.
¿Correr o coger el metro? Correr. Llegaría
en diez minutos más o menos. Odiaba correr con la falda, me sentía rara, pero
si cogía el metro llegaría aún mas tarde. El móvil empezó a vibrar anunciándome
la llamada de Niall.
*Conversación telefónica*
- Niall: ¿Katia? ¿Hola?
- Yo: Hola cariño. Adivino, ¿a qué me
tienes que contar una cosa muy importante?
- Niall: No… ¿Enserio? Me dijiste que
cuando llegaras a casa me avisarías.
- Yo: Ay, lo siento… Llegué en modo zombie
y me quedé frita en el sofá.
- Niall: ¿Estás bien? Te noto agitada.
- Yo: No, solo que llego tarde a clase y
estoy corriendo.
- Niall: Habría que verte… Jajaja.
- Yo: ¿Tiene nombre? ¿Sabes que casi me da
algo cuando lo he visto al despertarme?
- Niall: JAJAJA. Te dije que era
importante… Es un cachorro de labrador.
No, no tiene nombre, se lo tienes que poner tú. Es un pequeño regalo, para que
te acompañe estos días.
- Yo: ¿Sabes que los perros comen y crecen?
Durante estos días, dice… Dirás durante unos bastantes años, ¿no?
- Niall: ¿Acaso no te gusta?
- Yo: Sabes que me encantan, pero… Es mucha
responsabilidad Niall… ¡Pero es que es más mono!
- Niall: Bueno, menos mal, ya me estaba
viendo buscándole otro hogar.
- Yo: ¡Que no bobo! Mofo ya es mío.
- Niall: ¿Con que ya le has puesto nombre?
Me alegra que guste cielo.
- Yo: ¿Cómo no me iba a gustar? Niall,
hablamos por Whatsapp, que ya he entrado en el pabellón. Te quiero un mundo.
Niall: Te amo princesa.
*Fin de la conversación telefónica*
Subí los cuatro pisos que me separaban de
mi destino lo más rápido que pude, mientras le enviaba un mensaje a Diana y a
Kelly, avisándoles de que ya estaba por entra a clase. Giré la esquina mirando
fijamente el móvil y sin saber porque, caí al suelo, mi móvil salió disparado
por este y una lluvia de hojas cayó sobre mí.
- Ay, mi culo… –Susurré a la vez que me
ponía de pie y me lo frotaba con la mano. El chico con el que me había chocado
no recordaba haberlo visto antes, lo más seguro es que fuera nuevo.- ¿Podrías
ir con más cuidado, no? –Dije con tono enfadado mientras buscaba mi móvil con
la mirada y le ayudaba a recoger las hojas que se habían esparcido por todo el
suelo.
- Lo siento, de verdad… –Esas palabras se
me hicieron tan conocidas que hicieron que mi corazón se llegara a paralizar
por unos instantes.