Me despierto. Estoy como si hubiera
dormido tres días seguidos... Me encuentro fatal. No puedo moverme. ¿Dónde
estoy? ¿Qué ha pasado?
“Where
have you been? Cause I never see you out, are you hiding from me, yeah? Somewhere
in the crowd!!”
Dios, dios. ¡Dios! Mi cabeza.
La música rebotaba en ella como si se tratara de una bomba. Joder, la alarma,
¿dónde estaba mi móvil? Pero lo peor, ¿dónde estaba yo? Vale, vale
Katia, tranquilízate, reconocí mi armario, mi escritorio, mi mesita de noche...
Y ya estaba más... ¿Despierta? Si, creo que sí, pero seguía sin poder moverme, era
como si el edredón pesara diez kilos, y con razón, Tom y Bella estaban durmiendo
plácidamente encima de mío.
“Where
have you been, all my life? All my life? Where have you been, all my life?
Where have you been, all my life? Where have you been, all my life? Where have
you been, all my life?”
Pero
que cojones... ¿Por qué suena la alarma un día de estos? Todavía
estoy reaccionando, estoy como en otro mundo. Retiro a Tom de encima mío, este,
me quedó mirando con una cara de “Oh, lo siento”; también quité a Bella, esta
se fue corriendo dejando a Tom solo, ella era más arisca y solo es cariñosa
cuando se trataba de comida.
Por fin logré coger en móvil
y no me tuve que bajar de la cama, ya que estaba en la mesita de noche. Apagué
la alarma y me quedé con mi típica cara de "¿WTF?" al ver todas las
notificaciones que empezaron a saltar en el teléfono. No me lo creía, miré bien
la pantalla de mi móvil otra vez. ¡¿Qué?! ¿273 llamadas perdidas? No puede ser,
pero... ¿Qué día es hoy? Miro la fecha. 13 de enero... ¡Claro! ¿Cómo no me he
podido acordar? Ayer fue el cumpleaños de mi hermano. Por su puesto Zayn seguía
en las mismas, él y su maldita manía de tener el móvil apagado, cuando el
siempre lo debía tener encendido. Todas las llamadas serían para
felicitarle a él, Aun me dolía la cabeza, la música seguía y mi
cerebro rebotaba como si tuviera vida propia. Katia espera... ya has
apagado la alarma. ¿De dónde sale esa música? Bueno... Kat, relájate. Bajé
de mi cama y de repente aparecí en el suelo, no me hice daño, caí sobre blando.
Estaba todo muy desordenado, pero no era mi desorden normal, parecía que había
habido una guerra de almohadas en mi habitación. ¿Con qué me habría tropezado?
Sentí algo que se movía en mis pies.
- Morena. –Entonó
con su sonrisa perfecta, que podía ver gracias a una luz medio azulada que
entraba por las cortinas, que daba a entender que todavía era de madrugada.
- Pe-pero, ¿qué
haces aquí? Espera, ¿qué ha pasado? –Dije un poco asustada, notando que tan
solo estaba llevaba puesta ropa interior. Sé que él, no haría nada indecente y
menos estando yo ebria o inconsciente de mis actos. Estaba todavía un poco ida.
Le mire fija a los ojos, el respondió de la misma manera y la aparte rápidamente.
No sé qué hacía, que cuando me miraba a los ojos, el corazón se me salía del
pecho y yo sé que él lo notaba.
- ¡Oh no! No,
no, no, no… Kat, no hemos hecho nada, tu sabes que no sería capaz... –Me dijo acercándose
a mí. Me dio la mano y acarició mis nudillos. Era muy reconfortante.
- Niall, que susto… ¿Cuéntame
qué ha pasado? ¿A qué se debe todo esto? No me acuerdo muy bien y me duele la
cabeza un montón. –Dije con tono tranquilo. Me acerqué más a él, haciéndonos
caer tumbados sobre las almohadas y las plumas que estaban dispersas en el
suelo de mi habitación, me acurruqué en su moldeado pecho, cerrando los ojos,
mientras él jugaba con mi pelo.
- No era mi intención asustarte
pequeña, lo siento. –Me susurró al oído. Noté su aliento cálido, lo cual hizo
que me erizara.- Ay, Katia... no te puedo dejar ni un segundo sola, estas
muy loca. –Esbozó mientras reía.
- ¡Niall! ¡Ahora sí que me
estas asustando! –Su comentario, me puso muy nerviosa y a la vez me avergoncé,
a saber qué fue lo que hice anoche...
- Tranquila… Solo que ayer… pues
te desmadraste un poco y bebiste más de lo que debías y tus amiguitas también.
Si te contara lo que hicisteis… –Me dijo mientras se volvía a reír y me daba un
beso en la frente y acariciaba mi espalda. Me gustaba estar así con él. Era yo
misma. Delante de la gente no podía ni sonreírle y menos delante de Zayn. Suspiré
en su pecho.
- Vale Niall, confiaba que me
había portado bien, pero veo que no es así. ¿Vas a dejarte de intrigas y me vas
a contar lo que hice? –Le pregunté con temor, ya más o menos asimilando lo que
me iba a contar.
- A ver, bueno la verdad es
que no bebiste demasiado, pero lo que bebiste, te subió mucho y muy rápido. Y
no hiciste nada malo… Solo te subiste a la mesa, empezaste a bailar con Didy y
Kells, y casi te caes, jaja. Después vino la vecina a llamarnos la atención,
por la música alta y Liam, fue corriendo a disculparse, ya sabes cómo es él… Tú
fuiste, a apartar de la puerta a Liam, la empezaste a picar y le dijiste
que si estaba tan amargada, que pasara dentro, que había barra libre, que se
emborrachara y dejara de molestar. –Dijo y suspiró, haciendo que me sintiera
mal, por lo que había hecho. Estiró de mi moflete como si estuviera
regañándome.
- Niall, joder, lo siento, no
era mi intención, esa no era yo. –Dije con voz de arrepentimiento y a la vez,
varias preguntas me inundaron la cabeza.- ¿Cómo es que estoy en mi habitación?
¿Y tú, cómo es que estás aquí conmigo? ¿Y Diana y Kelly? Sus padres estarán
histéricos, les prometí que estarían en casa como muy tarde a las tres ¿y qué
hora será? –Pregunté mirando el móvil para ver la hora y me quedé petrificada.-
Estoy muerta. Son las cinco y media... –Dije con voz entrecortada.
- Pues haber, la
fiesta todavía continúa, tú estás en tu habitación, porque ya estabas muy
cansada y decidiste venir, estoy contigo, porque me dijiste que me echabas de
menos y querías que te llevara a caballito hasta tu habitación y así fue y
ahora sí que vas a flipar. –Me dijo poniéndose encima de mí y haciéndome
cosquillas, él sabía que con las cosquillas no podía, ¡no podía!
- NO, JAJAJA, NO, AMOR, ¡PARA
YA! JAJAJAJA, QUE ME MEO ¡POR FAVOR! ¡¡AAAH!! JAJAJA NIALL HORAN, PARA, ¡PARA!
–Grité a todo pulmón mientras reía a carcajadas.- Niall James Horan Gallaguer,
no vuelvas a hacer eso. Sabes que no puedo con las cosquillas y menos, si me
las haces tú. –Dije intentado parecer enfadada pero las pequeñas risillas
restantes que salían de mi boca, delataban lo contrario. Tomé impulso y me puse
yo encima de él. Ya no me resistía más, le iba a besar y a romper una apuesta
con Diana. ¿Quién duraba más sin besar a su chico? Aunque ella no tenía ni
novio, ni rollo, ni nada… Por lo visto ella llevaba ventaja y toda la pista de
ganar. Nunca debí de haber aceptado la apuesta.
- O si no que, ¿eh? ¿Qué me
vas a hacer? ¿Eh? ¿Eh? –Me dijo picándome y si, lo había conseguido.
- Pues… Pues… Yo… –No me iba
a poder resistir más.- Yo… Niall por favor… –Supliqué.- Sabes que no pue… –No me
dio tiempo a terminar la frase y ya sentía que mi cuerpo deliraba. Me estaba
besando, y yo no podía reaccionar. Hacía tres días que no probaba esos labios,
tan perfectos. Los dos nos fundimos en ese beso largo y profundo, que
hacía que todas mis preocupaciones se fueran, hasta el estúpido dolor de
cabeza. Se apartó delicadamente y se quedó mirándome a los ojos mientras
acariciaba mi mejilla con el dedo índice. ¡Joder! ¿Cómo sabía que eso era lo
que me mataba? Me sumergí en esos preciosos ojos, de color esmeralda, podría
pasarme así, horas, días, meses, años... Toda una vida.
- ¿Por qué siempre lo haces? –Le
pregunté en un pequeño susurro.
- Lo siento, me dijiste que
no podíamos besarnos, pero no pude resistirme, pequeña. Pero... tú fuiste la
que hizo la apuesta, yo no. Además en esa apuesta, dice que tú eres la que no
me puede besar, en ningún lado, pone que yo no lo pueda hacer, así que, todavía
no está rota. –Me dijo abrazándome, un abrazo que me calentó, ya que estábamos
en pleno invierno.
- ¡Eso no! Jajaja. ¿Por qué
me miras de esa forma? –Le volví a preguntar lazándole una sonrisa, abrazándole
yo un más fuerte.
- Porque siento como tu
corazón se acelera, como tu respiración se entrecorta y tus mejillas se
enrojecen y… me gusta. –Dijo cautivándome totalmente.
- Niall una cosa. –Me miró y
asintió, como para que continuara hablando.- ¿Tú sabes cuánto te quiero? ¿Tú lo
sabes? ¿Tú sabes cuán perfecto eres? Yo creo que no... Y hay hasta veces que me
pregunto, ¿por qué yo? ¿Por qué fui yo la que tuvo la puta suerte de que te
fijaras en mí, habiendo millones de chicas? –Le susurré al oído con la voz
súper temblorosa.
- Yo te quiero mucho más. Y
no vuelvas a decir que soy perfecto, tengo demasiados defectos. –Dijo poniendo
los ojos en blanco.- Y simplemente creo que estábamos predestinados a estar
juntos. No lo sé... fue verte y saber que serias para mí, me robaste el corazón,
me hechizaste. ¿Te acuerdas la primera vez que nos vimos? –Me dijo mientras que
de uno de sus ojos se escapaba una pequeña lágrima. Esta situación estaba
siendo muy sentimental. Cada palabra que había salido de su boca era perfecta,
me hacía sentir mariposas en todo el maldito cuerpo.
- ¡Hey, no! Nialler. No, no
te pongas a llorar, por favor, eso sí que no lo puedo soportar. –Le dije
mientras le cogía la cara con mis dos manos y limpiaba sus lágrimas con los
pulgares. Yo era muy sentimental y de solo verle, ya estaba llorando. Nunca me
habían dicho cosas tan bonitas.
- Bueno, tienes razón,
pequeña. Mejor dejar de llorar, pero tú también eh... jajaja. Todavía no te he contado
lo de Diana y Kelly… –Me dijo volviendo al tema principal, volviendo a sonreír,
volviendo a ser otra vez el Niall que se ríe por todo, el Niall de siempre, Él.
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