*Narra Marta*
- Haré una llamada. –Les dije
alejándome un poco de ellas. Mientras que esperaba a que mi tía contestara, me
quedé observando como mis dos nuevas amigas conversaban y reían juntas. La cara
de Katia me resultaba tan familiar… Era como si la conociera de haberla visto
en cualquier otro lugar.
*Conversación telefónica*
- Rose: ¡Hola!
- Yo: ¡Hola tía! Mira, te quería
pregunt…
- Rose: Ahora estoy ocupada, deja tu
mensaje después de la señal.
*Fin de la conversación telefónica*
- Pff… ¿Y ahora qué hago? –Me
pregunté a mí misma después de resoplar. “Cualquier cosa o problema, no dudes
en avisarme enana.” Recordé las palabras de mi primo en la cabeza.
*Conversación telefónica*
- James: ¿Dónde estás enana?
- Yo: James, emm… ¿Si te pido una
cosa, te enfadas?
- James: No, dime. ¿Qué ha pasado?
Te estoy esperando donde acordamos, ¿estás bien?
- Yo: Si, sí, estoy bien. Es que mi
amiga me ha invitado a comer a su casa, para después irnos de shopping, ¿crees
que tu madre me dejará? Le he llamado, pero me salta el contestador…
- James: Ve con tus amigas, yo ya
aviso a Rose. Cuando termines, me dices donde estás para ir a recogerte, pero
por favor, no más tarde de las nueve, que tengo asuntos.
- Yo: Si, no te preocupes.
Muchísimas gracias James.
- James: No es nada, pásatelo bien,
diviértete.
- Yo: Jaja, gracias, adiós.
*Fin de la conversación telefónica*
- Vale, me dejan, pero mi primo pasa
a recogerme a las nueve. –Dije mientras me acercaba a ellas con una gran
sonrisa.
- Genial, entonces vamos a mi casa.
–Dijo Katia con tono alegre, continuando el camino.
Rumbo a casa de Katia, atravesamos
un precioso parque, cuyo suelo estaba plegado de hojas secas. Sobre las ramas
de los árboles solo se podía contemplar el rocío congelado. Respirar este aire
tan helado, hacía que me estremeciera entera, prefería mil veces el clima
tropical de mi país, pero esta nueva experiencia, no la cambiaba por nada.
Pensé que lo que peor llevaría sería introducirme en la pequeña sociedad que se
creaba en cada clase. Yo no era la típica chica que llegaba a un lugar y todos
sentían curiosidad por saber quién era, pero gracias a aquella voz saltarina
que me llamó tras una marabunta de gente y a sus amigas, fue todo lo contrario.
Me sentí acogida. Y eso es bueno, creo.
- Esperad un segundo, ahora vengo.
–Dijo Katia mientras abría la puerta de aquella casa tan grande y se metía
dentro.
- Es gigante tía… –Flipó Zaynab mientras
miraba hacia arriba observando la casa entera.
- Imagínate como será por dentro.
–Dije observando mí alrededor. Puede escuchar golpes secos que provenían de la
casa, uno detrás de otro. Aquel ruido rompió el silencio.
- No sé porque, pero tengo una sensación
de conocer a Katia de antes. Ósea, quiero decir, antes de verla por primera vez
en Madrid. –Me dijo Zaynab en tono bajo, como si se tratase de algo que no
llegaba a comprender del todo bien.
- Yo siento lo mismo, pero no de
conocerla, si no como de haberla visto en cualquier otro lado. –Le contesté de
la misma manera.
- Sí. No sé. Es algo raro.
–Enfatizó cada frase.
- ¿Qué cuchicheáis? Ya podéis
pasar, fui a guardar al perro, le encantan las visitas y se pone como loco.
–Nos dijo mientras abría la puerta y nos invitaba a pasar.
- Buah tía, que preciosa es tu
casa… –Dije observando los cuadros que colgaban de las paredes. Me llamó la
atención el color más vivo en forma de cuadrado en dos lugares diferentes, era
como si hubieran quitado los cuadros, dejando de nuevo la pared al descubierto.
- Bueno. –Llamó mi atención.- No
soy muy buena cocinera, pero sé hacer unas deliciosas pizzas. Mi toque especial
es sacarlas de la caja y ponerlas en el horno con mucho amor. –Rio entrando en
la cocina.
- Pues genial, me encanta la pizza.
–Dijo Zaynab acercándose mientras se frotaba las manos.
*Narra Katia*
- Joder, que ricas estaban. Va ser
verdad eso de que cuando comes con hambre, esta todo más rico. –Agradeció Marta
tragándose el último trozo de pizza.
- Tienes toda la razón. –Rio Zaynab
dándole un sorbo a su bebida.- Kat, ¿dónde vamos a ir? –Preguntó cambiando de
tema.
- Había pensado en ir al centro.
Vamos, aquí al lado. –Le respondí mientras recogía los platos de la mesa y me
dirigía a la cocina.
- Podrías hacernos de guía
turística. Indirecta muy directa. –Gritó Marta desde la mesa.
- Os hago las guías que queráis,
pero antes tenemos que comprar el vestido perfecto. –Dije volviendo a la mesa.
- ¿Perfecto? ¿Pero cómo hay que ir?
¿En plan elegante o putón? –Se giró Zaynab para preguntarme con un rostro
horrorizado; y la verdad, no sabía cómo responderla.
- ¿Una cosa… intermedia? –Preguntó
Marta rompiendo aquel silencio tan incómodo que se había creado hacia unos
segundos.
- Tiene que ser un modelito
elegante, pero a la vez cómodo, con el que puedas aguantar toda la noche.
–Respondí intentado recordar la última fiesta de Eleanor y Perrie.
- ¡¿Pero cómo que toda la noche?!
Aunque no lo parezca, soy pequeña y para ser persona por la mañana, aparte de
mi cola-cao matutino, necesito haber dormido nueve horas como mínimo. –Dijo
Marta poniendo cara aterrada.
- Anda exagerada… Además la fiesta
será el viernes, no tienes por qué preocuparte por levantarte temprano. –Le dijo
Zaynab con voz relajada.
- Si ya vas con ese pensamiento…
Mejor, no vayas. –Le advertí a Marta.- Las fiestas de Perrie y Ells son un
desfase. Son mundialmente conocidas como las “Party Hard of London”. –Dije con
voz de anuncio.
- Yo quiero una “Party Hard” con Zayn.
–Dijo Marta haciendo puchero.
- ¡Anda! ¿Y quién no? –Preguntó
Zaynab dando un pequeño golpe sobre la mesa.
- Ay que chicas… –Susurré llevándome
una mano a la frente mientras que negaba la cabeza con una sonrisa esbozada en
mi cara.
- Pues me estoy planteando si voy o
no voy. –Dijo Marta sacándome la lengua.
- Respect me, please. –Le respondí
con tono pijo.- Tienes que ir sí o sí. No puedes rechazar esta invitación así porque
sí. –Le dije poniéndome seria.
- ¿Y por qué? Ni que fuera tan
importante… –Farfulló Marta frunciendo el rostro.
- Es una tradición de la familia
Brooks. Toda esa familia ha pasado por la Music and Dramatic Art British
Academy. Los tíos y el padre las chicas hacían tres fiestas a lo largo del
curso. La primera era de iniciación, estaban invitados todos los del aula, y
era donde los “frikis” tenían la oportunidad de encajar en la sociedad de
clases que se crea en cada colegio. La segunda, era la de selección, asistían
los populares y solo invitaban a los que tenían alguna oportunidad de entrar en
aquel grupito. Y la tercera es conocida como “La purga”, se llama así porque eliminan
a todos los alumnos que piensen que no podrían encajar en su círculo. –Expliqué
detenidamente. Las caras de mis compañeras eran unos cuadros.- Los hermanos
mayores de las chicas también las hicieron y este año les toca a ellas. Pero a
ellas hacer eso les parece… cruel. Simplemente invitan a la gente que les cae
bien. No suelen invitar a los nuevos hasta que los conocen, ¡por eso tenéis que
aprovechar! –Continúe hablando pero sus rostros alucinados con las bocas
abiertas cual niño mirando la tele hicieron que riera tontamente.
- Son millonetis, ¿no? –Preguntó
Zaynab saliendo de su alucinación.
- La verdad es que sí. –Respondí
cerrando los ojos y asintiendo con la cabeza.
- Oye, una cosa, ¿son hermanas de
sangre? Porque Perrie es muy pálida, rubia y tiene los ojos súper azules y en
cambio Eleanor es más morena, castaña y con los ojos marrones verduzcos.
–Preguntó Marta totalmente confusa.
- Que va… La señora Brooks después
de pasar por un cáncer de útero, no pudo tener más hijos, y ella siempre quiso
tener chicas, por eso las adoptó. Ellas dicen que son gemelas, ya que nacieron
el mismo día y las adoptaron a la vez. –Dije aclarándole las dudas a Marta.
- Que coincidencia. –Musitó Zaynab.
- No hablemos más de coincidencias
por hoy… –Rio Marta cambiando de tema.
- Cierto, que hoy ya ha habido
suficientes. ¿Qué os parece si subimos y os termino de enseñar la casa? –Dije poniéndome
en pie y encaminándome hacia las escaleras.
Ellas me imitaron y las conduje
hasta la planta de arriba. Tuve la necesidad de mentirles, diciéndoles que la
habitación de mi hermano, era el cuarto donde guardábamos los trastos y que mi
madre tenía la llave guardada. Recé porque no se dieran cuenta del premio Brit
que adornaba el pasillo sobre una pequeña mesita. Tenía el estrés por los aires
y en aumento.
- Tía me quedo a vivir contigo. –Me
dijo Zaynab después de haberle enseñado toda la casa.
- Me harías mucha compañía, la
verdad... –Le dije mientras entrábamos en mí dormitorio.
- Kat, amo tu habitación. –Dijo
Zaynab investigándola con la mirada.- Y no creas que te lo digo en broma, voy
totalmente en serio.
- Es demasiado perfecta tía. –Dijo
Marta tocando los posters de la pared.
- Me costó mazo ponerlos todos y odio
cuando se despegan. –Reí mientras corrí a quitar mi foto besando a Niall de la
mesita de noche.
- ¿Qué escondes? –Me preguntó Zaynab
acercándose a mí.
- Emm... Nada. –Mentí.
- Trolas. Enséñanoslo. –Exigió
Marta sentándose en el borde de mi cama.
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