sábado, 6 de abril de 2013

Capítulo 16, “¿Qué pretendes?”

*Narra Kelly*

- ¿Hace cuánto dices que se fue Kat? –Me volvió a preguntar por duodécima vez Zayn mientras que encendía la última vela que nos quedaba y la ponía en la mesita de noche.
- ¡Hace una hora, pesado! –Le respondí a voz en grito.
- Ay… No me grites, que me siento indefenso. –Me dijo mientras que se escondía detrás de Diana, como si se tratase de un niño pequeño.
- ¡Pobrecito! Deja a mi nene en paz. –Me dijo Diana que se encontraba sentada en un sillón con todo defensor
- Tú Didy, menos con mi chica, eh… –Dijo Louis  que pasaba delante de ellos y le amenazaba con el dedo índice, de broma, para sentarse junto a mí en la cama.
- Zayn, no te preocupes por tu hermana, ya estará al volver. Además, no le pasará nada, se conoce muy bien este barrio, ¿no? –Le dije para tranquilizarle.
- Si, ya… ¡Si lo que más me desespera, es que no haya luz! –Exclamó y después farfulló unas palabras ininteligibles.
- Bueno Zayn, no te estreses… Ya dentro de poco volverá Kat y la luz. –Le dijo Diana mientras le daba un beso en el moflete. Pasaron unos minutos, totalmente en silencio, para que cayera la gota que colmaba el vaso. La pequeña vela se apagó.
- ¡PERO ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO! SOLO PIDO UN POCO DE LUZ. –Gritó Zayn un poco enfadado.
- ¡Tranquilízate ya, tío! –Le dijo Harry con tono comprensivo.
-¿Holi? –Escuché en un pequeño hilo de voz a Katia.
- Mira. Ya ha llegado la fea de tu novia, Niall. –Dijo Louis con tono gracioso.
- Habló aquí el orco, de feos. –Le respondió Zayn, empezando a chincharle.
- Jajajajaja. –Rio Niall con ganas.
- Basta ya. Todos sabemos que la más guapa soy yo. –Dijo Katia con tono creído mientras se dirigía al sillón dónde estaba Niall, para sentarse en su regazo.
- Esto no queda así, Zayn. –Dijo Louis con voz enfadada.
- ¿Qué ha pasado con la luz? Que habéis roto esta vez... –Preguntó Katia para después resoplar.
- La verdad es que esta vez, ellos no han hecho nada. Se fue así, de repente. –Le respondió Diana.
- Que rar... –Empezó a decir Katia, pero el esplendor de las luces, que por fin se encendían, nos cegó repentinamente.
- Solucionado. ¿Os hacen unas pizzas? –Preguntó Niall que se encontraba sonriente, a la vez que jugueteaba con el pelo de Katia.
- Por mi perfecto. ¡Peperoni! –Exclamó Zayn mientras que se dibujaba círculos con  la mano sobre su estómago.
- No podemos chicos, tendríamos que estar ya de camino al plató. –Dijo Liam mientras se ponía el abrigo.
- ¡Ay, es verdad! Pues vámonos. –Exclamó Harry que se estaba mirando en el espejo a la vez que hacía gestos muy extraños.
- ¿Qué haces con tu vida Harry? –Preguntó Diana mientras se reía alocadamente, haciendo que volviera la mirada a este.
- Intento poner caras feas para no ser tan guapo, ni adorable... ni tan sexy, pero no lo consigo. ¡Ayúdame! –Le suplicó Harry a Diana de forma cómica, mientras se ponía de rodillas en el suelo.
- ¡Hazza, para ya! No vas a conseguir ser tan adorable, ni guapo, ni mucho menos tan sexy como yo. Son cosas hereditarias y de genética... –Le dijo Zayn mientras se contenía la risa.
- Ah, claro, es verdad Harry, es lo que tiene llevar el apellido Malik, va acompañado de todo eso, pero no te preocupes, que tú eres muy simpático. –Le dijo Katia mientras no paraba de reírse, poniéndose colorada.
- Ja, ja, ja... Que graciosa la niña esta. –Le respondió a Katia mientras le sacaba la lengua. Parecían niños pequeños.
- Harry, retírate que te están dejado muy mal... –Intervino Liam, el cual ya se encontraba al lado de la puerta, dispuesto a salir.
- Ya, será lo mejor... Pero te digo lo mismo que Louis, esto no queda así Zayn y Katia, eh... –Dijo Harry mientras se cruzaba de brazos y se sentaba al lado de Louis, haciendo puchero y mirándonos con carita de cordero degollado, esperando a que le consoláramos.
- Pues yo no sé vosotros, si vais a ir a ese plató del que no nos habéis contado nada o si vais a montar en tricornio, pero yo me voy a la cafetería a comer algo, que si no, muero. ¿Alguien se viene? –Pregunté, esperando a que nadie accediera. Necesitaba hablar con Louis, sobre… Todo.
- Yo… no tengo hambre ahora, cenaré más tarde. –Dijo Katia mientras se ponía en pie, pero las manos de Niall la retuvieron cogiéndole de la cintura.- Anda, ve con ella cariño, estoy revuelta y un poco cansada... –Le dijo mientras le daba un beso en la frente. Mi absurdo “plan” a la mierda; se me había escapado el gran apetito que siempre tiene Niall.
- Yo también voy, que antes al subir he visto los postres y creo que se van a quedar sin tiramisú. –Dijo Diana relamiéndose, mientras se acercaba a Zayn, le decía algo al oído y seguidamente tiraba de su mano para que la acompañara, dirigiéndose a mi lado.
- Yo te acompaño. –Me dijo Louis después de ver cómo le atravesaba con la mirada que le estaba enviando. Rápidamente, salimos todos de la habitación.
- Bueno chicos, nosotros ahora os alcanzamos, que tenemos que hablar. –Les dije al ver que se alejaban por el pasillo mientras hablaban y reían.
- ¿Qué? ¿Por qué? ¿No íbamos a ir a cenar? –Preguntó Diana inocentemente. Al enviarle una mirada asesina, pude leer sus labios que me decían “Lo siento” y de inmediato, se daba media vuelta para seguir con su camino. Los chicos sin más dilación ni preguntas, la siguieron.
- ¿Qué pretendes? ¿Qué me muera de hambre? –Me preguntó Louis con voz enfadada pero con una media sonrisa pícara en la cara.
- ¿Y tú? ¿Qué pretendes tú? ¿Qué te deje ir así, sin más? –Le dije mientras le atraía hacia mí, cogiéndole por la espalda, haciendo que su peso cayera sobre mi e hiciera que me empotrara contra la pared.
- Aaah, ya sé lo que pretendes cuando me preguntas lo que pretendo, cuando ni yo sé lo que pretendes… –Me dijo entre pequeñas risas mientras rozaba su nariz con la mía.
- No sé… tu pretendías comer, ¿no? Entonces, ¿por qué no comemos? –Le respondí mientras me dirigía a la habitación 669 y tiraba de él por las trabillas de su pantalón.
- Perfecto, pero sabes que no me gustan las verduras… a excepción de las zanahorias, claro. Yo soy más de carne. Y a ti, ¿te gustan las zanahorias? –Me preguntó mientras me guiñaba un ojo y entrabamos en la habitación.
- Que salido estás Louis… Si te digo la verdad, yo soy más de fresas con nata o chocolate. –Le dije mientras le señalaba un pequeño carrito adornado con velas, donde había una bandeja con fresas, chocolate derretido, nata y una pequeña botella de vino con dos copas.
- ¿Yo, salido? Más que el pico de una mesa, Kells… –Me dijo mientras metía una fresa en el chocolate y la posaba en mis labios para que la mordiera.
- Pues me gusta que seas así. –Le respondí mientras me acercaba a el carrito y abría el vino lo más sutilmente que pude para servir en las dos copas.
- Mentirosa… –Me dijo mientras se acercaba a mí para coger su copa.
- ¿Yo, mentirosa? ¿Acaso te lo tengo que demostrar? –Le dije mientras le quitaba la copa a la que ni siquiera la había dado un sorbo, para tomármela yo de un tirón.
- Uy, qué malota… –Me dijo entrecerrando los ojos.
- Cállate. –Le respondí a la vez que le empujaba para tirarle en la gran cama, el quedando tumbado bocarriba, apoyado sobre sus codos. Mientras observaba su expresión, me fui desabrochando los pequeños botones de mi camisa.
- No te desnudes. –Me dijo mientras que de un pequeño impulso, tiró de mí hacia la cama, para quedar él, tumbado encima de mí.
- ¿Por qué? –Le pregunté mirándole incomprensiva.
- Porque quiero hacerlo yo. –Me respondió mientras unía nuestros labios en un delicado beso, y me apartaba las manos de la prenda de seda, para seguir el con su objetivo.
- Louis, aunque no lo parezca, estoy nerviosa. –Le dije al separarme de su boca mientras miraba esos profundos ojos azules a la luz de las velas.
- ¿Por qué? –Me preguntó mientras acomodaba mi alborotado pelo detrás de las orejas.
- Es que… Es que tú sabes que yo… Ya me entiendes. –Le dije mientras acariciaba su torso por encima de su ceñida camisa, que hacía que se le marcaran los músculos.
- Pues yo tengo miedo. –Me dijo cambiando totalmente el gesto de su cara.
- ¡Lo que me faltaba! Que me tuvieras miedo… –Le respondí mientras me reía exageradamente y me tapaba la cara con las manos.
- Mira que eres boba… –Dijo mientras cerraba los ojos y se reía silenciosamente.- Tengo miedo de que no sea como te esperas, de no cumplir tus expectativas. –Negó con la cabeza.
- ¿Qué expectativas? Tú serás mi primera expectativa y espero que la última. Además, sé que va a ser como me lo espero, porque va a ser justo con la persona a la que quiero, con la que me saca sonrisas sin porqués, tú. –Le dije esbozando una sonrisa.
- Eres perfecta… –Me susurró al oído haciéndome cosquillas.

Su respiración en mi cuello, hacía que todo mi cuerpo se estremeciera. Sus manos pasaron a arrancarme de un tirón la camisa, haciendo que salieran disparados los botones que faltaban por desabrochar mientras su boca me propinaba pequeños besos por el cuello, haciendo que mi respiración se entrecortara y mis latidos, se aceleraran. Recorrí con las manos su torso definido hasta toparme con sus pantalones, de los que me libré con bastante facilidad. Acto seguido, se quitó la camiseta, momento que yo aproveché para desabrocharme aquellos incómodos jeans y como pude fui bajándomelos, ayudándome de los pies. Nuestros besos cada vez se intensificaban más, haciendo que el deseo aumentara. Louis me cogió por la espalda y se dejó caer a mi lado, haciendo que rotáramos y que yo quedara encima de él. Planté por todo su pecho pequeños besos, bajando por su perfecto abdomen, hasta que me topé con el grueso elástico de sus boxers; levanté la mirada con una sonrisa complaciente, al notar el gran bulto que se escondía tras ellos. Sus rasgados ojos color océano, dilatados por la excitación, aquella media sonrisa que tanto me gustaba… Pff.
Solo éramos él y yo, envueltos en una fina sabana que nos proporcionaba cobijo, lo único que se interponía entre nosotros era nuestra piel. Miradas, dulzura, amor, pasión... Movimientos compenetrados acompasadamente que hacían que todo mi cuerpo vibrara y me dejara llevar, que me sintiera en el séptimo cielo, que me olvidara de absolutamente todo. Su cuerpo empezó a chocar contra el mío de forma más acelerada, haciendo que yo ya no fuera propietaria de mis acciones, que mi mente delirara ante tanto placer, que tuviera la necesidad de entrelazar mis dedos en su cabellera y que pequeños suspiros que salían desde mi fuero interno, se fueran intensificando hasta convertirse en gemidos que brotaban sin permiso por mi garganta y haciendo que con la respiración acelerada y los sentimientos a flor de piel, los dos llegáramos al orgasmo. Louis se recostó encima de mí entrecerrando los ojos.

- Tú sí que eres perfecto. –Dije en un susurro, rompiendo el silencio que reinaba en la habitación, mientras acariciaba su espalda.
- Te quiero. –Me respondió dándome un beso en la clavícula, para después volver a posar su cabeza en mi pecho.
- Yo más. –Dije casi sin fuerzas, en un pequeño hilo de voz, cerrando los párpados por el cansancio, pero el sonido de un fuerte golpe, hizo que me sobresaltara y que volviera a la realidad.
- ¿Tú también los has escuchado? ¿Qué ha sido eso? –Me preguntó Louis con tono de preocupación.
- No lo sé, pero ha sonado en el pasillo. –Dije poniendo cara de extrañada. Louis se levantó y se puso los boxers que divisó en la otra punta de la habitación.

- No salgas, ¡espérame! –Exclamé, a la vez que me envolvía por debajo de los brazos la sábana blanca. Mientras me ponía en pie, pude escuchar una leve voz detrás de la puerta que decía “Lo siento, de verdad...”. Esto me estaba dando mal rollo. Miré con cara de desesperación a Louis, mientras posaba mi mano en el picaporte dispuesta a abrir la puerta.

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