-
Bueno, bueno, tampoco es para tanto... No quiero que me regañéis, ni me digáis
que me precipité, porque no me arrepiento para nada, enserio. Ahora sé que de
verdad le quiero, y no es porque yo misma me lo imponga. –Nos dijo un poco
avergonzada mientras que jugaba con un mechón de pelo, al que no paraba de dar
vueltas.
-
Si no pensábamos regañarte... ¡Bienvenida a la familia, cariño! –Dije ya,
saliendo de mi asombro mientras que la enlazaba entre mis brazos y la
estrujaba. -Una cosa, así por encima... ¿Protección? –Le pregunté a Diana
mientras me separaba de su abrazo y elevaba una ceja.
-
...Claro. –Dijo levantándose de la cama, haciendo señas para que saliéramos de
la habitación.
-
¡Hey, que todavía queda que os cuente yo! –Dijo Kelly quedándose en la cama.
-
¿Te parece si hablamos de eso mientras damos un paseo por Madrid y nos tomamos
algo? –Le pregunté sonriente.
-
Perfecto. –Me contestó, mientras cogía el abrigo. Al salir, Kelly se quedó
mirado intrigada la habitación de al lado, la 669, y, como si se le hubiera
perdido algo ahí, fue a extender la mano para abrir la puerta.
-
¡Kelly! Venga porfis, tenemos hambre... Vamos a desayunar. –Dijo Diana exaltada
para llamar su atención, esta rápidamente se giró para reunirse otra vez con
nosotras.
El
caminar por el centro de Madrid, me recordaba a mi infancia, a esos momentos en
los que papá, mamá, Zayn y yo, siempre estábamos juntos. Por una parte echaba
de menos eso de estar unidos en familia, y por otra, me gustaba tener la
libertad que me habían dado hace tan solo unos meses. Para un día en pleno mes
de Enero en Madrid, era raro que hiciera un día soleado; podía notar como los
rayos de sol acariciaban mi rostro y el viento relajado movía mi pelo. Vi a un
niño y a una niña de unos seis años, caminar cogidos de la mano, y fue justo en
ese momento cuando tuve un deja vu,
que hacía que mis entrañas se removieran y me hicieran sentir incomoda. ¿Qué me
había pasado? Esta sensación no la había tenido nunca. Decidimos entrar al
Dunkin' Donuts para comprarles donuts a los chicos y desayunar un café.
-
Bueno Kelly, ¿qué es lo que nos tenías que contar? –Preguntó Diana mientras nos
sentábamos en unos pequeños sillones de colorines.
-
Mirad. –Respondió Kelly, sacándose del abrigo la carta que le había entregado
la recepcionista. En aquella arrugada hoja solo habían escritas unas simples
palabras: “Tu. Yo. Habitación 669... Piénsalo. Te quiero.”
-
Y esto significa que... –Dijo Diana como si no supiera de que iba la cosa.
-
¿Qué piensas hacer Kells? –Le pregunté mientras que le daba un sorbo al café,
haciendo que el ardor de mi garganta se intensificase.
-
Es que no lo sé... –Confesó Kelly, un poco abrumada.
-
Sea cual sea tu decisión, tienes que estar segura. Es algo que no se hace por
hacer. –Le advirtió Diana.
-
Mira Kelly, yo soy la menos apropiada para aconsejarte, ya que en estos
momentos la más experta es Diana. –Dije en tono gracioso para rebajar la
tensión.- Pero lo único que te puedo decir, es que hagas lo que te dice tu
corazón. Ya sé que esa frase está muy usada, pero a mí, me suele servir. –Continué,
con tono comprensivo.
-
Es que yo quiero, pero hay una cosa dentro de mí que me echa para atrás.
–Contestó Kelly después de beber.
-
Miedo. Esa cosa es miedo. Eso fue lo que me pasó a mí. –Dije cortando a Kelly
mientras que miraba mi café.
-
Ya... a ver, lo que he pensado, es ir a la habitación y si surge, perfecto, si
no, no pasa nada, dormimos juntitos. –Dijo Kelly como convenciéndose a sí
misma.
Nos
terminamos los cafés y salimos del establecimiento para seguir con nuestro
paseo. Entramos a varias tiendas, que fueron minuciosamente saqueadas por
nuestras tarjetas de crédito. No solo compramos cosas para nosotras, sino
también para nuestros amigos, a los que no veíamos desde el día de antes de la
fiesta. De tanto caminar nos terminaron doliendo los pies, por lo que decidimos
volver al hotel. Lo más seguro es que los chicos ya hubieran llegado. Al
atravesar la gran calle que por fin nos conducía al gran edificio nos cruzamos
con una persona de la que precisé de unos segundos para poder reconocerla.
-
¡Mamá! –Exclamé a la vez que giraba sobre mí, para correr tras de ella.
-
¡¿Katia, dónde vas?! –Gritaron a mis espaldas Kelly y Diana mientras llegaban a
la acera.
-¡Mamá!
¡¡Estoy aquí, soy Kat!! –Grité más fuerte, mientras que cogía a la señora por
el codo, para que quedara frente a mí.
-
¡Ah, cariño mío! Justo te estaba llamando para que nos pudiéramos ver. –Me dijo
mientras sacudía su mano delante de mí para que viera el móvil.
-
Ven aquí, tonta. Te he echado de menos. –Le dije mientras que la estrujaba en
un gran abrazo.
-
Yo también cariño... ¿Cuéntame, que tal el viaje? ¿Y tu hermano, no está
contigo? –Me preguntó mientras no paraba de besarme toda la cara.
-
Muy bien, todo genial. No sé dónde estará Zayn, supongo que ya habrá llegado al
hotel. ¿Te parece si vamos para allí y te cuento todo? –Le respondí tirando de
ella en dirección contraria a la que se dirigía.
-
Mejor vamos a mi apartamento y te lo enseño. –Me dijo como si no se tratase de
una opción.
-
Bueno, vale. –Dije no muy convencida.- ¿Se pueden venir las chicas? –Le pedí
permiso mientras que sacaba el móvil para enviarles un mensaje.
-
Como tú quieras hija. –Me dijo con una sonrisa en la cara.
-
Vale. –Le respondí de igual manera. Al desbloquear el móvil, vi que tenía un
mensaje.
*Mensaje
de Kelly*
Kat,
nos vamos al hotel, estamos muertas, después nos vemos. Mándale saludos a tu
mamá de parte de Diana y mía. Un beso :3
-¿Entonces...?
–Preguntó mi madre, esperando la respuesta de que si venían o no.
-
Se han ido al hotel, estaban muy cansadas. Te mandan saludos. –Le respondí
mientras guardaba el móvil.
-
Gracias. –Contestó mientras empezaba a caminar a su destino, tirando esta vez,
ella de mí.
Recorrimos
un par de calles, para entrar en un gran y lujoso portal; todo estaba decorado
a conciencia. Al subirnos al ascensor, dispuesto al mismo nivel decorativo, vi
que le daba al último piso. Si esto era así de “repipi”, no quería ver el piso.
Pero me confundí. La casa estaba totalmente desorganizada, con todo por medio.
-
Lo siento hija, todavía nos estamos instalando. –Me dijo con tono
despreocupado.
-
No es nada. –Le respondí entre risillas. Cerré la puerta como pude y me
encaminé al interior de la casa, con tal mala suerte que tropecé con una caja
de cartón y tiré al suelo todo su contenido.
-
¡Auch! Duele, duele, duele... –Susurré mientras que me frotaba la rodilla que
se había estampado contra el suelo.
-
Katia... ¿Estás bien? –Me preguntó mientras me ayudaba a incorporarme.
-
Si, mamá. –Le respondí mientras rápidamente empezaba a recoger el estropicio.
Cuadernos, libros, mas cuadernos... Todo iba de vuelta a la caja. Me detuve a
ver un bonito álbum de fotos que me llamo la atención. En la portada ponía en
letra grande y cursiva “Forever Young”.
Nunca recordaba haberlo visto antes. Empecé a ojearlo por encima; habían fotos
mías y de Diana y Kelly cuando éramos pequeñas, de cuando las conocí por
primera vez y en algunas también salía Zayn, de acopladillo, que ya miraba de
reojo a Diana, que gracioso. En la última página, había una foto mía, en la que
estaba cogida de la mano de un niño castaño con los ojos pardos.
-
¿Quién es mamá? –Le pregunté poniéndole la foto en la cara.
-
¿Eh? ¿Qué? Emm... ¿Por qué lo has abierto sin mi permiso? Son cosas privadas
Katia. –Me dijo con tono enfadado mientras me quitaba el álbum de las manos y
lo guardaba en la caja.
-
Lo siento... Solo sentí la curiosidad de verlo. Esta mañana iba por la calle
con Didy y Kells y vi a dos niños pequeños cogidos de la mano y tuve la
sensación de haberlo vivido yo antes, y al ver esta foto, me he sorprendido.
–Dije intentando explicarme.
-
Emm... Es un niño cualquiera, me gustó, hice la foto y la puse en el álbum,
nada más. –Me respondió agria.
-
Bueno, bueno. Mejor me voy, que las chicas me estarán esperando. –Ya se había
enfadado y si me quedaba, solo seria para sentirme incomoda, así que me despedí
de ella y me dirigí a la puerta.
-
Espera cariño, ¿No te quedas a cenar? –Me preguntó intentando cambiar de
expresión.
-
No gracias mamá, se me ha quitado el apetito. –Le dije mientras abría la puerta
y salía; antes de cerrar, le lancé un beso.
-
Te quiero. –Gritó al cerrar la puerta.
“Y
yo”, pensé. Salí de aquel edificio y eché a correr, hacia el hotel. A parte del
frío que hacía ya que había atardecido, y de que tenía unas ganas terribles de
verle porque quería disfrutar de los últimos momentos que estaría con el hasta
dentro de muchas semanas; correr me relajaba, hacía que no pensara en nada.
Pero esta vez no funcionó. ¿Qué le pasaba a mi madre? Ella no era nunca así de
borde y esquiva, y ponerse así por una simple foto... Esa foto es la que me
llevaba a esto, a rayarme la cabeza, ¿quién sería ese misterioso niño con el
que sentía una extraña conexión? Y lo peor era que no me acordaba de él en
absoluto, solo tenía en el interior una sensación de complicidad hacia él, nada
más, y eso, me intrigaba. Al entrar al hotel, la recepcionista me saludo con un
amble “Buenas noches, señorita Tomlinson”, a lo que le contesté con una
sonrisa, seguida de una gran carcajada, que al entrar en el ascensor, hizo que todos
me miraran mal. Había decidido que ni mi madre, ni una estúpida foto, ni malas
miradas, ni nada, me afectarían. Hoy no habría en mi rostro, ninguna facción de
descontento. Al salir del ascensor, me di cuenta de que todo estaba apagado,
cosa que me pareció extraña, me acerqué al interruptor, pero fue por gusto,
debido a que tras varios intentos, los pasillos no se iluminaban. Con la luz de
la pantalla del móvil, llegué de mala manera a la habitación. Todo era muy
extraño, la puerta estaba sobre encajada y solo tuve que empujarla levemente
para poder entrar.
Siguiientee!!! Cuando puedas cariño ^^
ResponderEliminarLo siento por responder después de tanto tiempo cielo... D:
ResponderEliminarParé la novela debido a que no tenia tiempo, pero ahora la estoy actualizando ya que la estoy subiendo a Wattpad: www.wattpad.com/KatiaKat1D y dentro de muy poco, prometo volver a subir mas capítulos :)
Un besazo Karla ♥