miércoles, 8 de mayo de 2013

Capítulo 18, “¿Sueño o realidad?”

Decidí no hacer nada, lo más seguro es que fueran Louis y Kelly. Me separé lentamente de la puerta y al dar un pequeño paso hacia atrás, me choqué con algo y caí, dándome un cabezazo contra el suelo. Me encontraba ahí, tumbada, inmóvil, la cabeza me daba vueltas, hacía un poco de frío. Costosamente logré entre abrir los ojos, el cielo estaba limpio, no había rastro de ninguna nube. ¿No estaba en el hotel? Como pude, me puse en pie tambaleándome y lo primero que visualicé, fue a mis padres cogidos de la mano paseando por la calle. Parecían más jóvenes que ahora…

- ¡Papá! –Dije mientras me acercaba a él con paso ligero.- ¿Mamá? ¡¡Hola!! –Grité aún más fuerte, pero hacían caso omiso. Al legar a su lado, puse la mano en el pecho de mi padre, pero él siguió su camino.- ¿Papá? –No hacían nada más que hablar entre ellos. Perecían felices, muy felices.
- Katia, cariño, vamos, no os quedéis atrás. –Dijo volviéndose con una sonrisa en la cara. Dirigí la mirada hacia donde él la tenía, y ahí estaba yo, con un vestido rosa y unas coletas que caían por mis hombros en forma de tirabuzones, jugando con el misterioso niño de la foto.

¿Qué era esto? ¿Un sueño? Tenía que serlo sí o sí. Dentro de todos mis recuerdos, ¿dónde se escondía aquel niño? ¡¿Dónde?! La niña corrió hasta alcanzar a mi padre que se encontraba esperándola en la otra calle y el niño que se había detenido cogiendo unas margaritas, la siguió, también corriendo, como si no pudieran estar separados. Cerré los ojos intentando analizar todo esto. De repente escuché un grito ahogado, lleno de dolor, que hizo que los abriera repentinamente. Vi a un coche alejarse rápidamente, a la niña arrodillada en el suelo, dándome la espalda, llorando, a mi madre consolándola y a mi padre gritando, desesperado mientras que hablaba por el móvil. Me acerqué como pude, cada vez me sentía más débil, me costaba caminar, las piernas no me obedecían. Llegué donde se encontraba mi madre y vi el pequeño cuerpo del niño tumbado en la acera, lleno de sangre y con el hombro desencajado de su sitio. Mi cerebro no era capaz de captar tanta información, todo estaba pasando muy deprisa. Caí de rodillas al pavimento quedando igual que la niña que se encontraba a mi lado. Mi corazón se comprimía dentro de mi pecho, haciendo que sintiera una presión; iba cada vez más y más lento, el aire que tomaba por la nariz, no hacía efecto y cada vez me costaba más respirar. Me derrumbé, otra vez en el suelo, cayendo de costado. Ya no escuchaba nada, ni llantos, ni gritos… Todo era insonoro. Los parpados me pesaban, luchaba para mantenerlos abiertos, pero era imposible. Frío. Oscuridad. Nada.

- Lo siento, de verdad… –Escuché una voz masculina con tono angustioso, que se encontraba arrodillado a mi lado. Otra vez intenté abrir los ojos, pero lo veía todo borroso.
- Es-espera. –Dije como pude mientras intentaba cogerle, pero me fue imposible, las manos me temblaban.
- Adiós. –Me dijo plantándome un beso en la frente mientras se levantaba y su figura emborronada se iba corriendo.
- ¿Katia? ¡¡Katia!! ¡¿Estás bien, qué te ha pasado?! –Escuché la voz alocada de Kelly que venía de la habitación que tenía enfrente. Giré la cabeza, todavía no podía ver del todo bien, pero pude definir su contorno rodeado de algo de color blanco y detrás de ella, a Louis. Después de sus gritos la puerta de la habitación de al lado se abrió, por donde salieron Harry y Liam. Rápidamente me cogieron en volandas y me metieron al cuarto, para tumbarme sobre la cama.
- Harry, baja a avisar a los chicos. Que suban ya. –Dijo Liam con voz autoritaria.- Y ustedes… es mejor que os vayáis a poner algo de ropa. –Le dijo a Kelly y a Louis mientras que negaba con la cabeza. En la habitación, solo quedamos él y yo.
- Liam, ¡Liam! Por favor necesito que me lleves al baño. –Le dije reaccionando ante todo. Las náuseas que tenía eran indescriptibles. Liam corriendo, me ayudó a ponerme en pie y me acompañó hasta este.- ¡Sal, por favor! –Le grité sin ganas.

Me apoyé con las manos en el filo del retrete. Nada más acercarme, arcada tras arcada, hacía que me sintiera mejor. No es que me hubiera sentado mal la comida, porque la verdad, tenía el estómago vacío, lo que estaba devolviendo, era bilis; esto, ya me había pasado antes, cuando me enfadaba muchísimo o cuando no me salían las cosas como quería.

- Cariño, ¿estás bien? –Escuché la voz de Niall que posaba su mano en mi espalda encorvada mientras me recogía el pelo hacia atrás.
- Niall, por favor vete, no hace falta que veas esto… –Le dije mientras ya, por fin, paraba de vomitar.
- No. Sabes que me tienes para todo, y todo es todo. Dime, ¿tú qué harías si me encuentras así? –Me preguntó mientras me ayudaba a incorporarme.
- Estaría contigo. –Le respondí mientras cogía el cepillo de dientes, para lavármelos.
- Pues ya está. ¿Te encuentras mejor? ¿Qué te ha pasado? –Me volvió a preguntar.
- Si, ya estoy mejor… No lo sé Niall, es que no sé qué coño me ha pasado, todo fue tan rápido… Creo que me desmayé. –Le respondí mientras me seguía cepillando los dientes.
- Cuando me han dicho que te encontraron tirada en el suelo, me he subido los siete pisos corriendo por las escaleras. – Me dijo mientras me abrazaba por detrás. Me enjuagué la boca con agua, para después echarme colutorio.
- Sabes que te daría un beso, pero es que acabo de vomitar, y la verdad no es que sea muy romántico.  –Le dije después de secarme la boca con una toalla.
- ¿Sabes? Me da igual. –Me respondió para después besarme delicadamente.- Mmm... Fresa. –Dijo son ton ni son. Mi cara era interrogante.- Me gusta el colutorio de fresa.
- Te quiero. – Le dije mientras le daba un abrazo.

Al salir del baño, todo fueron preguntas, para saber qué era lo que me había pasado y si me encontraba mejor. Por supuesto que no les contaría nada de lo del mensaje ni de ese sueño tan raro, solo quería olvidarlo y punto. Kelly y Louis, no me miraban a la cara y estaban totalmente sonrojados. Ya eran aproximadamente las ocho y media, por lo que íbamos justos de tiempo para llegar a ese plató del que tanto hablaban. Salimos corriendo para subirnos a un coche, esta vez mucho más grande, ya que entramos los siete, donde de nuevo, nos esperaba Paul. Antes de entrar al garaje del edificio, pasamos por delante de este, donde había una multitud de jóvenes con pancartas, apretujados entre sí. Era alucinante. Allí mismo, en el garaje, nos estaba esperando un señor, que nos dio la bienvenida alegremente, era el presentador del programa, su nombre era Pablo Motos, tenía la barba pelirroja aunque el, era castaño y era bajito, más o menos de mi estatura. Nos llevó a una pequeña sala, donde concordaron como sería la entrevista, para después llevarnos a otra un poco más grande, donde empezaron a maquillar y a peinar a los chicos.

-Tengo una idea. –Le susurré a Diana al oído.
- ¿Qué quieres hacer, loca? –Me preguntó, como si ya supusiera algo.
- Antes, hemos pasado delante de esa multitud de fans. ¿Os apetece ir a conocer a alguna? Haremos que somos entrevistadoras. –Pregunté por lo bajini mientras atraía a Kelly, que se encontraba quitándole la tirita de la nariz a Louis.
- ¡Oh, eso sería genial! –Dijo Kelly mientras daba saltitos de alegría.

Salimos de ahí por patas sin dar explicaciones. Paul que no se dio cuenta de nuestra huida, por lo que bajamos corriendo las escaleras y nos topamos con la puerta que daba al exterior. Al salir, vi miles de caras, unas sonriendo, otras llorando… Pero todas estaban aquí por lo mismo, para ver a sus ídolos. Había dos vallas de seguridad, Diana y Kelly se fueron a la derecha y yo a la izquierda. Todo esto era una pasada. Lo único que esperaba es que no me reconocieran.

- ¡Hola! Soy una entrevistadora del programa, y esas de ahí, son mis compañeras. –Le dije con una sonrisa, mientras señalaba a mis amigas, que se encontraban detrás de mí a una chica de pelo encrespado que lo tenía recogido en una coleta.
- ¡Ay! Que nervios. ¡HARRY TE AMO! –Empezó a gritar como posesa.
- Tranquila, esto no lo estamos grabando, es una entrevista escrita, para la página web del programa. ¿Qué es lo que más te gusta de One Direction? –Le pregunté mientras iba visualizando otra chica a quien preguntar.
- ¡TODO! ME ENCANTA TODO DE ELLOS ¡ESTAN TAN BUENOS…! –Me respondió otra vez gritando. De esta chica no iba a conseguir nada, solo el saber que le gustaba todo de ellos, no me bastaba, ¡además tenía alguna posibilidad de encontrar una chica para Liam o Harry! Y de repente vi a una chica de tez morena, alta… Era muy guapa.
- ¡Hey! Tú, la chica de pelo liso y morena. ¿Podrías acercarte a la valla, por favor? –Le pregunté elevando el tono de voz, ya que se encontraba un poco lejos. La chica se fue acercando como pudo entre la multitud, hasta que me alcanzó.- ¿Hola, cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? –Le volví a preguntar mientras que le daba dos besos en forma de saludo.
- Zaynab, tengo diecisiete. –Me respondió con los ojos llenos de lágrimas, digo yo que de alegría. Me sorprendió el parecido de su nombre con el de mi hermano.
- Curioso nombre. Se parece al de mí… al de Zayn, integrante de One Direction. ¿Qué es lo que te gusta de este grupo? –Le pregunté mientras miraba fijamente a esos enormes ojos achocolatados.
- Pff… Es que me encantan, ya no solo ellos, que son preciosos, si no su música, es perfecta, dicen unas cosas tan bonitas… Que cuando estoy deprimida o en cualquier momento, ¡me alegran el día! –Me respondió mientras ya echaba a llorar. Tenía un acento muy gracioso.
- Ay… No me llores, Zaynab por favor. –Le dije mientras le daba un abrazo con la valla de por medio. Ella me estrechó más fuerte y pude ver como su cuerpo temblaba.
- Bueno, ya paro, es que me emociono. –Suspira.- Tengo la sensación de que te conozco de algo… –Me dijo al oído para después separarse y secarse las lágrimas.
- Eso Zaynab, para de llorar, que hoy es un día especial, ¿no? A ver, cuéntame, ¿de dónde eres? Porque aquí, en Madrid, no tienen ese acento tan bonito que tienes. –Le pregunté con una sonrisa de complicidad.
- Vengo desde Las Palmas, solo para verles, ya sé que será muy poco tiempo, pero merece la pena. Haría esto y más por ellos. –Me respondió mientras veía que se le llenaban los ojos de lágrimas otra vez.
- Awww, que bonito. Bueno Zaynab, ahora tengo que hablar con más chicas, pero que sepas que me has caído genial. –Le dije mientras le robaba el boli que tenía en la mano y le apuntaba el número de mi móvil en el brazo y mi nombre.- Si quieres hablar alguna vez conmigo, ya sabes.
- Espera, que número tan raro. –Me dijo con cara extrañada.
- Es que soy de Londres. –Le dije a la vez que le devolvía el bolígrafo.
- ¡Ah! Yo… Bueno nada. Ya estamos hablando, ¡gracias! –Me dijo mientras que se despedía de mí con la mano.
- ¡Kat, ven aquí! –Me gritaron Kelly y Diana desde el otro lado.
- ¿Qué pasa? –Les pregunté cuando llegué donde ellas.
- Ya hemos preguntado a muchas. ¿Preguntamos a una más y volvemos? ¡Es que hace mucho frío! –Me dijo Diana en tono de súplica mientras me posaba sus congeladas manos en los mofletes.
- ¡Dios, estas helada! Venga vale, ¿pero a quién? –Dije mientras buscaba con la vista.
- A esa, a la chica rubia, la que está detrás de todo el mogollón de personas. –Dijo Kelly señalando al infinito.
- Así vamos mal… –Aunque me pusiera de puntillas no la localizaba.
- ¡Ya la veo! ¡Tú, la chica rubia de pelo liso! ¿Podrías venir, por favor? –Le gritó Diana a la chica.
-¡Ya voy! Es que no me dejan pasar... –Nos respondió a grito pelado mientras empujaba a todos, para llegar a su objetivo.- ¡Ya estoy aquí! –Dijo enseñándonos su preciosa sonrisa.
- Hola, ¿nos puedes decir cómo te llamas y tu edad? –Le preguntó Kelly mientras la analizaba con la mirada.
- Me llamo Marta y tengo quince años. –Respondió sin parar de sonreír y de dar pequeños saltos con los talones.
-¿Estas nerviosa? Dime, ¿eres de Madrid, o vienes de otro sitio? –Le preguntó esta vez Diana.
- ¿Nerviosa? Estar nerviosa es poco. Estoy que si me tocas me desmayo; imagínate entonces, cuando salgan los chicos por la ventana a saludarnos, creo que me muero. Soy de Elche, he venido desde ahí, solo para verles. Estoy emocionadísima y tengo tantas ganas de verles que les he hecho unas cartas, dentro del sobre, cada uno tiene un regalo, pero no sé si llegaran a leerlas… A ver si tengo algo de suerte y llego a entregárselas, a si sabrían lo mucho que me importan y lo que me han ayudado, y que no soy una simple fan, que yo estoy con ellos, pase lo que pase, soy y seré Directioner para siempre. –Dijo soltando las palabras de un tirón, casi sin parar a tomar una bocanada de aire. Cada vez que sonreía, se le marcaban más los hoyuelos y se le enrojecían más los pómulos. Esta chica, era una monada.
- Bueno, con todo lo que nos has dicho, creo que no nos quedan más preguntas. Bueno, de repente… ¿Te gustaría que los chicos recibieran las cartas? Nosotras intentamos dárselas y si no, te las devolvemos, ¿tienes un boli o algo con qué escribir? –Marta asintió entregándome un bolígrafo de color rosa.- Mira te dejo mi número y el Twitter de estas dos, ¿vale cielo? –Le dije mientras que se lo escribía en un pequeño trozo de papel que me encontré en el suelo.
- Vale, muchísimas gracias chicas. Enserio, gracias. Oye, una cosa, vosotras tampoco sois de aquí, ¿no? Tenéis un acento raro. –Nos dijo entrecerrando los ojos mientras nos entregaba los cinco sobres.
- Jajaja, no Marta, nosotras somos de Gran Bretaña, de Londres. –Le respondió Diana mientras que cogía las cartas y las guardaba en su bolso.
- ¿Enserio? ¡Qué fuerte! Pues espero veros pronto, estamos en contacto. De verdad, muchísimas gracias por todo. –Nos dijo mandándonos un beso con la mano.


Nos despedimos de Marta y nos dirigimos hacia la entrada del edificio, donde se encontraba Paul con cara de desesperación, supongo por habernos perdido la pista. Al entrar nos regañó, pero haber “conocido” a esas Directioners lo compensaba todo un poco. Cuando las vi, sentí que conectamos muy rápidamente, solo esperaba que me hablaran por WhatsApp para no perder el contacto. Paul nos llevó hasta donde se encontraban los chicos, que ya estaban listos, para salir al plató, en tan solo unos escasos minutos. Les deseamos suerte y les dijimos que no hicieran travesuras, aunque sabíamos que eso no funcionaría… A la llamada de Pablo, los chicos salieron eufóricos al plató y los gritos desenfrenados del público hicieron que necesitara taparme los oídos. El programa transcurría genial. Pablo llamó a un copresentador que dedicaba su sección a la ciencia, y por supuesto los chicos la liaron parda… Se comportaban como ellos eran realmente, lo cual me sacaba una sonrisa. Cuando el programa terminó, volvimos al garaje para ya regresar al hotel. A Paul le costó salir de este, ya que ahora la multitud de fans se encontraba ahí, menos mal que había personal de seguridad que controlaban aquel terrible descontrol; lo que más me preocupaba, es que alguna fan saliera herida, esto era muy peligroso. Al llegar al hotel, cogimos nuestras cosas para, seguidamente, ir al aeropuerto y volver por fin a la asquerosa rutina de siempre que tendríamos que sobrellevar sin la compañía de los chicos, que nos alegraban la vida día a día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario