- Encantada Katia. –Me dijo con una
sonrisa en la cara, mientras aceptaba mi mano y la agitaba con seguridad de
arriba abajo, para después guiñarme un ojo.
- Ma-marta. –Tartamudeé e intenté
cambiar mi cara de incomprensión.
- Bueno, continúo. La señorita Moreno tendría que cursar cuarto grado, pero como ya te había dicho, por sus altas calificaciones, después de haberla tomado un examen de mucho nivel y ella haberlo aprobado, el claustro y el director, hemos decidido darle el certificado de GCSE, así que puede pasar a primer curso de A-Levels sin problema. Ya que a partir de ahora pasareis mucho tiempo juntas en horario escolar, espero que puedas ayudarla con cualquier duda, ya que creo que eres la más adecuada como para solucionárselas. –Explicó sin pausa mientras arrastraba hacia a mí un folio azulado sobre la mesa. Se trataba del expediente académico de Marta. Todo completamente limpio, tres matrículas de honor y el resto dieces, exceptuando un 9.75 en análisis sintáctico.
- No es necesario que me muestre esto, lo haré con mucho gusto. –Le respondí a la profesora mientras me levantaba de la silla.
- Perfecto, muchas gracias Katia. Ahora podéis regresar a clase. Tomad vuestros justificantes de retraso. –Nos entregó a cada una, una pequeña hoja con los minutos de inasistencia a clase, acompañado de su horrorosa firma.
- Hasta luego. –Dijimos a la vez mientras salimos del despacho.
Expulsé todo el aire que tenía en los pulmones y volví a coger más, mientras dejaba que mi espalda resbalara por la pared, hasta rozar con el suelo. Mi cabeza no daba crédito a… todo esto. Era coincidencia que Zaynab estuviera aquí, pero ya tenía que ser demasiada coincidencia que Marta también estudiara aquí y mucha más, que cursara el mismo grado que yo.
- No te alegras de verme, ¿verdad? –Me dijo mientras se sentaba a lo indio a mi lado. La miré y me acerqué a ella para rodearla con mis brazos.
- Es que esto es imposible, todavía sigo sin creérmelo… ¡Claro que me alegro de verte! –Dije aplastándola levemente entre mis brazos.
- Intenté hablarte, porque me caíste genial, pero perdí tu número. En serio, te estaré agradecida eternamente, nadie había hecho lo que tú hiciste por mí. Mil gracias en serio. –Ahora ella me apretujo más a mí y sentí como su respiración se entrecortaba.
- No te le me vayas a poner a llorar, eh… –Le dije mientras me separaba de ella y posaba mis manos sobre sus hombros. Mi cerebro se puso a analizar sus agradecimientos. ¿A qué se deberían?
- Jo, Katia. –Se secó las lágrimas.- ¿Viste la foto que subieron los chicos a Twitter y a Instagram ayer por la noche? –Me preguntó mientras buscaba en su mochila.
- ¿Qué foto? –Pregunté intrigada. Me dispuse a buscar mi móvil en el doblez de la cintura de mi falda, pero no lo encontré. Era el único lugar donde lo guardaba.- Mierda, me lo he olvidado en casa. –Dije en un susurro casi inaudible.
- ¡Mira! –Puso la pantalla de su móvil en frente de mis ojos, y ahí estaba la foto que me debía mi hermano. Estaban los cinco sonrientes enseñando en sus muñecas las pulseras que le había hecho Marta. Cogí el móvil entre mis manos, para poder leer el mensaje que acompañaba a la foto. Harry había citado el tweet de Liam, “@Real_Liam_Payne: Muchísimas gracias a @martasm_ por las cartas y las preciosas pulseras. ¡Pronto volveremos a Españaaaaa!”
- Oh… Que monos. –Dije poniéndome una mano en el moflete mientras seguía contemplando la foto.
- ¡Sigo teniendo Heart Attacks cada vez que lo vuelvo a recordar! –Elevó la voz, eufórica.
- Me alegra mucho ver esa sonrisa. Solo hice lo que estaba en mis manos. –Dije lo más sincera que pude.- Será mejor que vayamos a clase, se nos ha pasado bastante el tiempo, tendremos que poner una buena excusa. –Cambié de tema mientras la ayudaba a ponerse en pie para dirigirnos a clase.
Por suerte la señorita Manhattan no asistió a clase y no tuvimos replica alguna por la tardanza. En la media hora libre que nos quedó, presente a Marta a la clase entera y después me uní con nuestro grupo, que se encontraban sentados en el suelo.
- Esto de que estéis aquí, es genial chicas. –Dijo Kelly achuchando a Marta.
- Si, la verdad es que presiento que este año junto a vosotras será fantástico. –Entonó contenta Diana mientras me hacía un hueco a su lado para que me pudiera sentar.
- Chicas, el viernes hay fiesta en casas de Danielle por nuestro cumpleaños. ¡Y por supuestísimo que estáis invitadas! –Exclamó Eleanor pasándole un brazo por los hombros a su hermana.
- Y por supuestísimo que vamos a ir todos. –Recalqué la última palabra y señalé a cada uno de los presentes en el corro.
- Yo lo siento chicas, sabéis que me encantaría ir, pero tengo que ir hasta Glasgow para el cumpleaños de mi abuela. Ya sabéis, cosas familiares… –Se disculpó Gonzalo poniendo cara de pena.
- Jo, pues nada. Pero el resto tenemos que ir sí o sí. ¿Va? –Pregunté firme, esperando respuesta alguna.
- Va. –Me respondió Kelly poniéndome morritos.
- Pues habrá que ir de compras, porque al menos a mí no me queda nada y además hay que comprar los regalos de las chicas. –Dijo Diana mientras se ponía en pie.- Esta tarde, a las seis, donde siempre. –Sentenció mientras cruzaba el umbral de la puerta. Parecía apresurada y tenía mala cara.
- ¿A dónde irá? –Me pregunté a mi misma frunciendo el ceño.
- Al baño. –Me respondió Kelly, a lo que le respondí con una mirada aún más interrogante.- Gastroenteritis.
Las horas transcurrieron con normalidad, excepto por el ajetreo que hubo en el recreo y entre clase y clase. Al parecer ahora, todos sentían curiosidad por conocer a las nuevas compañeras, o como las llamaban ellos, a “Las Spanish”. Me daba gracia, ya que se habían ganado su mote nada más llegar. Me resultaba un poco agobiante estar rodeada de tanta gente. Se acercaban a nuestro grupo hasta chicos de cursos menores. Supongo que lo nuevo, siempre llama la atención. Hoy era el último día de recuperaciones. Informática y Danza a penúltima y última hora respectivamente, y ya que no tenía que recuperar ninguna de ellas, podía salir antes.
- Tss, ¡tss! –James intentó llamar mi atención, pero pasé de él y seguí haciendo los ejercicios de inecuaciones.- ¡Mira en tu estuche! –Exclamó en un susurro. Levanté la mirada y le maté con ella. En un movimiento ágil, cogí el pequeño trozo de papel que me había dejado en el estuche, lo desdoblé disimuladamente y leí: “Quedan diez minutos para irnos.”
- Eso me lo podrías haber dicho con la boca. –Le dije borde en la voz baja.
- Ya, pero es que reservo mi boca para otras cosas. –Me respondió con tono meloso, subiendo y bajando las cejas.
- Está bien eso de que dejes que te den puñetazos en la boca. Alguna vez me podrías dejar darte alguno. Por fis. –Le dije sarcástica.
- Agresiva. –Dijo seco.
- Pesado. –Le respondí volviendo de lleno a mis ejercicios.
- Sé que me quieres. –Me acusó.
- Si, en la mesa de la otra esquina. –Me posé la mano sobre la boca, para evitar que pudiera salir de ella risa alguna.
- Si, estaría bien… Al lado de la nueva. –Giró la cabeza para mirarla y segundos después volverse otra vez hacia a mi.- La canaria esta buena. –Me susurró al oído haciéndome cosquillas.
- Si tío, me la follaría, jaja. –Dije poniendo voz de chico.
- ¡Hala! ¡¡Todo el día pensando en lo mismo!! –Imitó la voz de una chica mientras lo acompañaba con un movimiento de manos extravagante.
- Para ya bobo, que parece que te está dando una crisis epiléptica. –Reí ya elevando un poco el tono y dándole un toque en el hombro. Podía sentir como las otras clases arrastraban las sillas y empezaban a armar jaleo en el pasillo.
- Podéis salir. –Más que un permiso parecía una orden. La señorita Brookling cogió sus libros de matemáticas y se largó sin decir ni una palabra más. Recogí mis cosas de la mesa y fui hasta donde se encontraban Kelly y Diana haciendo lo mismo.
- ¿Estás bien? Te veo con mala cara. –Le pregunté a Diana mientras caminábamos por el pasillo entre una multitud de adolescentes.
- Si, bueno, más o menos. Estoy revuelta. –Me respondió mientras se frotaba la tripa en círculos.- No debí comer melón y leche a la vez… Pero se me antojó. –Me dijo con tono gracioso.
- Si es que de verdad… –Reí con ganas mientras bajábamos las escaleras.
- Quedamos a las seis en el Starbucks. –Dijo Kelly alcanzándonos. Tiró de ella y corrieron hasta el coche del padre de Diana, que se hallaba en la otra acera, esperándolas con el motor en marcha. Alcé la mano para saludarle y él me correspondió de igual manera. Me quedé esperando a Marta y a Zaynab bajo el hall de la entrada.
- ¡Chicas! –Exclamé al verlas salir por la puerta.- Os estaba esperando. –Dije mientras echábamos a caminar juntas.- Quedamos en el Starbucks a las seis, ¿sabéis dónde está? –Pregunté girándome para poder verlas a las dos, caminando hacia atrás.
- Yo no sé ir, acabo de llegar ayer, jaja. –Me respondió Zaynab.
- Igual que yo. Además, vivo a media hora de aquí en coche, dudo que mi tía me quiera traer de nuevo hasta aquí. –Dijo Marta resoplando
- ¿Y qué os parece… si os quedáis a comer en mi casa y de ahí nos vamos de compras? –Les pregunté juntando las manos en forma de súplica
- Por mi perfecto. Lo único que no puedo llegar a mi habitación más tarde de las diez. –Dijo Zaynab poniéndose a mi lado, colocando las manos al igual que yo.
- Haré una llamada. –Nos dijo Marta cogiendo el móvil mientras se apoyaba en una valla. En pocos minutos se acercó a nosotras.- Vale, me dejan, pero mi primo pasa a recogerme a las nueve. –Dijo saltando de alegría.
- Genial, entonces vamos a mi casa. –Dije finalmente con una sonrisa en la cara.
- Bueno, continúo. La señorita Moreno tendría que cursar cuarto grado, pero como ya te había dicho, por sus altas calificaciones, después de haberla tomado un examen de mucho nivel y ella haberlo aprobado, el claustro y el director, hemos decidido darle el certificado de GCSE, así que puede pasar a primer curso de A-Levels sin problema. Ya que a partir de ahora pasareis mucho tiempo juntas en horario escolar, espero que puedas ayudarla con cualquier duda, ya que creo que eres la más adecuada como para solucionárselas. –Explicó sin pausa mientras arrastraba hacia a mí un folio azulado sobre la mesa. Se trataba del expediente académico de Marta. Todo completamente limpio, tres matrículas de honor y el resto dieces, exceptuando un 9.75 en análisis sintáctico.
- No es necesario que me muestre esto, lo haré con mucho gusto. –Le respondí a la profesora mientras me levantaba de la silla.
- Perfecto, muchas gracias Katia. Ahora podéis regresar a clase. Tomad vuestros justificantes de retraso. –Nos entregó a cada una, una pequeña hoja con los minutos de inasistencia a clase, acompañado de su horrorosa firma.
- Hasta luego. –Dijimos a la vez mientras salimos del despacho.
Expulsé todo el aire que tenía en los pulmones y volví a coger más, mientras dejaba que mi espalda resbalara por la pared, hasta rozar con el suelo. Mi cabeza no daba crédito a… todo esto. Era coincidencia que Zaynab estuviera aquí, pero ya tenía que ser demasiada coincidencia que Marta también estudiara aquí y mucha más, que cursara el mismo grado que yo.
- No te alegras de verme, ¿verdad? –Me dijo mientras se sentaba a lo indio a mi lado. La miré y me acerqué a ella para rodearla con mis brazos.
- Es que esto es imposible, todavía sigo sin creérmelo… ¡Claro que me alegro de verte! –Dije aplastándola levemente entre mis brazos.
- Intenté hablarte, porque me caíste genial, pero perdí tu número. En serio, te estaré agradecida eternamente, nadie había hecho lo que tú hiciste por mí. Mil gracias en serio. –Ahora ella me apretujo más a mí y sentí como su respiración se entrecortaba.
- No te le me vayas a poner a llorar, eh… –Le dije mientras me separaba de ella y posaba mis manos sobre sus hombros. Mi cerebro se puso a analizar sus agradecimientos. ¿A qué se deberían?
- Jo, Katia. –Se secó las lágrimas.- ¿Viste la foto que subieron los chicos a Twitter y a Instagram ayer por la noche? –Me preguntó mientras buscaba en su mochila.
- ¿Qué foto? –Pregunté intrigada. Me dispuse a buscar mi móvil en el doblez de la cintura de mi falda, pero no lo encontré. Era el único lugar donde lo guardaba.- Mierda, me lo he olvidado en casa. –Dije en un susurro casi inaudible.
- ¡Mira! –Puso la pantalla de su móvil en frente de mis ojos, y ahí estaba la foto que me debía mi hermano. Estaban los cinco sonrientes enseñando en sus muñecas las pulseras que le había hecho Marta. Cogí el móvil entre mis manos, para poder leer el mensaje que acompañaba a la foto. Harry había citado el tweet de Liam, “@Real_Liam_Payne: Muchísimas gracias a @martasm_ por las cartas y las preciosas pulseras. ¡Pronto volveremos a Españaaaaa!”
- Oh… Que monos. –Dije poniéndome una mano en el moflete mientras seguía contemplando la foto.
- ¡Sigo teniendo Heart Attacks cada vez que lo vuelvo a recordar! –Elevó la voz, eufórica.
- Me alegra mucho ver esa sonrisa. Solo hice lo que estaba en mis manos. –Dije lo más sincera que pude.- Será mejor que vayamos a clase, se nos ha pasado bastante el tiempo, tendremos que poner una buena excusa. –Cambié de tema mientras la ayudaba a ponerse en pie para dirigirnos a clase.
Por suerte la señorita Manhattan no asistió a clase y no tuvimos replica alguna por la tardanza. En la media hora libre que nos quedó, presente a Marta a la clase entera y después me uní con nuestro grupo, que se encontraban sentados en el suelo.
- Esto de que estéis aquí, es genial chicas. –Dijo Kelly achuchando a Marta.
- Si, la verdad es que presiento que este año junto a vosotras será fantástico. –Entonó contenta Diana mientras me hacía un hueco a su lado para que me pudiera sentar.
- Chicas, el viernes hay fiesta en casas de Danielle por nuestro cumpleaños. ¡Y por supuestísimo que estáis invitadas! –Exclamó Eleanor pasándole un brazo por los hombros a su hermana.
- Y por supuestísimo que vamos a ir todos. –Recalqué la última palabra y señalé a cada uno de los presentes en el corro.
- Yo lo siento chicas, sabéis que me encantaría ir, pero tengo que ir hasta Glasgow para el cumpleaños de mi abuela. Ya sabéis, cosas familiares… –Se disculpó Gonzalo poniendo cara de pena.
- Jo, pues nada. Pero el resto tenemos que ir sí o sí. ¿Va? –Pregunté firme, esperando respuesta alguna.
- Va. –Me respondió Kelly poniéndome morritos.
- Pues habrá que ir de compras, porque al menos a mí no me queda nada y además hay que comprar los regalos de las chicas. –Dijo Diana mientras se ponía en pie.- Esta tarde, a las seis, donde siempre. –Sentenció mientras cruzaba el umbral de la puerta. Parecía apresurada y tenía mala cara.
- ¿A dónde irá? –Me pregunté a mi misma frunciendo el ceño.
- Al baño. –Me respondió Kelly, a lo que le respondí con una mirada aún más interrogante.- Gastroenteritis.
Las horas transcurrieron con normalidad, excepto por el ajetreo que hubo en el recreo y entre clase y clase. Al parecer ahora, todos sentían curiosidad por conocer a las nuevas compañeras, o como las llamaban ellos, a “Las Spanish”. Me daba gracia, ya que se habían ganado su mote nada más llegar. Me resultaba un poco agobiante estar rodeada de tanta gente. Se acercaban a nuestro grupo hasta chicos de cursos menores. Supongo que lo nuevo, siempre llama la atención. Hoy era el último día de recuperaciones. Informática y Danza a penúltima y última hora respectivamente, y ya que no tenía que recuperar ninguna de ellas, podía salir antes.
- Tss, ¡tss! –James intentó llamar mi atención, pero pasé de él y seguí haciendo los ejercicios de inecuaciones.- ¡Mira en tu estuche! –Exclamó en un susurro. Levanté la mirada y le maté con ella. En un movimiento ágil, cogí el pequeño trozo de papel que me había dejado en el estuche, lo desdoblé disimuladamente y leí: “Quedan diez minutos para irnos.”
- Eso me lo podrías haber dicho con la boca. –Le dije borde en la voz baja.
- Ya, pero es que reservo mi boca para otras cosas. –Me respondió con tono meloso, subiendo y bajando las cejas.
- Está bien eso de que dejes que te den puñetazos en la boca. Alguna vez me podrías dejar darte alguno. Por fis. –Le dije sarcástica.
- Agresiva. –Dijo seco.
- Pesado. –Le respondí volviendo de lleno a mis ejercicios.
- Sé que me quieres. –Me acusó.
- Si, en la mesa de la otra esquina. –Me posé la mano sobre la boca, para evitar que pudiera salir de ella risa alguna.
- Si, estaría bien… Al lado de la nueva. –Giró la cabeza para mirarla y segundos después volverse otra vez hacia a mi.- La canaria esta buena. –Me susurró al oído haciéndome cosquillas.
- Si tío, me la follaría, jaja. –Dije poniendo voz de chico.
- ¡Hala! ¡¡Todo el día pensando en lo mismo!! –Imitó la voz de una chica mientras lo acompañaba con un movimiento de manos extravagante.
- Para ya bobo, que parece que te está dando una crisis epiléptica. –Reí ya elevando un poco el tono y dándole un toque en el hombro. Podía sentir como las otras clases arrastraban las sillas y empezaban a armar jaleo en el pasillo.
- Podéis salir. –Más que un permiso parecía una orden. La señorita Brookling cogió sus libros de matemáticas y se largó sin decir ni una palabra más. Recogí mis cosas de la mesa y fui hasta donde se encontraban Kelly y Diana haciendo lo mismo.
- ¿Estás bien? Te veo con mala cara. –Le pregunté a Diana mientras caminábamos por el pasillo entre una multitud de adolescentes.
- Si, bueno, más o menos. Estoy revuelta. –Me respondió mientras se frotaba la tripa en círculos.- No debí comer melón y leche a la vez… Pero se me antojó. –Me dijo con tono gracioso.
- Si es que de verdad… –Reí con ganas mientras bajábamos las escaleras.
- Quedamos a las seis en el Starbucks. –Dijo Kelly alcanzándonos. Tiró de ella y corrieron hasta el coche del padre de Diana, que se hallaba en la otra acera, esperándolas con el motor en marcha. Alcé la mano para saludarle y él me correspondió de igual manera. Me quedé esperando a Marta y a Zaynab bajo el hall de la entrada.
- ¡Chicas! –Exclamé al verlas salir por la puerta.- Os estaba esperando. –Dije mientras echábamos a caminar juntas.- Quedamos en el Starbucks a las seis, ¿sabéis dónde está? –Pregunté girándome para poder verlas a las dos, caminando hacia atrás.
- Yo no sé ir, acabo de llegar ayer, jaja. –Me respondió Zaynab.
- Igual que yo. Además, vivo a media hora de aquí en coche, dudo que mi tía me quiera traer de nuevo hasta aquí. –Dijo Marta resoplando
- ¿Y qué os parece… si os quedáis a comer en mi casa y de ahí nos vamos de compras? –Les pregunté juntando las manos en forma de súplica
- Por mi perfecto. Lo único que no puedo llegar a mi habitación más tarde de las diez. –Dijo Zaynab poniéndose a mi lado, colocando las manos al igual que yo.
- Haré una llamada. –Nos dijo Marta cogiendo el móvil mientras se apoyaba en una valla. En pocos minutos se acercó a nosotras.- Vale, me dejan, pero mi primo pasa a recogerme a las nueve. –Dijo saltando de alegría.
- Genial, entonces vamos a mi casa. –Dije finalmente con una sonrisa en la cara.