jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo 22, “La clase de física”

La tarde en casa fue agotadora, después de comer y entregarles los regalos a Perrie, Danielle y a Gonzalo, jugamos al Just Dance en la Wii. La habilidad que tenían para bailar, me impresionaba, en cambio yo parecía un pato mareado sin rumbo, con un mando enganchado en la muñeca. Después salimos a dar una vuelta para ver tiendas por el centro, pero el viento frío y congelador, hizo que decidiéramos irnos cada uno a su casa.
Al llegar, me topé con Mofo tumbado en el felpudo de la entrada, esperándome. Me sentía mal por no haberle dado casi ningún gesto afectivo, pero todo esto me pilló de sorpresa, así que le cargué por las patas y me lo llevé a mi habitación, donde me puse el pijama para estar más cómoda y poder jugar más a gusto con el perrito.

- Pequeñito, que bonito que eres... Lo siento por lo de esta mañana, ¡pero me diste un buen susto! Mañana cuando venga del instituto, te traeré una correa y un collarín con una placa con tu nombre por si te pierdes, comida de perro y cuencos para que puedas comer. –Le dije mientras acariciaba su lomo, para después rascarle el cuello con energía, lo que hizo que pasara de un estado tranquilo y sosegado a uno eufórico y juguetón.- ¡Ay Mofo, no me muerdas el pelo! –Repentinamente paró y puso las orejas hacia arriba, mirando hacia la ventana, lo que hizo que yo también dirigiera la mirada hacia ahí.- ¿Qué pasa Mofo? –Segundos después sonó el timbre. Me levanté de la cama y me dirigí a bajar las escaleras para abrir la puerta.- No te muevas de ahí bola de pelos, eh... –Corrí para abrir rápidamente la puerta.
- ¿Intentas que te tenga miedo? –Le pregunté entrecerrando los ojos, extrañada.
- Que va... Tan solo asustarte. –Me respondió mientras dejaba ver media sonrisa en sus labios.
- Pues creo que te estas esforzando y lo estas consiguiendo. ¿Qué haces aquí? ¿Acosarme? –Le pregunté mientras me cruzaba de brazos, apoyándome en el marco de la puerta.
- Oye Kat, te lo tienes muy creído, ¿no? –Me preguntó poniendo una expresión pícara en su cara y copiando mi postura.
- Que quieres... –Le exigí saber con tono cansado para después soltar un suspiro.
- Me he encontrado con las… tus amigas, y les pregunté donde vivías, y aquí estoy. –Me  respondió mientras apartaba la mirada de mí y la dirigía al interior de la casa.- Hace frío.
- Sí, mucho. ¿Y para que has venido? –Le pregunté mientras juntaba más la puerta.
- Para que me enseñes Física, profesora Malik. –Me dijo con tono juguetón.
- ¿Puedes dejar de ser tan... bobo? Si has venido para eso, ¿dónde está tu cuaderno para que cojas apuntes? –Le pregunté con tono enfadado.
- Confiaba en que tú me lo dejarías. Bueno, veo que te incordio, lo siento por haber venido, tendría que haberte avisado antes. Nos vemos mañana en clase. –Dijo mientras agachaba la cabeza y se giraba para volver por donde había venido. Fue en ese momento, en el que me di cuenta de lo borde que estaba siendo con él, pero si lo estaba siendo es porque él era muy irritante...
- Espera James... Pasa, anda. –Le dije con tono de súplica mientras esperaba a que se girara.
- ¿Estás segura? No quiero molestarte más. –Me respondió con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones.
- Si, el próximo día, seguro que tenemos examen sorpresa, y... si suspendes perderás la beca, ¿no? –Le dije mientras le llamaba con la mano y me metía en casa.
- Gracias. –Escuché su voz a mis espaldas mientras cerraba la puerta.- ¡Wow...! Menudo casoplón tienes, ¿no? –Me preguntó mientras no paraba de observar a su alrededor.
- Bueno... Es como las casas de por aquí. –Le respondí. Su presencia me incomodaba, sentía su mirada en mi nuca constantemente.- ¿Quieres un café o algo de beber? –Le ofrecí.
- No, muchas gracias –Me respondió sin dejar de mirar las fotos enmarcadas de las estanterías.- ¿Quién es este? Me suena mucho su cara. ¿Es tu novio? –Me preguntó mientras señalaba una foto en la que salíamos Zayn y yo abrazándonos, en la fiesta de mi cumpleaños pasado.
- Jaja, que va... es mi hermano. –Me hizo gracia su pregunta, realmente no sabía si me estaba tomando el pelo o de verdad no sabía quién era mi hermano. Puse en la mesa los libros de Física y busqué un cuaderno en limpio, para practicar ejercicios. El silencio inundó la sala.- Dime James, ¿por qué? –Le pregunté echa un lio.
- ¿Por qué, el que? –Me preguntó ahora él.
- ¿Por qué eres tan bipolar? –Le pregunté mientras dejaba escapar de mi garganta una pequeña risa.
- No sé a qué te refieres. –Me contestó seco mientras se acercaba a la mesa, para sentarse a mi lado.
- Que primero vas de gallito, el más macho, de cretino y después eres un trozo de pan. –Le dije mientras abría el libro y buscaba la página que nos habían mandado.
- No sé Katia, porque yo soy así, soy un chico mal. He visto que mi comportamiento te incomodaba, y ya que vamos a estar algunas tardes juntos, pues... Eso. –Me respondió sin dejar de mirarse los zapatos.
- Ah, bueno. No sé, como cuando vinieron mis amigos, también cambiaste en rotundo... Por eso preguntaba. Porque para ser sinceros yo estoy un poco tocada de la cabeza, jajaja. –Le dije mientras me reía y movía el dedo índice en círculos al lado de mi frente.
- Es que aunque no lo parezca soy muy vergonzoso... –Por fin me miró y me lanzo una sonrisa tímida.- ¿Sabes? Las personas que están locas, al final son las mejores personas. –Me respondió ya esta vez mirándome.
- Emm... Bueno, comencemos. –Le dije cambiando de tema.

No es que fuera muy lista, pero la física se me daba bien. Cada cosa que explicaba, James la entendía perfectamente, y con su nuevo comportamiento, daba gusto enseñarle y hasta de pasar el rato con una persona así. El crujido de mis tripas me alertó de la hora que era. Ya había oscurecido, y me sentía un poco cansada.

- ¿Tienes hambre? –Me preguntó mientras dejaba de lado el cuaderno con el problema de dinámica.
- La verdad es que si... Un poco, es que suelo cenar temprano. –Le respondí mientras posaba mi mano sobre mi tripa.
- Ah, bueno, pues yo creo que me voy, para que puedas cenar tranquila. –Me dijo mientras cogía su chupa de cuero del respaldo de la silla.- ¿Cuándo podría volver a venir para terminar el temario? –Me preguntó ya en la puerta.
- Emm… pues mañana mismo o cuando tú quieras. Todas las tardes estoy libre. Pero avísame antes. –Le dije con una sonrisa en la cara.
- Bueno, pues nos vemos mañana en clase. Adiós. –Se despidió, y antes de salir por la puerta, me dio un beso en el moflete, lo que hizo que me quedara paralizada. ¿Por qué mi cuerpo reaccionó así ante un simple y tonto beso?
- Adiós. –Susurré mientras ponía mi mano encima del rastro que quedaba de sus labios en mi cara. Al reaccionar cerré la puerta y apoyé mi espalda en esta, reflexionando todo. ¿Qué se supone que estaba haciendo? Mi mente estaba totalmente bloqueada. El sonido del timbre hizo que me estremeciera y tuviera un acto reflejo de abrir la puerta de inmediato. Y ahí estaba él.
- He pensado que... Si te apetecía venir a cenar conmigo... ¿Quieres? –Me preguntó mirándome esta vez fijamente. Su pregunta, otra vez me pilló en blanco, desprevenida como aquel beso.
- Emm... Es que... No... –Tartamudeé continuamente. Otra vez las tripas me volvieron a sonar.
- Anda, te están suplicando que aceptes, escucha como suenan, jaja. –Me dijo con tono gracioso mientras que ponía la mano al lado de su oreja, haciendo como si lo estuviera escuchando como se quejaba mi estómago.
- Pero... No puedo James, lo siento, tengo un montón de cosas que hacer… Me encantaría, quizás en otra ocasión. –Le dije con la voz temblorosa, reaccionando ante la proposición.
- Bueno, pues lo dejamos para otro día. No te creas que me voy a olvidar muy fácilmente de que me debes una cena, eh… –Me dijo señalándome con el dedo, mientras me sonreía.
- Claro, otro día podríamos quedar con todos a cenar, estaría genial. –Le contesté cambiando el mensaje.
- Perfecto, otro día quedamos a cenar, tú y yo. –Continuó  insistiendo.
- Jajaja, venga, nos vemos mañana. –Reí ante su terquedad, y me despedí con la mano mientras que iba cerrando la puerta.

Caminé hasta la cocina mientras pensaba que cenaría hoy. ¿Ensalada? Que va, hace mucho frío como para una ensalada, mejor una taza con leche calentita y ya está, me respondí a mí misma. Me la preparé y subí  a mi habitación. Cogí el libro de Arte y el móvil y los dejé sobre mi cama. Fui a preparar el uniforme para mañana y no estar haciéndolo a última hora. Me terminé la taza de leche y me fui a lavar los dientes. Antes de meterme en la cama por fin, me hice un “moño choni” para poder estudiar a gusto.

* Conversación del WhatsApp *
Niall ♥: Mi vidaaaaa.
Yo: ¡Mira mi amor! (Imagen envida)
Niall ♥: ¡Oh! Que preciosa estas mi amor, y Mofo ha crecido, eh… Jaja.
Yo: No me mientas, estoy fea, con solo decirte que estoy estudiando Arte y ya sabes las pintas que llevo cuando estudio, jajaja. Mi cachorro sí que está precioso.
Niall ♥: Sabes que tú siempre estas preciosa. (Imagen recibida)
Yo: Jaja, mi rubio, ¡tú sí que eres precioso! ¿Sabes que te echo mucho de menos?
Niall ♥: ¿Cuánto? ¿Mucho, mucho?
Yo: Eso se queda corto… Sabes perfectamente que tan solo ha pasado un día y ya me haces falta.
Niall ♥: Quiero que estés aquí, entre mis brazos.
Yo: Y yo estar entre ellos.
Niall ♥: Menos mal, que dentro de un par de semanas, nos dan un par de días libres y podré ir a verte.
Yo: Eso es genial, cariño. Espero que se pasen rápido. ¿Qué tal el día? ¿Los chicos están bien?
Niall ♥: Bueno, cansado… ¿Y el tuyo pequeña? Están todos bien, extrañándoos también a vosotras.
Yo: Pues mi día como los de siempre. Hoy casi discuto con la de Física…
Niall ♥: ¿Y eso? Kat, no quiero que te metas en problemas.
Yo: Pues porque la muy… Bueno, que me dijo que le tenía que dar clases particulares a un alumno nuevo. Más bien, me exigió.
Niall ♥: Ay… Pero no te enfades cielo, todo pasa por algo.
Yo: Ya, tienes razón. Al final el chico vino hoy a casa y le di una clase, y todo genial.
Niall ♥: Me alegro pequeña. Bueno, me tengo que ir, me está llamando tu hermano que tenemos que salir ya del hotel. ¡Estudia mucho! Te amo.
Yo: Vale mi vida. Te amo más.
* Fin conversación del WhatsApp *

Contemplé la foto que le había enviado, salía abrazando a Mofo. La foto sería más que perfecta si en ella también estuviera mi chico, pero bueno, lo que me tranquilizaba era que dentro de unas semanas le volvería a ver… Pasé a la siguiente foto, la que me había enviado él, salía con los ojos cerrados y poniendo morritos; sin pensármelo dos veces, la coloqué de salvapantallas. Puse la alarma en el despertador y conecté el móvil a cargar, ya estudiaría mañana, estaba cansada. Cerré los ojos convenciéndome que mañana faltaría un día menos para verle.

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