martes, 17 de diciembre de 2013

Capítulo 27, “No te quedes conmigo...”

- ¡Estás que! –Volví a gritar, aún más nerviosa.
- ¡Creo que estoy embarazada! –Me respondió en un pequeño susurro ahogado, mientras se derrumbaba y caía sentada otra vez sobre la pequeña silla del probador.
- Venga Diana por favor, no te quedes conmigo… Dime ya lo que te pasa. –Dije riéndome como si lo que me hubiera dicho fuera la mentira más grande que hubiera escuchado.
- Katia, ¿te parece que te estoy mintiendo? –Me preguntó mirándome fijamente a los ojos. Tenía todo el rastro de lágrimas de color negro del rímel, lo que hizo que la situación fuera más dramática.

Ahora sus palabras eran mucho más convincentes y todo me empezaba a cuadrar en la cabeza como un pequeño puzle. La supuesta gastroenteritis, con dolores de estómago y vómitos, lo borde que se encontraba, en general, su comportamiento. Creo que mi cuerpo necesitaba oxígeno ya que no podía respirar, me resultaba difícil. Mi rostro se mostraba inerte, no sabía cómo reaccionar. ¿Angustia, felicidad… enfado?

- Diana. –Dije al reaccionar. Me agaché para abrazarla. Quería que sintiera que no estaba sola. Ella sabía que nunca permitiría que le pasara algo malo.
- Lo siento Kat, te lo debería de haber contado antes. Pero no tuve oportunidad. Me he comportado como una cría, como una idiota. –Me dijo en un susurro entre lloros.
- Tranquila mi niña. Hoy te quedas en mi casa a dormir, voy a llamar a tu madre. Ponte tu ropa y cuando termines, me das el vestido para ir a pagar, que ese te queda de muerte. –Dije mientras salía del probador y rebuscaba mi móvil en el bolso.

*Conversación telefónica*
- Yo: Hola, buenas tardes señora Tisdale.    
- Roxana: ¡Hola Katia! ¿Qué tal todo? ¿Ya encontrasteis vestido?
- Yo: ¡Sí! Su hija irá preciosa a la fiesta. Esto…
- Roxana: Dime Katia, ¿Qué pasa?
- Yo: La llamaba para pedirle permiso para que su hija se quedara esta noche a dormir en mi casa.
-Roxana: Pero Katia, estamos entre semana…
- Yo: Ya lo sé… Pero es que nos acabamos de acordar de que tenemos que entregar un trabajo que tenemos a medias. Lo hubiéramos terminado, pero con lo del viaje, se nos olvidó…
- Roxana: Ay, que cabezas locas… Bueno, su padre pasará a recogeros mañana a la misma hora de siempre. Que os sea leve el trabajo.
- Yo: Muchísimas gracias Roxana. A ver cuando nos vemos.
- Roxana: Nada… Mándales saludos a tus padres de mi parte y a tu hermano. Hasta luego.
- Yo: Adiós, hasta luego.
*Fin de la conversación telefónica*

- Toma Kat. –Dijo Diana extendiendo el brazo fuera del probador con el vestido en la mano.- ¿Ya hablaste con mi madre?
- Si, ya está todo arreglado. –Le respondí cogiéndole el vestido y metiéndome en el probador para cambiarme yo también.
- Chicas, ¿estáis? –Preguntó la voz de Marta desde fuera.
- Sí. –Grité.
- Vale, me pruebo un vestido y me voy, que mi primo ya me espera abajo. –Dijo con la voz agitada.

Salí del probador, Diana ya me esperaba afuera, la veía un poco más tranquilizada. Bajamos para reunirnos con las demás chicas, que ya se encontraban en la cola con sus vestidos, dispuestas a pagar. Solo quería llegar a casa y que me contara todo, como se sentía y que tenía pensado hacer. A los pocos minutos Marta se reunió con nosotras. Al salir de la tienda, Marta y Kelly se despidieron de todas. Vi como Marta cruzaba la calle y se subió de paquete en una moto que la esperaba con el motor en marcha. Caminamos cansadas hasta mi casa, donde Zaynab se despidió de nosotras para volver de nuevo al instituto.

- ¿Quieres cenar algo? –Le ofrecí a Diana nada más entrar.
- Que va… No tengo apetito. –Me respondió observando con mucha atención la casa. –Kat, ¿qué le ha pasado a los cuadros y las fotos que faltan? –Me preguntó intrigada.
- Lo que he tenido que hacer para que Zay y Marta no me pillaran… He tenido que esconder todo lo relacionado con los chicos, y todas las fotos familiares, ¡like a ninja! –Le respondí mientras me pasaba la mano por la frente.
- Que chica… ¿Se lo piensas contar algún día de estos? –Me volvió a preguntar mientras subía las escaleras.
- Es una cosa que tengo en mente, en mi carpeta de “próximamente”. Bueno, vamos a mi cuarto. –Dije siguiéndola. Al entrar en mi habitación dejé las bolsas de nuestra gran compra productiva a los pies de la cama y le saqué un pijama.- Toma, ponte esto, para estar más cómodas. –Le tiré a sus manos un pijama de cuerpo entero abrigador de color verde. Yo me puse uno gris igual.
- Katia, no sé qué hacer. –Me dijo angustiada mientras se sentaba en mi cama.
- Pero a ver cuéntame, ¿cómo es posible que estés embarazada si usaste protección? –Le pregunté directa, sin rodeos.
- Es que… Katia, no usamos condón. –Me respondió mirando hacia abajo mientras se mordía las uñas.
- ¡Pe-pero si me dijiste que sí! –Exclamé neuróticamente.
- ¡Es que no quería que me regañarais! No le di importancia… –Gritó nerviosa.
- Pues ahora mira la importancia. –Le dije cogiendo aire y expensándolo sonoramente.
- Pero es que eso no es todo. –Dijo ahora con tono más nervioso.
- ¿Cómo que no es todo? –Pregunté con miedo.
- Lo hicimos más de una vez. –Me contestó llevándose las manos a la cara.
- Madre mía… –Suspiré.- ¿Pero cuándo? Ahí seguro que si usaste condón, ¿no? –Volví a preguntar mirándola de forma evidente.
- Si pero no. –Me respondió poniendo una mueca de desesperación.
- ¡¿Cómo que si pero no?! ¿No sabes si usaste un puto condón? –Ahora grité yo enfadada.
- En el avión, cuando todos dormíais, fuimos al baño. –Calló, poniéndose roja.- Intenté ponérselo, pero como nunca he puesto uno, se rompió. Él se negó, pero una cosa llevo a la otra… Y ya sabes el resto. –Me dijo susurrando.
- Pff, Diana… –Dije mientras cogía un peluche de mi cama y me lo estampaba en la cara.
- Y… Cuando Zayn fue a buscar su IPod al hotel, antes de que volviéramos,  yo le acompañe a la habitación. Nos entró el calentón y tampoco lo utilizamos… –Continuó susurrando tímidamente.
- ¡Guarra! ¡Todo el día como conejos! –Exclamé entre risas para cortar la pequeña tensión.
- Katia, no me digas eso, jo. –Me dijo poniéndose aún más colorada. –Tía estoy cagada de miedo.
- ¿Pero estás segura de estarlo? ¿Se lo has dicho ya a Zayn? ¿Qué piensas hacer? –Le avasallé a preguntas.
- Tengo un retraso, ayer me hice un test y dio positivo. Tía, pensaba esperar unas semanas y volver a hacerme el test o ir a el ginecólogo para estar segura, tampoco quiero decírselo a Zayn y que después sea una falsa alarma. –Dijo razonando.
- Pero entonces, ¿todavía no estás del todo segura? –Volví a preguntar pesadamente.
- A ver, segura, segura, no. Pero joder, los mareos, los vómitos, el test positivo… Si te digo la verdad, me gustaría la idea de tener un hijo con el chico al que quiero, pero ahora no. Soy muy joven. Además, es muy precipitado. –Me contestó reflexionando.- ¿Tu qué piensas que diría Zayn si todo esto no llegara a ser una falsa alarma? –Me preguntó ella ahora a mí, dejándome completamente en blanco.
- Pues la verdad… No lo sé Diana. –Le respondí sinceramente.- ¿Desde hace cuánto que no hablas con él? –Le pregunté tumbándome y poniendo mi cabeza en sus piernas.
- Desde ayer por la tarde. ¿A ti te ha dicho Niall que tendrán descanso dentro de unas semanas? –Me preguntó cambiando el tono de voz a contento, mientras pasaba sus dedos por mi pelo.
- ¡Sí! Quiero que pasen las semanas volando. Podrías contárselo cuando le veas, ¿no crees? –Le dije mientras palpaba la cama en busca de mi móvil.
- Eso es lo que había pensado…  –Dijo mirando al infinito.
- Tengo cientos de llamadas perdidas y de mensajes de Niall. ¿Te apetece hacer una vídeo llamada? –Dije mientras desbloqueaba el móvil, me ponía al lado de Diana y llamaba a Niall sin esperar respuesta de mi amiga. Sabía que si querría.

*Conversación de vídeo llamada*
- Yo: Mi amor, ¿qué tal todo?
- Niall: Hola mi vida. ¡Hola Didy! Por aquí todo genial, terminando las promociones del segundo álbum, y ahora contento de veros. ¿Y vosotras que tal?
- Diana: ¡Hola Niall! Pues…
- Louis: ¡Ah, muy bonito! ¡¿Dónde está mi chica?! ¡¡QUE LA QUIERO VER!! (Aparece al lado de Niall)
- Diana: ¡No me interrumpas Lou!
- Yo: Louis nosotras también nos alegramos de verte.
- Diana: El viernes tenemos la famosa fiesta de Ells y Perrie y lo siento, pero vamos a arrasar.
- Niall: No me habías contado nada de eso, Kat…
- Louis: ¡Tensión…!
- Zayn: ¿De qué fiesta habláis? (Aparece detrás de los chicos, sin camiseta)
- Liam: Yo quiero ir, jo. (Al otro lado de Niall)
- Diana y yo: ¡Hola Liam!
- Diana: ¡Cariño! ¿Qué tal estás cielo? Por favor, ponte una camiseta, ¡que hace mucho frío Zayn!
- Niall: Katia, nos están quitando protagonismo de pareja.
- Yo: Jajaja, que bobo que eres…
- Niall: Ya, pero me quieres…
- Yo: Mucho.
- Louis: ¡Basta de empalagos! Ahora enserio, ¿y Kells?
- Diana: Hoy fuimos a comprar los vestidos para la fiesta, acabamos de llegar a casa hace un rato, Kelly se tuvo que ir a la suya a cuidar de su hermana…
- Yo: Zayn, ¿otro tatuaje? (Tiene un tatuaje alargado en el pecho)
- Zayn: Sé que a Diana le encanta.
- Diana: Me gusta, me gusta, jaja. ¿Qué es?
- Zayn: Ya lo verás cuando nos veamos. (Le guiña un ojo)
- Niall: ¡Katia! ¡¡Nos vuelven a quitar protagonismo!!
- Yo: Que nos lo quiten, nosotros molamos más.
- Diana: Vais a flipar con lo que nos ha pasado.
- Harry: ¿Qué ha pasado? (Aparece en boxers al lado de Zayn frotándose los ojos) Buenos días. (Bosteza)
- Yo: Buenas noches Harold.
- Niall: Ya no puedo estirar más los brazos, imagínate que fuéramos seis en vez de cinco, ¡no entrabamos en la pantalla! Jajaja.
- Harry: ¡Cuenta lo que ha pasado!
- Diana: ¿Os acordáis de Marta? La de las cartas y la pulsera.
- Liam: Si, ayer creo que subimos la foto de sus pulseras a Twitter.
- Harry: Como para no acordarme… Que chica más guapa, vi sus fotos de Twitter y de Instagram y creo que me he enamorado.
- Louis: Eso se llama skaltear… O directamente, acoso. Reconócelo Harry, te metes en su perfil en cada momento para ver donde está, que hace o que dice.
- Yo: Puajajajajaja, puto Louis.
- Harry: Lo reconozco. Soy culpable de enamorarme, jajaja.
- Diana: ¡Que os desviáis del tema! El caso es que, ayer llegaron todos los becados de España y Francia, y entre ellas, estaba Marta y otra Directioner que conocimos en España.
- Yo: Se han hecho muy amigas nuestras, son majísimas.
- Liam: ¿Enserio? Pues yo cuando vaya las quiero conocer.
- Harry: Vosotras ya sabéis a quien quiero conocer yo, jaja.
- Liam: ¿Y la otra Directoner?
- Yo: Se llama Zaynab.
- Zayn: ¡Eh! ¡¡Que se ha copiado de mi nombre!! Jajaja.
- Niall: Chicas, están llamando a nuestra puerta para que salgamos. Ya nos vemos pronto. Te quiero pequeña.
- Yo: Yo más rubio.
- Zayn: ¡Adiós! Te quiero Diana.
- Diana: Te quiero Zayn.
- Louis, Liam y Harry: Nos vemos, adiós.
*Fin de la vídeo llamada*

Capítulo 26, “Modelito perfecto”

- No, no es nada... De verdad. –Volví a mentir tragando saliva. El ladrido de Mofo saliendo de debajo de mi escritorio me salvó.
- ¡Aaah! Que susto madre. –Exclamó Zaynab mientras daba un pequeño salto hacia atrás, tropezando con el cable del cargador de mi portátil y cayendo de culo al suelo.
- Puajajaja, ay que me meo. –Dijo Marta riéndose mientras la señalaba, para después echarse en la cama de costado sosteniéndose la tripa de la risa.
- Ten más cuidado Zay. –Dije ayudándola a ponerse en pie, sin parar de reír. Crucé los dedos porque no siguieran preguntando.
- Ay, que me falta el aire malditas. –Rio Zaynab más fuerte mientras se levantaba.
- Bueno chicas, poneos lo que queráis para estar más cómodas. Nos espera una larga tarde de compras. –Dije corriendo la puerta de mi armario. Mientras ellas buscaban algo que ponerse, escondí la pequeña foto debajo de la almohada. Me senté en la cama mientras cogía el móvil de la mesita de noche intentando disimular.
- ¿Tú que te vas a poner Kat? –Me preguntó Marta mientras se probaba unos pitillos negros.
- Creo que me pondré aquellos jeans, la sudadera de "ZAP!" y las Vans rojas.
- Oh my god. Amo tu sudadera. –Dijo Zaynab mientras la abrazaba.
- También tengo la de "Vas Happenin'?" –Le señalé el cajón donde se encontraba.
- Lo siento si te desaparece misteriosamente, solo quiero que tengas en cuenta de que yo no seré. –Me dijo sacándola del cajón y poniéndosela.
- Pues yo no sé qué ponerme arriba, es que tienes tantas cosas... –Dijo Marta rebuscando en el armario.
- Tengo una que pone "I'm his Mofo", está en el mismo cajón. –Dije mirando la pantalla de mi móvil y quedándome atónita. Cientos de mensajes y cientos de llamadas.
- No te creo. –Dijo buscando como loca.- ¿Sabes que mi segundo twitter es igual? @ImHisMofo. –Comentó finalizando la búsqueda y poniéndose mi sudadera.- Me está perfecta.
- ¡Qué coincidencia! Yo soy @Zaynab_Styles ¿Tu cómo eres en twitter? Digo, para seguirte. –Me preguntó mientras se ponía unos leggins con estampados. Intenté recomponer mi rostro. Madre mía... ¿Esto de las preguntas cuando iba a parar? ¿Sospecharían de mí? No es que no quisiera contarles mi vida, pero no me parecía ahora el momento más oportuno. Sería en plan: “Oye chicas, que Zayn es mi hermano, Liam, Harry y Louis son unos de mis mejores amigos y mantengo una relación en secreto con Niall” Todo muy normal, la vida cotidiana de cualquier adolescente. Si de verdad eran mis amigas, en un futuro lo comprenderían
- Mi twitter es muy raro. Cuando me meta, os sigo, que me acuerdo de los vuestros. –Dije intentando pasar del tema.
- Bueno... Yo ya estoy lista. –Dijo Zaynab mirándose en el espejo.
- ¡Y yo! ¿Cómo que una foto, no? –Preguntó Marta sacando el móvil y poniéndose junto con Zaynab en el espejo.
- ¡Sí! Esperadme un segundo que me visto. –Dije levantándome de la cama para cambiarme el uniforme que tanto odiaba.
- Oye, ¿y tus padres? –Me preguntó Zaynab escribiendo concentrada en su BlackBerry. Me recordó a Kelly.
- Ahora están en España, dentro de algunos días, supongo que mi madre se pasará por casa y mi padre... Mi padre nunca viene. Ya sabéis, negocios e historias. –Dije mientras me ponía las zapatillas.
- ¿Qué morro, no? La casa sola para ti. –Dijo Marta sentada en el suelo, jugueteando con Mofo.
- Ya, eso pensaba al principio. Ahora les echo de menos. –Le respondí con la voz quebrada.
- ¿Entonces vives sola, sola? –Preguntó Zaynab con la frente fruncida.
- Bueno no, antes estaba mi hermano, pero ahora también se ha ido. Me acuerdo de todas esas tardes con él, sus amigos, Kells y Didy... –Mi tono se fue apagando.
- No te pongas triste. Ya verás como todos vuelven. –Dijo Marta arrastrándose por el suelo hasta a mí para darme un abrazo.
- No sé, estoy rara. Les echo mucho de menos, hasta a Diana y a Kelly. Aunque hayamos estado juntas casi todo el tiempo, pero ahora sin ellos, es distinto. –Dije con tono triste. ¿Iría a llorar?- Bueno, no me hagáis caso, creo que me va a venir la regla. –Reí mientras me separaba de Marta y me ponía en pie para ponerme en frente del espejo.- ¿Listas, chicas? –Pregunté poniendo morritos, observando lo mi modelito.
- ¡Foto choni a la de una, dos, y tres! –Gritó Marta enfocando la cámara de su móvil en el espejo.
- Momento inmortalizado. –Dijo Zaynab sin parar de reírse.
- No somos normales... –Dije riéndome, intentando olvidar todo lo de antes.
- ¿Cómo quieres que no lo seamos? ¡Somos Directioners! –Exclamó sonrientemente Marta.

[…]


- Yeah! One, two, three, four! She sneaks out in the middle of the night, yeah. Tight dress with the top cut low. She's addicted to feeling never letting go, whoa. Let it go. –Empezó a cantar Zaynab acompañado de un pequeño baile mientras que caminábamos por una calle con bastantes transeúntes. Marta y yo nos echamos una mirada cómplice.
- She walks in and the room just lights up. But she doesn’t want anyone to know. That I'm the only one who get's to take her home. Whoa, take her home. But every time I tell that I want more. She closes the door. –Continuó Marta la canción mientras se cogía a una farola con una mano y empezaba a dar vueltas a su alrededor, llamando la atención de las personas que pasaban a nuestro lado.
- She's not afraid of all the attention. She's not afraid of running wild. How come she's so afraid of falling in love. She's not afraid of scary movies. She likes the way we kiss in the dark. But she's so afraid of-of-of falling in lo-ooo-ove. O-ooo-oh. –Finalicé la canción más motivada de lo normal. Todavía quedaba una calle para llegar y podía ver a toda la gente mirándonos y señalándonos. No se me ocurrió otra cosa que reír tontamente y seguir caminando como si no hubiera pasado nada. Al cruzar la calle vi de lejos el a Kelly junto con Diana, que ya nos estaban esperando junto a la cafetería. Mientras nos íbamos acercando mi mirada coincidió con la de Kelly y ella se giró rápidamente para avisarle a Diana de nuestra llegada, esta asomó la cabeza y me miró con desagrado, cosa que me hizo sentir incomoda. Intenté que mis facciones no cambiaran pero me fue imposible al escuchar el susurro que Diana le envió a Kelly, “Ya están esas otra vez aquí, pensaba que esto sería una tarde de chicas, como las de antes”. Sus palabras hicieron que me detuviera contemplando los charcos de lluvia del suelo. Pensé que querrían pasar el tiempo con nuestras nuevas compañeras, pero ya veía que estaba confundida… Intentando reaccionar me fijé en el charco que se encontraba bajo mis pies. En él se reflejaba un maniquí blanco sin ropa, desnudo. Levanté la mirada para observar el maniquí que en algún momento llevó el vestido morado del que me enamoré un día parecido a este, acompañada de la presencia de Harry. Sentí una mano en mi hombro que me empujaba incitando a mis piernas a caminar unos pasos más.
- ¡Hola chicas! –Saltó Zaynab cuando estuvimos justo enfrente de ellas, dándoles un beso a cada una en forma de saludo. Mi mirada siguió impactante sobre Diana que fingió una sonrisa a mis acompañantes.
- ¡Hola! ¿Nos habéis estado esperando mucho tiempo? –Preguntó Marta imitando a Zaynab y dándoles un beso a las dos.
- No, que va… Acabamos de llegar. –Respondió Kelly mientras cogía de la mano a Diana.
- ¿Vamos a las tiendas ya? ¿O esperamos a que se haga de noche? –Preguntó Diana de forma brusca y borde mientras que se posaba la mano libre sobre la tripa. Supuse que le seguiría doliendo el estómago por la gastroenteritis, pero no era ninguna excusa para que nos hablara así.
- Si quieres, traigo una mantita de mi casa y nos quedamos a dormir en la calle. –Le respondí irónicamente.
- ¿Y las gemelas? –Preguntó Marta, supongo que para relajar la tensión de la escena que habíamos montado.
- Perrie me ha dicho que no podía venir porque Henry la invitó a comer y… vamos, que no tenía ganas de venir, y que se ha quedado con el viendo una peli y Ells ya tiene modelito –Me respondió Kelly excusándolas.
- Bueno, pues nada… Venga chicas, ¡en busca del vestido más arrebatador para el viernes! –Exclamé canturreando mientras aligeraba el paso para llegar en cuanto antes a la primera tienda de nuestro recorrido. Entramos a Ardene, Zara, Mango, Pinkie, Breshka… Hasta que llegamos a mi paraíso, a TopShop.

A mí solo me quedaba el vestido. Ya había comprado los complementos y los zapatos, nada de bolsos, que lo único que hacen es abultar y estovar. Todas estaban anonadadas por no saber porque hacia eso. Simplemente era una costumbre rara que tenía desde siempre. Además haciendo eso, me obligaba a comprar directamente sin rodeos, el vestido que conjuntara con los zapatos y los complementos que más me gustaron, en vez de estar indecisa.

- Objetivo a la vista. –Dije acercándome hasta un expositor donde se hallaba mi vestido perfecto para la fiesta. Era un vestido negro corto, sin tirantes, con escote corazón, ceñido y en la cintura tenía dos pequeños orificios con forma de rombo tumbado, que dejaban ver la piel. Lo cogí rápidamente.- Me voy a los probadores. ¿Alguna ya ha visto algo, para que me acompañe? –Dije desde las escaleras.
- Yo, yo voy contigo. –Dijo Diana mientras venía hasta donde estaba yo con dos vestidos en la mano, uno blanco y otro verde.  Caminamos juntas hasta los probadores, sin soltar palabra alguna.
- Bueno, ¿me vas a contar ya que te pasa? Escuché lo que dijiste de Zay y Marta y después está esa bordería y la cara de prepotente que llevas encima. –Le pregunté con tono enfadado desde mi cabina mientras me desvestía para ponerme el vestido. Realmente estaba cansada de su comportamiento en aquellas escasas horas que llevábamos juntas. No recibí contestación alguna. Salí de mi probador con el vestido puesto para poder mirarme en el gran espejo que se encontraba fuera.- ¿Ya te lo has puesto? Sal para que pueda verte. –Dije mientras me acomodaba el precioso vestido.
- No quiero. –Me contestó desde detrás de la cortina de su probador.
- Anda, sal ya. –Le dije cansada de esperar. Me asomé cuidadosamente por la cortina y la vi sentada en el pequeño banco.- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? –Pregunté preocupada.
- ¡¿Qué que me pasa?! ¡Pues que cada día que pasa, estoy más gorda y todo me queda horrible! Vosotras vais ahí con vuestros tipazos y yo… ¡Y yo ya no puedo más! –Dijo poniéndose en pie y mirándose con odio en el pequeño espejo del probador. Entré por completo en aquel cubículo. La observé detenidamente, su rostro, sus curvas, sus manos ahora en puños, y la verdad es que la veía igual que siempre, solo que enfurecida.
- No sé de qué hablas… Si tú estás como siempre y ese vestido te queda de muerte. –Le dije cogiendo sus manos y abriendo sus puños.
- No Kat. –Me dijo negando con la cabeza.
- ¡Enserio tía! No sé qué te verás diferente, pero yo te veo igual de buena, como siempre. –Dije mientras me fijaba en algún cambio en su cuerpo, pero realmente veía todo igual.
- Que no tía, que no… Nada volverá a ser como siempre. –Echó a llorar anclándose a mi cuello como una niña pequeña.
- Sabes que me puedes contar todo, ¿qué ha pasado? ¿La familia está bien? –Le pregunté pasando mi mano por su suave pelo. Asintió con la cabeza sin separarse de mi.- ¿Zayn? ¿Es Zayn? ¿Te ha dicho algo? –Le volví a preguntar y no recibí ninguna respuesta ni gestual, ni hablada.- ¿Qué ha pasado cariño? Cuéntamelo, de repente os puedo ayudar… –Dije cogiéndola por los hombros y separándola de mi para poder observarla. Su cara estaba empapada en lágrimas, le aparté el pelo de esta. Ella respiraba con dificultad.- ¿Le ha pasado algo? ¿Ha cortado contigo? ¡Respóndeme! –Grité exasperada ante su silencio. Me ponía de los nervios ver llorar a una de mis mejores amigas y no saber qué hacer para remediarlo.
- No he estado enferma con gastroenteritis. –Empezó a hablar.
- ¿Entonces? Kells sabe todo, ¿verdad? –Le pregunté recordando la “protección” que mostró Kelly con ella durante todo el día. Le limpié las lágrimas que recorrían sus mofletes y ella volvió a asentir.
- Estoy… –Balbuceó.

Capítulo 25, “Nuevas compañías”

*Narra Marta*

- Haré una llamada. –Les dije alejándome un poco de ellas. Mientras que esperaba a que mi tía contestara, me quedé observando como mis dos nuevas amigas conversaban y reían juntas. La cara de Katia me resultaba tan familiar… Era como si la conociera de haberla visto en cualquier otro lugar.

*Conversación telefónica*
- Rose: ¡Hola!
- Yo: ¡Hola tía! Mira, te quería pregunt…
- Rose: Ahora estoy ocupada, deja tu mensaje después de la señal.
*Fin de la conversación telefónica*

- Pff… ¿Y ahora qué hago? –Me pregunté a mí misma después de resoplar. “Cualquier cosa o problema, no dudes en avisarme enana.” Recordé las palabras de mi primo en la cabeza.

*Conversación telefónica*
- James: ¿Dónde estás enana?
- Yo: James, emm… ¿Si te pido una cosa, te enfadas?
- James: No, dime. ¿Qué ha pasado? Te estoy esperando donde acordamos, ¿estás bien?
- Yo: Si, sí, estoy bien. Es que mi amiga me ha invitado a comer a su casa, para después irnos de shopping, ¿crees que tu madre me dejará? Le he llamado, pero me salta el contestador…
- James: Ve con tus amigas, yo ya aviso a Rose. Cuando termines, me dices donde estás para ir a recogerte, pero por favor, no más tarde de las nueve, que tengo asuntos.
- Yo: Si, no te preocupes. Muchísimas gracias James.
- James: No es nada, pásatelo bien, diviértete.
- Yo: Jaja, gracias, adiós.
*Fin de la conversación telefónica*

- Vale, me dejan, pero mi primo pasa a recogerme a las nueve. –Dije mientras me acercaba a ellas con una gran sonrisa.
- Genial, entonces vamos a mi casa. –Dijo Katia con tono alegre, continuando el camino.

Rumbo a casa de Katia, atravesamos un precioso parque, cuyo suelo estaba plegado de hojas secas. Sobre las ramas de los árboles solo se podía contemplar el rocío congelado. Respirar este aire tan helado, hacía que me estremeciera entera, prefería mil veces el clima tropical de mi país, pero esta nueva experiencia, no la cambiaba por nada.
Pensé que lo que peor llevaría sería introducirme en la pequeña sociedad que se creaba en cada clase. Yo no era la típica chica que llegaba a un lugar y todos sentían curiosidad por saber quién era, pero gracias a aquella voz saltarina que me llamó tras una marabunta de gente y a sus amigas, fue todo lo contrario. Me sentí acogida. Y eso es bueno, creo.

- Esperad un segundo, ahora vengo. –Dijo Katia mientras abría la puerta de aquella casa tan grande y se metía dentro.
- Es gigante tía… –Flipó Zaynab mientras miraba hacia arriba observando la casa entera.
- Imagínate como será por dentro. –Dije observando mí alrededor. Puede escuchar golpes secos que provenían de la casa, uno detrás de otro. Aquel ruido rompió el silencio.
- No sé porque, pero tengo una sensación de conocer a Katia de antes. Ósea, quiero decir, antes de verla por primera vez en Madrid. –Me dijo Zaynab en tono bajo, como si se tratase de algo que no llegaba a comprender del todo bien.
- Yo siento lo mismo, pero no de conocerla, si no como de haberla visto en cualquier otro lado. –Le contesté de la misma manera.
- Sí. No sé. Es algo raro. –Enfatizó cada frase.
- ¿Qué cuchicheáis? Ya podéis pasar, fui a guardar al perro, le encantan las visitas y se pone como loco. –Nos dijo mientras abría la puerta y nos invitaba a pasar.
- Buah tía, que preciosa es tu casa… –Dije observando los cuadros que colgaban de las paredes. Me llamó la atención el color más vivo en forma de cuadrado en dos lugares diferentes, era como si hubieran quitado los cuadros, dejando de nuevo la pared al descubierto.
- Bueno. –Llamó mi atención.- No soy muy buena cocinera, pero sé hacer unas deliciosas pizzas. Mi toque especial es sacarlas de la caja y ponerlas en el horno con mucho amor. –Rio entrando en la cocina. 
- Pues genial, me encanta la pizza. –Dijo Zaynab acercándose mientras se frotaba las manos.


*Narra Katia*

- Joder, que ricas estaban. Va ser verdad eso de que cuando comes con hambre, esta todo más rico. –Agradeció Marta tragándose el último trozo de pizza.
- Tienes toda la razón. –Rio Zaynab dándole un sorbo a su bebida.- Kat, ¿dónde vamos a ir? –Preguntó cambiando de tema.
- Había pensado en ir al centro. Vamos, aquí al lado. –Le respondí mientras recogía los platos de la mesa y me dirigía a la cocina.
- Podrías hacernos de guía turística. Indirecta muy directa. –Gritó Marta desde la mesa.
- Os hago las guías que queráis, pero antes tenemos que comprar el vestido perfecto. –Dije volviendo a la mesa.
- ¿Perfecto? ¿Pero cómo hay que ir? ¿En plan elegante o putón? –Se giró Zaynab para preguntarme con un rostro horrorizado; y la verdad, no sabía cómo responderla.
- ¿Una cosa… intermedia? –Preguntó Marta rompiendo aquel silencio tan incómodo que se había creado hacia unos segundos.
- Tiene que ser un modelito elegante, pero a la vez cómodo, con el que puedas aguantar toda la noche. –Respondí intentado recordar la última fiesta de Eleanor y Perrie.
- ¡¿Pero cómo que toda la noche?! Aunque no lo parezca, soy pequeña y para ser persona por la mañana, aparte de mi cola-cao matutino, necesito haber dormido nueve horas como mínimo. –Dijo Marta poniendo cara aterrada.
- Anda exagerada… Además la fiesta será el viernes, no tienes por qué preocuparte por levantarte temprano. –Le dijo Zaynab con voz relajada.
- Si ya vas con ese pensamiento… Mejor, no vayas. –Le advertí a Marta.- Las fiestas de Perrie y Ells son un desfase. Son mundialmente conocidas como las “Party Hard of London”. –Dije con voz de anuncio.
- Yo quiero una “Party Hard” con Zayn. –Dijo Marta haciendo puchero.
- ¡Anda! ¿Y quién no? –Preguntó Zaynab dando un pequeño golpe sobre la mesa.
- Ay que chicas… –Susurré llevándome una mano a la frente mientras que negaba la cabeza con una sonrisa esbozada en mi cara.
- Pues me estoy planteando si voy o no voy. –Dijo Marta sacándome la lengua.
- Respect me, please. –Le respondí con tono pijo.- Tienes que ir sí o sí. No puedes rechazar esta invitación así porque sí. –Le dije poniéndome seria.
- ¿Y por qué? Ni que fuera tan importante… –Farfulló Marta frunciendo el rostro.
- Es una tradición de la familia Brooks. Toda esa familia ha pasado por la Music and Dramatic Art British Academy. Los tíos y el padre las chicas hacían tres fiestas a lo largo del curso. La primera era de iniciación, estaban invitados todos los del aula, y era donde los “frikis” tenían la oportunidad de encajar en la sociedad de clases que se crea en cada colegio. La segunda, era la de selección, asistían los populares y solo invitaban a los que tenían alguna oportunidad de entrar en aquel grupito. Y la tercera es conocida como “La purga”, se llama así porque eliminan a todos los alumnos que piensen que no podrían encajar en su círculo. –Expliqué detenidamente. Las caras de mis compañeras eran unos cuadros.- Los hermanos mayores de las chicas también las hicieron y este año les toca a ellas. Pero a ellas hacer eso les parece… cruel. Simplemente invitan a la gente que les cae bien. No suelen invitar a los nuevos hasta que los conocen, ¡por eso tenéis que aprovechar! –Continúe hablando pero sus rostros alucinados con las bocas abiertas cual niño mirando la tele hicieron que riera tontamente.
- Son millonetis, ¿no? –Preguntó Zaynab saliendo de su alucinación.
- La verdad es que sí. –Respondí cerrando los ojos y asintiendo con la cabeza.
- Oye, una cosa, ¿son hermanas de sangre? Porque Perrie es muy pálida, rubia y tiene los ojos súper azules y en cambio Eleanor es más morena, castaña y con los ojos marrones verduzcos. –Preguntó Marta totalmente confusa.
- Que va… La señora Brooks después de pasar por un cáncer de útero, no pudo tener más hijos, y ella siempre quiso tener chicas, por eso las adoptó. Ellas dicen que son gemelas, ya que nacieron el mismo día y las adoptaron a la vez. –Dije aclarándole las dudas a Marta.
- Que coincidencia. –Musitó Zaynab.
- No hablemos más de coincidencias por hoy… –Rio Marta cambiando de tema.
- Cierto, que hoy ya ha habido suficientes. ¿Qué os parece si subimos y os termino de enseñar la casa? –Dije poniéndome en pie y encaminándome hacia las escaleras.

Ellas me imitaron y las conduje hasta la planta de arriba. Tuve la necesidad de mentirles, diciéndoles que la habitación de mi hermano, era el cuarto donde guardábamos los trastos y que mi madre tenía la llave guardada. Recé porque no se dieran cuenta del premio Brit que adornaba el pasillo sobre una pequeña mesita. Tenía el estrés por los aires y en aumento.

- Tía me quedo a vivir contigo. –Me dijo Zaynab después de haberle enseñado toda la casa.
- Me harías mucha compañía, la verdad... –Le dije mientras entrábamos en mí dormitorio.
- Kat, amo tu habitación. –Dijo Zaynab investigándola con la mirada.- Y no creas que te lo digo en broma, voy totalmente en serio.
- Es demasiado perfecta tía. –Dijo Marta tocando los posters de la pared.
- Me costó mazo ponerlos todos y odio cuando se despegan. –Reí mientras corrí a quitar mi foto besando a Niall de la mesita de noche.
- ¿Qué escondes? –Me preguntó Zaynab acercándose a mí.
- Emm... Nada. –Mentí.
- Trolas. Enséñanoslo. –Exigió Marta sentándose en el borde de mi cama.

jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo 24, “Las Spanish”

- Encantada Katia. –Me dijo con una sonrisa en la cara, mientras aceptaba mi mano y la agitaba con seguridad de arriba abajo, para después guiñarme un ojo.
- Ma-marta. –Tartamudeé e intenté cambiar mi cara de incomprensión.
- Bueno, continúo. La señorita Moreno tendría que cursar cuarto grado, pero  como ya te había dicho, por sus altas calificaciones, después de haberla tomado un examen de mucho nivel y ella haberlo aprobado, el claustro y el director, hemos decidido darle el certificado de GCSE, así que puede pasar a primer curso de A-Levels sin problema. Ya que a partir de ahora pasareis mucho tiempo juntas en horario escolar, espero que puedas ayudarla con cualquier duda, ya que creo que eres la más adecuada como para solucionárselas. –Explicó sin pausa mientras arrastraba hacia a mí un folio azulado sobre la mesa. Se trataba del expediente académico de Marta. Todo completamente limpio, tres matrículas de honor y el resto dieces, exceptuando un 9.75 en análisis sintáctico.
- No es necesario que me muestre esto, lo haré con mucho gusto. –Le respondí a la profesora mientras me levantaba de la silla.
- Perfecto, muchas gracias Katia. Ahora podéis regresar a clase. Tomad vuestros justificantes de retraso. –Nos entregó a cada una, una pequeña hoja con los minutos de inasistencia a clase, acompañado de su horrorosa firma.
- Hasta luego. –Dijimos  a la vez mientras salimos del despacho.

Expulsé todo el aire que tenía en los pulmones y volví a coger más, mientras dejaba que mi espalda resbalara por la pared, hasta rozar con el suelo. Mi cabeza no daba crédito a… todo esto.  Era coincidencia que Zaynab estuviera aquí, pero ya tenía que ser demasiada coincidencia que Marta también estudiara aquí y mucha más, que cursara el mismo grado que yo.

- No te alegras de verme, ¿verdad? –Me dijo mientras se sentaba a lo indio a mi lado. La miré y me acerqué a ella para rodearla con mis brazos.
- Es que esto es imposible, todavía sigo sin creérmelo… ¡Claro que me alegro de verte! –Dije aplastándola levemente entre mis brazos.
- Intenté hablarte, porque me caíste genial, pero perdí tu número. En serio, te estaré agradecida eternamente, nadie había hecho lo que tú hiciste por mí. Mil gracias en serio. –Ahora ella me apretujo más a mí y sentí como su respiración se entrecortaba.
- No te le me vayas a poner a llorar, eh… –Le dije mientras me separaba de ella y posaba mis manos sobre sus hombros. Mi cerebro se puso a analizar sus agradecimientos. ¿A qué se deberían?
- Jo, Katia. –Se secó las lágrimas.- ¿Viste la foto que subieron los chicos a Twitter y a Instagram ayer por la noche? –Me preguntó mientras buscaba en su mochila.
- ¿Qué foto? –Pregunté intrigada. Me dispuse a buscar mi móvil en el doblez de la cintura de mi falda, pero no lo encontré. Era el único lugar donde lo guardaba.- Mierda, me lo he olvidado en casa. –Dije en un susurro casi inaudible.
- ¡Mira! –Puso la pantalla de su móvil en frente de mis ojos, y ahí estaba la foto que me debía mi hermano. Estaban los cinco sonrientes enseñando en sus muñecas las pulseras que le había hecho Marta. Cogí el móvil entre mis manos, para poder leer el mensaje que acompañaba a la foto. Harry había citado el tweet de Liam, “@Real_Liam_Payne: Muchísimas gracias a @martasm_ por las cartas y las preciosas pulseras. ¡Pronto volveremos a Españaaaaa!”
- Oh… Que monos. –Dije poniéndome una mano en el moflete mientras seguía contemplando la foto.
- ¡Sigo teniendo Heart Attacks cada vez que lo vuelvo a recordar! –Elevó la voz, eufórica.
- Me alegra mucho ver esa sonrisa. Solo hice lo que estaba en mis manos. –Dije lo más sincera que pude.- Será mejor que vayamos a clase, se nos ha pasado bastante el tiempo, tendremos que poner una buena excusa. –Cambié de tema mientras la ayudaba a ponerse en pie para dirigirnos a clase.

Por suerte la señorita Manhattan no asistió a clase y no tuvimos replica alguna por la tardanza. En la media hora libre que nos quedó, presente a Marta a la clase entera y después me uní con nuestro grupo, que se encontraban sentados en el suelo.

- Esto de que estéis aquí, es genial chicas. –Dijo Kelly achuchando a Marta.
- Si, la verdad es que presiento que este año junto a vosotras será fantástico. –Entonó contenta Diana mientras me hacía un hueco a su lado para que me pudiera sentar.
- Chicas, el viernes hay fiesta en casas de Danielle por nuestro cumpleaños. ¡Y por supuestísimo que estáis invitadas! –Exclamó Eleanor pasándole un brazo por los hombros a su hermana.
- Y por supuestísimo que vamos a ir todos. –Recalqué la última palabra y señalé a cada uno de los presentes en el corro.
- Yo lo siento chicas, sabéis que me encantaría ir, pero tengo que ir hasta Glasgow para el cumpleaños de mi abuela. Ya sabéis, cosas familiares… –Se disculpó Gonzalo poniendo cara de pena.
- Jo, pues nada. Pero el resto tenemos que ir sí o sí. ¿Va? –Pregunté firme, esperando respuesta alguna.
- Va. –Me respondió Kelly poniéndome morritos.
- Pues habrá que ir de compras, porque al menos a mí no me queda nada y además hay que comprar los regalos de las chicas. –Dijo Diana mientras se ponía en pie.- Esta tarde, a las seis, donde siempre. –Sentenció mientras cruzaba el umbral de la puerta. Parecía apresurada y tenía mala cara.
- ¿A dónde irá? –Me pregunté a mi misma frunciendo el ceño.
- Al baño. –Me respondió Kelly, a lo que le respondí con una mirada aún más interrogante.- Gastroenteritis.

Las horas transcurrieron con normalidad, excepto por el ajetreo que hubo en el recreo y entre clase y clase. Al parecer ahora, todos sentían curiosidad por conocer a las nuevas compañeras, o como las llamaban ellos, a “Las Spanish”. Me daba gracia, ya que se habían ganado su mote nada más llegar. Me resultaba un poco agobiante estar rodeada de tanta gente. Se acercaban a nuestro grupo hasta chicos de cursos menores. Supongo que lo nuevo, siempre llama la atención. Hoy era el último día de recuperaciones. Informática y Danza a penúltima y última hora respectivamente, y ya que no tenía que recuperar ninguna de ellas, podía salir antes.

- Tss, ¡tss! –James intentó llamar mi atención, pero pasé de él y seguí haciendo los ejercicios de inecuaciones.- ¡Mira en tu estuche! –Exclamó en un susurro. Levanté la mirada y le maté con ella. En un movimiento ágil, cogí el pequeño trozo de papel que me había dejado en el estuche, lo desdoblé disimuladamente y leí: “Quedan diez minutos para irnos.”
- Eso me lo podrías haber dicho con la boca. –Le dije borde en la voz baja.
- Ya, pero es que reservo mi boca para otras cosas. –Me respondió con tono meloso, subiendo y bajando las cejas.
- Está bien eso de que dejes que te den puñetazos en la boca. Alguna vez me podrías dejar darte alguno. Por fis. –Le dije sarcástica.
- Agresiva. –Dijo seco.
- Pesado. –Le respondí volviendo de lleno a mis ejercicios.
- Sé que me quieres. –Me acusó.
- Si, en la mesa de la otra esquina. –Me posé la mano sobre la boca, para evitar que pudiera salir de ella risa alguna.
- Si, estaría bien… Al lado de la nueva. –Giró la cabeza para mirarla y segundos después volverse otra vez hacia a mi.- La canaria esta buena. –Me susurró al oído haciéndome cosquillas.
- Si tío, me la follaría, jaja. –Dije poniendo voz de chico.
- ¡Hala! ¡¡Todo el día pensando en lo mismo!! –Imitó la voz de una chica mientras lo acompañaba con un movimiento de manos extravagante.
- Para ya bobo, que parece que te está dando una crisis epiléptica. –Reí ya elevando un poco el tono y dándole un toque en el hombro. Podía sentir como las otras clases arrastraban las sillas y empezaban a armar jaleo en el pasillo.
- Podéis salir. –Más que un permiso parecía una orden. La señorita Brookling cogió sus libros de matemáticas y se largó sin decir ni una palabra más. Recogí mis cosas de la mesa y fui hasta donde se encontraban Kelly y Diana haciendo lo mismo.
- ¿Estás bien? Te veo con mala cara. –Le pregunté a Diana mientras caminábamos por el pasillo entre una multitud de adolescentes.
- Si, bueno, más o menos. Estoy revuelta. –Me respondió mientras se frotaba la tripa en círculos.- No debí comer melón y leche a la vez… Pero se me antojó. –Me dijo con tono gracioso.
- Si es que de verdad… –Reí con ganas mientras bajábamos las escaleras.
- Quedamos a las seis en el Starbucks. –Dijo Kelly alcanzándonos. Tiró de ella y corrieron hasta el coche del padre de Diana, que se hallaba en la otra acera, esperándolas con el motor en marcha. Alcé la mano para saludarle y él me correspondió de igual manera. Me quedé esperando a Marta y a Zaynab bajo el hall de la entrada.
- ¡Chicas! –Exclamé al verlas salir por la puerta.- Os estaba esperando. –Dije mientras echábamos a caminar juntas.- Quedamos en el Starbucks a las seis, ¿sabéis dónde está? –Pregunté girándome para poder verlas a las dos, caminando hacia atrás.
- Yo no sé ir, acabo de llegar ayer, jaja. –Me respondió Zaynab.
- Igual que yo. Además, vivo a media hora de aquí en coche, dudo que mi tía me quiera traer de nuevo hasta aquí. –Dijo Marta resoplando
- ¿Y qué os parece… si os quedáis a comer en mi casa y de ahí nos vamos de compras? –Les pregunté juntando las manos en forma de súplica
- Por mi perfecto. Lo único que no puedo llegar a mi habitación más tarde de las diez. –Dijo Zaynab poniéndose a mi lado, colocando las manos al igual que yo.
- Haré una llamada. –Nos dijo Marta cogiendo el móvil mientras se apoyaba en una valla. En pocos minutos se acercó a nosotras.- Vale, me dejan, pero mi primo pasa a recogerme a las nueve. –Dijo saltando de alegría.
- Genial, entonces vamos a mi casa. –Dije finalmente con una sonrisa en la cara.

Capítulo 23, “¿Coincidencia o destino?”

Quizás no me mereciera vivir la vida que tengo, quizás no mereciera tener la compañía y el respaldo de mis amigos, quizás no me mereciera tener el novio que tengo, o a lo mejor, ni siquiera mereciera tener cada cosa que poseo. Quizás no soy la mejor persona del mundo, pero agradezco cada una de aquellas cosas que me hacen feliz. Así que hoy sería el último día que me levantaba y no tendría un rostro inexpresivo o triste; en vez de eso, me obligaría a implantar una sonrisa en mi cara, aunque no estuviera feliz, ni contenta, porque a lo largo de mi corta vida sin experiencias, mucha gente me había dicho que la vida se afronta mejor aunque sea con una leve sonrisa.
Decidí madrugar y levantarme temprano, para llegar lo más pronto posible al instituto. Antes de salir de casa, le envié un mensaje a Diana avisándole de que hoy no pasara a recogerme. El leve viento congelador jugueteaba conmigo intentando levantarme la falda del uniforme. Aunque fueran las siete de la mañana, todavía parecía que fuera de noche. Un parque solitario que tomaba como atajo para acortar camino hasta mi instituto, podría ser perfectamente el escenario idóneo de una película de terror. Sentía una presencia observándome a lo lejos, lo que hacía que me sintiera incomoda y que el miedo, empezara a invadir mi cuerpo. Mis piernas me pedían a gritos que echara a correr y mi cerebro me pedía pausa y tranquilidad, que continuara mi rumbo sin agitaciones. Debatiendo en mi mente, mi dilema entre mi cerebro y mis piernas, sentí como algo se posaba en mi hombro, haciendo que me sobresaltara.

- ¡AAAH! –Reboté dando un pequeño salto, debido al susto, con tal mala suerte, que pisé un trozo de asfalto congelado, resbalé y caí sobre el duro y frío suelo.
- Tranquila… No pretendía asustarte, enserio. –Se disculpó aquella voz aterciopelada que ya reconocía.
- Joder James, ¿Cómo pretendes que no me asuste? –Le pregunté mientras me apartaba los pelos de la cara e intentaba ponerme en pie.
- Espera, que te ayudo. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? –Me preguntó mientras cogía de mis muñecas y tiraba de mí hacia él, ayudándome a ponerme en pie.
- ¡Auch! Sí, creo que estoy bien, lo único que me duele es la mano derecha… –Dije retirando el contacto con él.
- Creo que te has caído sobre ella, por eso te duele. Deberíamos ir al médico para que te vieran esa mano… –Me dijo mientras me cogía las dos manos y las comparaba la una con la otra.
- No, tranquilo. No es nada, ya se me pasa. –Dije mientras echaba a andar otra vez.
- Se te pasará, pero, ¿qué tal si te has torcido la muñeca? La tienes muy hinchada y si no vas al hospital a que te curen, lo más seguro es que se te quede igual o más de torcida que… ese dedo. –Dijo disminuyendo cada vez más el tono de voz.
- No, no te preocupes. Si el dedo se curó solo, la muñeca también. –Dije desganada, intentando pasar del tema.
- Bueno, como quiera la señorita… –Sentenció. Aceleró el paso para alcanzarme.
- Siempre estás donde  menos me lo espero. Apareces así, de la nada… –Le dije poniendo cara de incomprensión.- ¿Acaso me persigues? –Pregunté llegando a la última opción razonable en mi cabeza.
- La verdad es que no me despierto pensando en donde vas a estar para ir y asustarte. No es uno de mis mejores planes. –Concluyó con tono gracioso.
- Si fuera realmente así, tendría que tener miedo, ¿no? –Pregunté entre risas, intentando tener gracia.
- Yo mismo lo tendría de mi… –Suspiro mientras elevaba los hombros y finalmente echaba a reír.
- James, ¿tú tienes el mismo horario que yo, o vas por el campo científico? –Le pregunté cambiando de tema mientras que esperábamos a Robustiano, el conserje del instituto.
- Un artista como yo, no se puede desperdiciar en la rama científica. Estoy en artes, y lo siento mucho, pero me vas a tener que soportar los dos trimestres que quedan de curso. –Me sacó la lengua mientras empujaba el portón para poder pasar dentro del recinto escolar.
- Gracias Robus. –Le dije al conserje saludándole con la mano.
- ¡Nada chica! ¿Cómo es que habéis venido tan temprano? –Preguntó mientras cerraba con llave aquella puerta tan grande y pesada.
- Pues la verdad, no lo sé. Supongo que para volver a coger antiguas costumbres… Que pase buen día Robus. –Me despedí, mientras que me encaminaba sola al pabellón de música. Vi como James se alejaba, dirigiéndose al gimnasio.

Al entrar me sorprendió lo revuelta que estaba la sala. No había ni un instrumento en su lugar correspondiente. Entre tanto desorden, divisé mi pequeño piano encima de una mesa. Intentado no llevarme nada de por medio, me encaminé hacia él para cogerlo. ¿Cuánto tiempo llevaría sin tocarlo? Sin exagerar, perfectamente unos siete meses, más o menos desde que empecé a salir con Niall, hasta dudaba de que el supiera de mis habilidades con el piano...
Con delicadeza lo llevé hasta el escenario de la sala de orquesta donde se hacían las representaciones musicales. Lo puse sobre un pequeño atril y me senté en un taburete. Posé mis dedos sobre las teclas y llenando mis pulmones de aire, las pulsé. Con los ojos cerrados y con el cuerpo inspirado, empecé a tocar una nueva melodía. Sentía como la música fluía por mis dedos. Aquella delicada melodía pasó a un ritmo muy lento hasta llegar a mi propia versión de Irresistible. Mi cuerpo me pedía cantar, pero sentía que si lo hacía, se me agarrotaría la voz. Esta canción me traía tantos recuerdos, emociones, sentimientos… Un hilo de voz temblorosa salió de mi garganta. “Don’t treat make me stay or ask if I’m ok, I don’t have de answer… Don’t make me stay de night, or ask if I’m alright, I don’t have de answer…” Ahora mismo, me sentía muy identificada con la canción. Mientras mis dedos continuaban el ritmo, y mi voz ya más relajada acompañaba la melodía, sentía una pequeña presión en el pecho, como una agonía queriendo ser ahogada en lo más profundo de mi corazón. La última tecla fue pulsada, sentenciando el final de la canción. Abrí los ojos lentamente, respirando profundo. El sonido de un aplauso pausado pero continuo que provenía de detrás de mí, hizo que me sobresaltara y me girara rápidamente, para ver de quien se trataba. Un foco apuntándome directamente en la cara me impedía que pudiera reconocer a la persona, tan solo podía definir su contorno.

- Aww, ha sido completamente precioso, creo que hasta me he emocionado. –Me alabó una voz femenina, con un acento muy raro. Su figura se iba acercando con timidez. Cada paso hacia a mi hacia que pudiera visualizarla mejor.- ¿Katia? ¿Eres tú? –Me preguntó aquella chica que se me hacía reconocida, al llegar a mi altura. Mi única reacción fue fruncir el ceño.
- Emm… Sí, soy yo… –Le respondí encogiendo los hombros. De inmediato mis facciones cambiaron a sorprendidas al observarla de la cabeza a los pies. Estaba paralizada intentando dar crédito a la situación. ¿Casualidad, coincidencia, destino… Karma? No, no, no. No podía ser, y si lo era, era demasiado… ¿Raro?
- No puede ser cierto… –Dije en un pequeño suspiro. Creo que si  hubieran grabado mi cara, tendrían motivos para reírse de mí durante el resto de mi vida.- ¿Zaynab? –Pregunté poniéndome en pie, acercándome más a ella, entrecerrando mis ojos, observándola mejor, para verificar mis dudas.
- ¡Sí! –Saltó encima de mí estrujándome entre sus brazos.
- Es imposible… ¡¿Qué haces aquí?! –Exclamé de la emoción correspondiendo a su abrazo.
- ¡Estudio aquí! –Me respondió separándose de mí y poniendo una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡¿Cómo que estudias aquí?! ¿Qué haces en pijama? –Le pregunté extrañada.
- Si, ayer entraron todos los becados, solo que muchos vuelos de España y Francia salieron con retraso, debido al temporal, por eso, yo y algunos alumnos más, empezamos hoy las clases. Pensé que hasta unos diez minutos antes de empezar las clases esto estaría vacío. Al escucharte, salí corriendo de mi habitación y por eso estoy en pijama, jaja. –Me explico mientras se rascaba la cabeza y se reía de ella misma.
- ¿Sabes qué? ¡Todavía sigo esperando a que me hables por WhatsApp! –Le reprendí con el dedo, seguido de una carcajada.
- No me vas a creer… Cuando llegué a casa, quise hablarte, pero se me borraron los dos últimos números de tu móvil. –Dijo poniendo cara triste.
-  Pff… Debí apuntártelo en un papel. –Le dije disculpándome.
- ¿Te parece si vamos a mi habitación y me lo vuelves a dar? –Me preguntó sonriente.
- Me parece más que perfecto. Y de paso me cuentas que tal te fue aquel día y como es que estas aquí. –Le dije mientras ponía el taburete en su lugar.
- Vamos entonces. –Me ofreció su mano y yo la acepté para que me guiara hasta su habitación.

[…]


Subí acompañada de Zaynab hasta el tercer piso, donde hoy también daríamos Física a primera hora. Después de haber estado tumbada durante un cuarto de hora en la cama de mi nueva compañera de clase, no me apetecía para nada iniciar la jornada de estudio. Al menos ahora me llevaba mucho mejor con James y no tendría que sufrir tanto en las clases donde nos tocaba sentarnos juntos. Al terminar de subir las escaleras, divisé a Kelly y a Diana sentadas dentro del baño. Eché a correr, no sin antes enganchar mi mano con la de Zaynab y tirar de ella hasta llegar donde las chicas.

- ¡Golfas! ¿A que no sabéis a quien me he encontrado? –Les pregunté con tono juguetón poniendo cara de intrigante, escondiendo detrás de mí a Zaynab.
- ¡Señorita Katia! –Giré sobre mis talones al escuchar tras de mi la irritante voz de mi profesora de Español.- Hágame el favor de moderar su vocabulario, que no estamos en un establo.
- Lo siento señorita Cleawater, no volver a ocurrir. –Dije agachando la cabeza en señal de disculpa.
- Eso espero… Preséntese en mi despacho, tengo una cosa que comentarle. –Sentenció arisca mientras me daba la espalda.
- Ahora mismo voy señorita Cleawater. –Entoné en tono burlón poniendo muecas, para después resoplar.
- Katia se ha metido en problemas, Katia se ha metido en problemas… –Canturrearon al unísono Diana y Kelly mientras se ponían en pie.
- Bueno Zay, te dejo con este par. Ahora vuelvo… Eso espero. Y vosotras, no la hagáis sufrir. –Dije mientras me encaminaba al despacho y dejaba a mi espalda gritos de sorpresa, saludos y bienvenidas. Caminé a paso ligero y antes de abrir aquella puerta de madera antigua, cogí aire.
- Buenos días, dijo que me quería decir una cosa. –Dije mientras cerraba la puerta y me ponía en una posición firme ante ella. Pude ver una cabellera rubia sobresaliendo del respaldar de la silla que se encontraba en frente de su mesa.
- Buenos días. Por favor, tome asiento al lado de la señorita Moreno. –Me señaló el sitio contiguo al de la rubia. Sin ganas, la obedecí.
- Tú dirás. –La tuteé seca mientras me acomodaba los pliegues de la falda.
- Ella es la señorita Marta Moreno. Ha venido desde España, ya que le concedimos una de las becas por sus altas calificaciones. –Me contó mientras sonreía falsamente y señalaba a la chica que tenía al lado.
- Hola, yo soy Katia Mal… –Giré el tronco estrechándole la mano en forma de saludo, pero se me hizo imposible terminar de gesticular palabra alguna, al ver aquel rostro angelical, ya conocido para mí. “Que pequeño es el mundo”, pensé.

Capítulo 22, “La clase de física”

La tarde en casa fue agotadora, después de comer y entregarles los regalos a Perrie, Danielle y a Gonzalo, jugamos al Just Dance en la Wii. La habilidad que tenían para bailar, me impresionaba, en cambio yo parecía un pato mareado sin rumbo, con un mando enganchado en la muñeca. Después salimos a dar una vuelta para ver tiendas por el centro, pero el viento frío y congelador, hizo que decidiéramos irnos cada uno a su casa.
Al llegar, me topé con Mofo tumbado en el felpudo de la entrada, esperándome. Me sentía mal por no haberle dado casi ningún gesto afectivo, pero todo esto me pilló de sorpresa, así que le cargué por las patas y me lo llevé a mi habitación, donde me puse el pijama para estar más cómoda y poder jugar más a gusto con el perrito.

- Pequeñito, que bonito que eres... Lo siento por lo de esta mañana, ¡pero me diste un buen susto! Mañana cuando venga del instituto, te traeré una correa y un collarín con una placa con tu nombre por si te pierdes, comida de perro y cuencos para que puedas comer. –Le dije mientras acariciaba su lomo, para después rascarle el cuello con energía, lo que hizo que pasara de un estado tranquilo y sosegado a uno eufórico y juguetón.- ¡Ay Mofo, no me muerdas el pelo! –Repentinamente paró y puso las orejas hacia arriba, mirando hacia la ventana, lo que hizo que yo también dirigiera la mirada hacia ahí.- ¿Qué pasa Mofo? –Segundos después sonó el timbre. Me levanté de la cama y me dirigí a bajar las escaleras para abrir la puerta.- No te muevas de ahí bola de pelos, eh... –Corrí para abrir rápidamente la puerta.
- ¿Intentas que te tenga miedo? –Le pregunté entrecerrando los ojos, extrañada.
- Que va... Tan solo asustarte. –Me respondió mientras dejaba ver media sonrisa en sus labios.
- Pues creo que te estas esforzando y lo estas consiguiendo. ¿Qué haces aquí? ¿Acosarme? –Le pregunté mientras me cruzaba de brazos, apoyándome en el marco de la puerta.
- Oye Kat, te lo tienes muy creído, ¿no? –Me preguntó poniendo una expresión pícara en su cara y copiando mi postura.
- Que quieres... –Le exigí saber con tono cansado para después soltar un suspiro.
- Me he encontrado con las… tus amigas, y les pregunté donde vivías, y aquí estoy. –Me  respondió mientras apartaba la mirada de mí y la dirigía al interior de la casa.- Hace frío.
- Sí, mucho. ¿Y para que has venido? –Le pregunté mientras juntaba más la puerta.
- Para que me enseñes Física, profesora Malik. –Me dijo con tono juguetón.
- ¿Puedes dejar de ser tan... bobo? Si has venido para eso, ¿dónde está tu cuaderno para que cojas apuntes? –Le pregunté con tono enfadado.
- Confiaba en que tú me lo dejarías. Bueno, veo que te incordio, lo siento por haber venido, tendría que haberte avisado antes. Nos vemos mañana en clase. –Dijo mientras agachaba la cabeza y se giraba para volver por donde había venido. Fue en ese momento, en el que me di cuenta de lo borde que estaba siendo con él, pero si lo estaba siendo es porque él era muy irritante...
- Espera James... Pasa, anda. –Le dije con tono de súplica mientras esperaba a que se girara.
- ¿Estás segura? No quiero molestarte más. –Me respondió con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones.
- Si, el próximo día, seguro que tenemos examen sorpresa, y... si suspendes perderás la beca, ¿no? –Le dije mientras le llamaba con la mano y me metía en casa.
- Gracias. –Escuché su voz a mis espaldas mientras cerraba la puerta.- ¡Wow...! Menudo casoplón tienes, ¿no? –Me preguntó mientras no paraba de observar a su alrededor.
- Bueno... Es como las casas de por aquí. –Le respondí. Su presencia me incomodaba, sentía su mirada en mi nuca constantemente.- ¿Quieres un café o algo de beber? –Le ofrecí.
- No, muchas gracias –Me respondió sin dejar de mirar las fotos enmarcadas de las estanterías.- ¿Quién es este? Me suena mucho su cara. ¿Es tu novio? –Me preguntó mientras señalaba una foto en la que salíamos Zayn y yo abrazándonos, en la fiesta de mi cumpleaños pasado.
- Jaja, que va... es mi hermano. –Me hizo gracia su pregunta, realmente no sabía si me estaba tomando el pelo o de verdad no sabía quién era mi hermano. Puse en la mesa los libros de Física y busqué un cuaderno en limpio, para practicar ejercicios. El silencio inundó la sala.- Dime James, ¿por qué? –Le pregunté echa un lio.
- ¿Por qué, el que? –Me preguntó ahora él.
- ¿Por qué eres tan bipolar? –Le pregunté mientras dejaba escapar de mi garganta una pequeña risa.
- No sé a qué te refieres. –Me contestó seco mientras se acercaba a la mesa, para sentarse a mi lado.
- Que primero vas de gallito, el más macho, de cretino y después eres un trozo de pan. –Le dije mientras abría el libro y buscaba la página que nos habían mandado.
- No sé Katia, porque yo soy así, soy un chico mal. He visto que mi comportamiento te incomodaba, y ya que vamos a estar algunas tardes juntos, pues... Eso. –Me respondió sin dejar de mirarse los zapatos.
- Ah, bueno. No sé, como cuando vinieron mis amigos, también cambiaste en rotundo... Por eso preguntaba. Porque para ser sinceros yo estoy un poco tocada de la cabeza, jajaja. –Le dije mientras me reía y movía el dedo índice en círculos al lado de mi frente.
- Es que aunque no lo parezca soy muy vergonzoso... –Por fin me miró y me lanzo una sonrisa tímida.- ¿Sabes? Las personas que están locas, al final son las mejores personas. –Me respondió ya esta vez mirándome.
- Emm... Bueno, comencemos. –Le dije cambiando de tema.

No es que fuera muy lista, pero la física se me daba bien. Cada cosa que explicaba, James la entendía perfectamente, y con su nuevo comportamiento, daba gusto enseñarle y hasta de pasar el rato con una persona así. El crujido de mis tripas me alertó de la hora que era. Ya había oscurecido, y me sentía un poco cansada.

- ¿Tienes hambre? –Me preguntó mientras dejaba de lado el cuaderno con el problema de dinámica.
- La verdad es que si... Un poco, es que suelo cenar temprano. –Le respondí mientras posaba mi mano sobre mi tripa.
- Ah, bueno, pues yo creo que me voy, para que puedas cenar tranquila. –Me dijo mientras cogía su chupa de cuero del respaldo de la silla.- ¿Cuándo podría volver a venir para terminar el temario? –Me preguntó ya en la puerta.
- Emm… pues mañana mismo o cuando tú quieras. Todas las tardes estoy libre. Pero avísame antes. –Le dije con una sonrisa en la cara.
- Bueno, pues nos vemos mañana en clase. Adiós. –Se despidió, y antes de salir por la puerta, me dio un beso en el moflete, lo que hizo que me quedara paralizada. ¿Por qué mi cuerpo reaccionó así ante un simple y tonto beso?
- Adiós. –Susurré mientras ponía mi mano encima del rastro que quedaba de sus labios en mi cara. Al reaccionar cerré la puerta y apoyé mi espalda en esta, reflexionando todo. ¿Qué se supone que estaba haciendo? Mi mente estaba totalmente bloqueada. El sonido del timbre hizo que me estremeciera y tuviera un acto reflejo de abrir la puerta de inmediato. Y ahí estaba él.
- He pensado que... Si te apetecía venir a cenar conmigo... ¿Quieres? –Me preguntó mirándome esta vez fijamente. Su pregunta, otra vez me pilló en blanco, desprevenida como aquel beso.
- Emm... Es que... No... –Tartamudeé continuamente. Otra vez las tripas me volvieron a sonar.
- Anda, te están suplicando que aceptes, escucha como suenan, jaja. –Me dijo con tono gracioso mientras que ponía la mano al lado de su oreja, haciendo como si lo estuviera escuchando como se quejaba mi estómago.
- Pero... No puedo James, lo siento, tengo un montón de cosas que hacer… Me encantaría, quizás en otra ocasión. –Le dije con la voz temblorosa, reaccionando ante la proposición.
- Bueno, pues lo dejamos para otro día. No te creas que me voy a olvidar muy fácilmente de que me debes una cena, eh… –Me dijo señalándome con el dedo, mientras me sonreía.
- Claro, otro día podríamos quedar con todos a cenar, estaría genial. –Le contesté cambiando el mensaje.
- Perfecto, otro día quedamos a cenar, tú y yo. –Continuó  insistiendo.
- Jajaja, venga, nos vemos mañana. –Reí ante su terquedad, y me despedí con la mano mientras que iba cerrando la puerta.

Caminé hasta la cocina mientras pensaba que cenaría hoy. ¿Ensalada? Que va, hace mucho frío como para una ensalada, mejor una taza con leche calentita y ya está, me respondí a mí misma. Me la preparé y subí  a mi habitación. Cogí el libro de Arte y el móvil y los dejé sobre mi cama. Fui a preparar el uniforme para mañana y no estar haciéndolo a última hora. Me terminé la taza de leche y me fui a lavar los dientes. Antes de meterme en la cama por fin, me hice un “moño choni” para poder estudiar a gusto.

* Conversación del WhatsApp *
Niall ♥: Mi vidaaaaa.
Yo: ¡Mira mi amor! (Imagen envida)
Niall ♥: ¡Oh! Que preciosa estas mi amor, y Mofo ha crecido, eh… Jaja.
Yo: No me mientas, estoy fea, con solo decirte que estoy estudiando Arte y ya sabes las pintas que llevo cuando estudio, jajaja. Mi cachorro sí que está precioso.
Niall ♥: Sabes que tú siempre estas preciosa. (Imagen recibida)
Yo: Jaja, mi rubio, ¡tú sí que eres precioso! ¿Sabes que te echo mucho de menos?
Niall ♥: ¿Cuánto? ¿Mucho, mucho?
Yo: Eso se queda corto… Sabes perfectamente que tan solo ha pasado un día y ya me haces falta.
Niall ♥: Quiero que estés aquí, entre mis brazos.
Yo: Y yo estar entre ellos.
Niall ♥: Menos mal, que dentro de un par de semanas, nos dan un par de días libres y podré ir a verte.
Yo: Eso es genial, cariño. Espero que se pasen rápido. ¿Qué tal el día? ¿Los chicos están bien?
Niall ♥: Bueno, cansado… ¿Y el tuyo pequeña? Están todos bien, extrañándoos también a vosotras.
Yo: Pues mi día como los de siempre. Hoy casi discuto con la de Física…
Niall ♥: ¿Y eso? Kat, no quiero que te metas en problemas.
Yo: Pues porque la muy… Bueno, que me dijo que le tenía que dar clases particulares a un alumno nuevo. Más bien, me exigió.
Niall ♥: Ay… Pero no te enfades cielo, todo pasa por algo.
Yo: Ya, tienes razón. Al final el chico vino hoy a casa y le di una clase, y todo genial.
Niall ♥: Me alegro pequeña. Bueno, me tengo que ir, me está llamando tu hermano que tenemos que salir ya del hotel. ¡Estudia mucho! Te amo.
Yo: Vale mi vida. Te amo más.
* Fin conversación del WhatsApp *

Contemplé la foto que le había enviado, salía abrazando a Mofo. La foto sería más que perfecta si en ella también estuviera mi chico, pero bueno, lo que me tranquilizaba era que dentro de unas semanas le volvería a ver… Pasé a la siguiente foto, la que me había enviado él, salía con los ojos cerrados y poniendo morritos; sin pensármelo dos veces, la coloqué de salvapantallas. Puse la alarma en el despertador y conecté el móvil a cargar, ya estudiaría mañana, estaba cansada. Cerré los ojos convenciéndome que mañana faltaría un día menos para verle.