- Si tío, le dejo la bandeja arriba y bajo
a que me lo cuentes. Además, estoy molido, necesito descansar. –Le respondió Liam
a Harry.
- ¡Vale, no tardes que si no me quedo dormido! –Gritó
Harry desde abajo, todavía tumbado en el sofá. Nosotros ya habíamos llegado a
la primera planta. Liam me entregó la bandeja y antes de irse escaleras abajo,
me dio un beso en el moflete, acompañado de un rápido “Gracias pequeña, me voy
a dormir al sofá”. No me dio tiempo a responderle, ya se había esfumado. Fui
corriendo a mi habitación para ver que hacía mi chico. Llegué, cogí la bandeja
con una mano, para abrir la puerta, entré y cerré.
- Pensaba que no volverías más. –Me dijo
desperezándose y entreabriendo los ojos mientras se sentaba en la cama.
- Lo siento cariño, te resumo: Yo, desayuno, no
periódico, salir calle, buzón, periódico, paparazzi, Harry salvar, chica rubia
mirarme, sentirme mal, ¡PUM!, Harry y Liam cocina, Harry ibuprofeno, Liam
hablar, sentirme mejor, Harry “sex boom”, Liam y yo subir con bandeja, yo
entrar, darte un beso, ahora. –Le conté casi sin respirar mientras le daba un
pequeño beso en la frente. Me senté a los pies de mi cama y le dejé la bandeja
en su regazo. Realmente, estaba cansada y dolorida, pero era verle y recomponerme.
- Wow, ¿pero qué bien te lo pasas sin mí, no?
Espera... ¿Harry sex boom? –Me preguntó incrédulo, mientras le daba un gran
bocado a la tostada. Pude ver en sus ojos azules, algo de desconfianza. Pensaba
que él ya lo tenía olvidado, pero veo que no...
- Jaja, se podría decir que... ¿Sí? Pero no, hubo un
momento en el que no me lo pasé nada bien, pero eso ya te lo contaré después,
antes respóndeme a una cosa. –Le dije mientras me acercaba un poco más a él.
Estaba raro, como en su mundo, creo que pensando en la última pregunta que me
había hecho.- A ver Niall, es que he visto tu reacción cuando he dicho lo de
Harry, ¿estas enfadado? Porque yo no le veo motivo alguno, eso ya es agua
pasada, y tú sabes perfectamente que yo te quiero a ti. Además no hicimos nada,
más bien fue una confusión, tú, te confundiste. Le dije mirándolo mientras se
terminaba la tostada. Después de unos momentos en silencio, al final me
respondió.
- Es que solo de recordarlo... ¡Me entra rencor y a
la vez me da risa! Claro que no me he enfadado, pero es una cosa rara. Ya sé
que solo me quieres a mí, pero es que en ese momento, cuando recién nos
conocimos, yo no sabía que pensar cuando os vi... Y también sé, que no éramos
novios, pero yo ya te quería en secreto. –Me respondió relajado y fue justo ahí
cuando me vino a la mente ese día y otra vez volví a recordar:
Era un día normal y corriente, iba de camino a mi
casa mientras hablaba con Diana por el móvil. Entré en casa. Creo que no había
nadie, no había jaleo... Dejé la mochila tirada en el suelo y subí a la planta
de arriba. Realmente estaba cansada, tras nueve largos meses en el instituto, había
tenido mi último examen. Por fin, ya estaba de vacaciones. Pasaba de ir la
semana que quedaba, ya que solo se harían las recuperaciones y la fiesta de fin
de curso y no tenía más ganas de nada. Al llegar a mi habitación, solo quería
ponerme el pijama y echarme a dormir. Empecé a quitarme el polo, la falda...
hasta quedarme en ropa interior y vi desde el espejo de mi armario un gran
bulto encima de mi cama, ¿qué era eso? Me giré y fui hasta esta. Lo primero que
se me pasó por la cabeza, es que Tom y Bella, se hubieran metido debajo del
edredón. La verdad no sabía qué hacía yo con un edredón el pleno Junio... Lo cogí
con fuerza, lo retiré y me quedé quieta mirando; lo que había debajo del
edredón ¡era una persona!
- ¡AH, KATIA! ¡¡COÑO, QUÉ SUSTO!! ¿QUÉ HACES AQUÍ? –Me
preguntó él, todavía con los ojos entrecerrados mientras que se ponía la
almohada encima de la cara. Yo estaba de lo más liada, desconcertada, por lo
que no reconocí quien era, seguro que lo sabía, pero en ese preciso momento no
caía, parecería tonta. Después de un buen rato, de asimilar que un extraño
estaba en mi cama, me puse a observar. Él, estaba en ropa interior, llevaba unos
boxers negros que ponían el letras grades Calvin Klein, seguí recorriendo su
cuerpo musculoso hacia arriba y me topé con una cosa... ¿extraña? Si, ese chico
tenía cuatro pezones, no pude evitar esbozar unas pequeñas risas, al hacerlo vi
como levantaba por un costado la almohada para mirarme mientras que elevaba una
ceja. Por fin le reconocí, vi esos ojos verdes observándome y esos rizos
despeinados, totalmente revueltos.- ¿Qué, te vas a quedar ahí parada o me vas a
dar un beso? Sé que lo estas deseando, nena. –Dijo mientras dejaba su cara al
descubierto. Aunque lo hubiera dicho con tono gracioso, ¿cómo podía ser tan
creído? Ya le conocía y se podía decir que ya no tenía vergüenza con él, así
que le respondí en su tono.
- ¿Y tú, te vas a quedar ahí, o te tengo que sacar
yo Mr. Hoyuelos? ¿Cómo has entrado? ¿Qué haces aquí? ¿Y peor aún, qué haces en
mi cama? –Le ametrallé a preguntas mientras le tiraba de la mano para que
saliera de esta.
- Uy, la Kat se pone agresiva... Jajaja. –Rio y su
pecho subió para coger aire.- Pues mira linda, hemos entrado con las llaves que
me dio tu hermano, las tengo desde hace tiempo. Estamos aquí, ya que hoy no nos
tocaba grabar y estábamos cansados porque ayer por la noche, nos fuimos de
juerga. Y yo estoy en tu cama porque... tú quieres que esté aquí, ¡a que sí!
Venga Kat, yo sé que te gusto y tú a mí también y más en ropa interior, grr. –Me
dijo en tono vacilón, pero vi que no era broma, para nada, él iba totalmente en
serio. Ahora sí que me había pillado en blanco y como no… yo y mi memoria de
pez, otra vez estaba haciendo el ridículo, me había olvidado
completamente de que estaba en ropa interior.
- ¡Ah, mierda! –Dije por lo bajo mientras cogía el
edredón para taparme. ¿Cómo poder resistirme a los encantos del señor Styles?
Su mirada persuasiva seguía sobre mí, yo solo se la aparté, mirando al suelo.
Pero en mi mente solo había lugar para un chico, ese chico rubio de ojos azules
que con solo una sonrisa, me enamoró desde el primer día, pero tenía la
sensación, de que nunca pasaría nada con él.- Emm... Harry, jaja, que gracioso
¿no? Jajaja. –Dije entre risas falsas, una risa producida por el nerviosismo.
- No, para nada preciosa, yo no le veo la gracia, lo
digo de verdad. –Me respondió, con un tono de seguridad, que realmente me hizo
volver a dudar. Vi cómo se incorporaba y se sentaba en el borde de la cama
dejando los pies colgados, quedando enfrente mío, mientras me cogía de los
brazos y me arrastraba hacia él. Ahora sí que no, yo no iba a ser capaz.
- Harr... –Intenté pararle, pero empezó a darme
suaves besos empezando desde el hombro y fue subiendo lentamente hasta el
cuello, donde se hallaba mi punto débil.- No, Harry. –Le dije firme, pero sin ningún
resultado, ya se estaba aproximando a mis labios.- ¡No Harry Styles, no! –Le reprendí
mientras presionaba ligeramente con mis dos manos, sus mofletes, dejando su
boca en morros. Tenía cara de tonto, con los ojos súper abiertos y no paraba de mirarme
incrédulo. Estuvimos así unos cuantos segundos, hasta que vi que ya no me
miraba, sus ojos tenían otra dirección, se perdían detrás de mí. Rápidamente me
giré y le vi.
- Ho-hola Niall... No, no es lo que parece, noso...
NO ESTÁBAMOS HACIENDO NA... –No pude terminar, vi como desaparecía por la
puerta y tras un rato escuché un fuerte golpe, un portazo. ¿Habría pensado que
estaba besando a Harry? Porque la verdad, si yo hubiera visto a Harry con los
morros así y en calzoncillos, también lo hubiera pensado, pero... ¿por qué
se habría puesto así? Ahora sí que estaba paralizada... y estaría con cara de
desconexión.
- Katia, ¿estás bien? Espera, pillina... ¡A ti quién
te gusta es Niall! Oh, que mona. Tranquila, no te preocupes yo se lo explico
todo. Pero... ¿Por qué le tendría que explicar algo? Qué raro se ha puesto,
como si le hubiera dolido verte así conmigo... ¡¡Ostias, ya lo comprendo todo!!
–Dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza, supongo que atando cabos,
mientras echaba sus rizos hacia atrás.
- Joder, joder, joder... –Murmuré en voz baja,
sentía que empezaba a hacer demasiado calor, creo que ya no por el edredón, sino
por la pillada, la de Niall. Harry me había calado y eso no era
bueno. Qué vergüenza...- No, no, no, no… ¿De dónde sacas que me gusta Niall? Bah, que
chorradas... Já, que cosas tan graciosas dices Harold... –Le dije con voz
temblorosa. Esperaba que no notara que estaba mintiendo.
- Katia no lo niegues, te vi, te vi cómo le mirabas
y como te pusiste cuando se fue, como si se te cayera el alma al suelo. –Me
dijo mientras atrapaba mi mano y la cogía con fuerza. Vale sí, me había
pillado. ¿Y ahora qué iba a hacer? Ese secreto me lo había guardado solo para
mí y ahora lo sabía el ricitos.- Y la cara de Niall era un poema. Ya lo
comprendo absolutamente todo... Todas esas indirectas... Lo bobo que se ponía
cada vez que te miraba, que tierno. Yo creo que le gustas y le ha molestado
vernos así, por eso creo que se fue, para no armarla... –Continuó, soltando mi
mano con delicadeza. Lo que me había dicho, ¿sería verdad? ¿Niall sentiría algo
por mí? Y si lo sentía, creo que ahora mismo estaría odiándome. ¡Yo no quería
que pasara esto! ¡¡Todo era un malentendido!!- Lo siento, de verdad, no sé qué
me ha pasado. Mira pequeña, a mí siempre me has gustado, desde que te vi bajar
por las escaleras con Niall, pero aunque no lo parezca, no me atreví a
decírtelo. A ver, no es que este enamorado de ti, solo quería probar a ver qué
tal, a ver si funcionaba, pero debí de haber parado cuando me lo dijiste por
primera vez. –Me dijo sereno mientras agachaba la cabeza, pude ver sus mofletes
rojos, supongo que de la vergüenza de haberse “declarado”. Por fin reaccioné.
- Harry, no te disculpes, creo que aquí nadie tiene
la culpa. Por favor, no le digas nada a Zayn, que me cuelga... Ni lo de
que me gusta Niall, ¿vale? Ahora por favor necesito estar sola. –Dije mientras
me dirigía a coger mi ropa del armario.
- Vale, te comprendo y enserio, lo siento de verdad,
si hay algo que pueda hacer... De momento voy a hablar con Niall. –Me dijo
mientras que salía por la puerta.
- No, eso déjamelo a mí, o aunque sea déjame que lo
haga yo antes que tú. –Le pedí un poco más relajada mientras me acercaba a la
puerta, el solo asintió con una sonrisa y salió tras ella para bajar por las
escaleras. Cerré la puerta y me dispuse a vestirme. Pasaba de ponerme el
pijama, ya tendría tiempo de dormir todo el verano. Solo quería ir a buscarlo y
hablar con él de lo que había pasado y de mis sentimientos hacia él de una vez
por todas, eso, si antes no me desmayaba, pero tenía que coger el valor.
Mientras me iba vistiendo me repetía a mí misma, "Katia, tu puedes, no va
a pasar nada". Me puse una falda con vuelo, ceñida a la cintura, una
camiseta palabra de honor y unas Converse blancas, quería ir guapa pero a la
vez cómoda. Me puse un poco de rímel, me hice una trenza espigada a un lado,
cogí mi bolso y me dispuse a ir en su busca. Después de todo lo que me habían
contado los chicos, sabía dónde encontrarlo. Bajé corriendo las escaleras,
Harry estaba todavía allí, me despedí de él dándole un beso en la mejilla, no
le di explicaciones, por lo que se quedó extrañado. Paso tras paso, iba
pensando la forma en la que se lo iba a explicar. Por fin llegué, le vi dentro,
sentado, esperando su pedido. Cogí aire y todo el valor posible, todo el que
pude y entré. Estaba temblado, caminé hasta él y posé mis manos sobre sus ojos.
- ¿A qué no sabes quién soy? –Le pregunté con la voz
temblorosa, el negó con la cabeza.- Lo siento. –Le dije con tono apagado. No había
hecho nada malo, pero me sentía mal por dentro. El solo se giró y se levantó,
librándose de mis manos tembleques, se acercó a mí y me quedó mirando a los
ojos. Se había acercado tanto, que estábamos a milímetros de distancia, pude
ver que sus ojos estaban rojos. ¡Mierda! Había estado llorado, y eso hizo que
se me rompiera el corazón.
- Hola. –Me dijo con una sonrisa dibujada en la
cara. –¿Estaba contento? Pues yo estaba confundidísima. Me enganchó poniendo
sus manos en mi cintura.- Me muero de ganas de hacer una cosa, que desde que te
vi por primera vez, no he dejado de pensar cada minuto, cada segundo... ¿Me dejarías
probar? –Me preguntó con un hilo de voz. Verdaderamente, los dos estábamos
nerviosos, pero era verle, tocarle y empezar a relajarme. Solo asentí mientras
que cerraba los ojos. Sentí su respiración, su aroma embelesador, tan cerca de mí...
Ese momento era tan perfecto, que me gustaría paralizarlo, para vivirlo durante
años. Sus labios se posaron sobre los míos, como una leve caricia, lentamente
empezamos a unirnos en un largo, tierno, perfecto, inolvidable beso. Pero algo
nos interrumpió.
- Señor. ¡¡Señor!! Aquí tiene su podido, pase por
caja para pagar. –Le dijo a voces la cajera de Nando’s. Él se separó de mí,
sonriéndome con una cara de felicidad, seguro que yo tenía la misma. Me soltó y
se dirigió donde la cajera, yo todavía estaba en las nubes, cuando me di cuenta
de que medio restaurante me estaba mirando y cuchicheando cosas por lo bajini.
Sentí que Niall me pasaba el brazo por la cintura y me empujaba hacia la
puerta.
- Vámonos cielo, no quiero que me reconozcan. –Me
dijo susurrándome al oído. Cuando le miré, ya tenía puestas unas gafas negras y
la gorra.
- Claro. –Le respondí alegre.
Nos dirigimos a un parque solitario que se
encontraba cerca de mi casa. Nos sentamos en un banco y estuvimos hablando y
riendo durante horas, mientras que comíamos. Le expliqué lo que pasó con Harry
con detalle, que todo había sido un malentendido, no quería que hubiera que
esconder nada más. También hablamos de lo que sentíamos el uno por el otro, nos
dijimos cosas verdaderamente muy bonitas...
- Bueno Kat, entonces… ¿quieres ser mi novia? –Me
dijo avergonzado mientras miraba el suelo. Tierra llamando a Katia… ¡Que me lo
había pedido! Me quedé paralizada durante un buen rato, hasta que me
acerqué a él, dándole un beso, un beso intenso.
- ¿Eso me lo tengo que tomar como un sí? –Me preguntó
acariciándome la mejilla.
- Eso es un sí. –Le respondí sonriendo mientras
negaba con la cabeza y sujetaba su mano contra mi mejilla.
- ¿Si? ¿¿Si?? Digo… ¡Sí! ¡Wohoo! –Cogió mi cara
entre sus manos y me acercó rápidamente a mí para darme un beso efusivo para después
ponerse en pie y ponerse a dar saltos como loco por el parque.- Katia me has
hecho muy feliz. ¿Y sabes qué? Que te quiero, te quiero, te quiero, ¡te quiero!
–Me dijo gritando eufórico mientras me daba besos por toda la cara y finalmente
me abrazaba. Lo único que yo podía hacer ante su reacción era corresponderle y sonreír,
sonreír como una verdadera bobalicona. ¡Me quería! Y yo a él. Creo que este día
no lo olvidaremos ninguno de los dos, fue muy especial, con sus inconvenientes,
pero que sin ellos, no hubiera sido perfecto.
Y volví a la realidad:
- Nialler,
amor, no sé qué hacemos hablando de esto… Ese tema ya estaba zanjado. Harry
para mi es uno de mis mejores amigos, pero nada más. Te quiero y pase lo que
pase, siempre te querré. –Le dije mientras retiraba la bandeja de su regazo
para sentarme encima de él.
-
Tienes razón cariño, he sido tonto, un tonto celoso. Ni siquiera me contaste el
porqué de lo de “Sex Boom” pero es que en cuanto se refiere a ti, ¡siempre me
pongo celoso! Y más ahora que dentro de una semana me voy. Katia que yo te quiero
mucho más. –Me volvió a asegurar, besándome la mano y en respuesta le sonreí.
Le
conté todo lo que me pasó cuando bajé a prepararle el desayuno y entre risas y
risas, pasamos el día en mi habitación, era la mejor forma de aprovechar el
día, junto a él, el amor de mi vida.