- Kat, pequeña, ¿enserio que estás bien? Porque no
me lo parece. –Me preguntó Harry no muy convencido.
- No, Harry, no. Me encuentro fatal, llévame a la
cocina, por favor. –Le respondí, con dificultad en un sollozo, lo suficiente
alto para que me pudiera escuchar, mientras que intentaba incorporarme.
- ¡Oh, Katia! ¡Ahora sí que estas pálida! Vale enana,
no te preocupes, vamos a la cocina. –Me dijo mientras recogía la prensa y se
agachaba para coger mi brazo, todavía anclado alrededor de mi tronco y se lo
pasaba por encima del cuello.
- Muchas gracias Harold. –Le agradecí, mientras hacía
el tremendo esfuerzo de caminar, todavía, con mi brazo libre abrazando mi
estómago.
- Hey, Kat, ¿te encuentras bien? –Escuche gritar a
alguien a lo lejos, cuando ya estábamos a punto de entrar a la cocina. Me giré
para ver quién era, no lo divisaba hasta que vi a un chico levantándome la
mano. Era Liam, tan atento como siempre.
- No, no está bien. No sé lo que le pasa. –Respondió
Harry por mí. Realmente, parecía angustiado. Sentía que el pinchazo, iba
desvaneciendo poco a poco, pero el dolor, persistía, como un moratón. De repente,
vi que Liam se levantó corriendo, echando a un lado a la rubia. Esta le
enganchó del cuello del polo, tirando de él hacia ella, embelesándolo. No sé lo
que intentaría, pero parecía que se le caían las bragas por él. Liam solo le
dijo algo, algo que hizo que la chica lo soltara y se quedara mirándome con
cara de asco y pude notar que en su mirada, había odio. ¿Yo que la había hecho?
¡No la conocía de nada! Liam se giró, dándole la espalda y se dirigió hacia
nosotros.
- Dios, si las miradas matasen yo ya estaría muerta.
–Dije en un susurro tan bajo como pude para que Harry no pudiera escucharme,
pero creo que no lo logré, él me quedó mirando con una cara extraña.
- ¿Qué? ¿Me dijiste algo? Porque no te escuché,
estaba mirando a la rubia que estaba con Liam, no paraba de mirarte. Hubo un
momento en el que me dio miedo. –Me dijo volviendo la mirada a Liam, que ya
estaba casi llegando.
- Nada, da igual, déjalo. –Le respondí. No quería
que se enterara Liam, que ya estaba a mi lado.
- Linda, que te pasa, ¿te llevo al hospital? ¡Estas
pálida! –Me dijo Liam con tono preocupado, mientras me cogía el otro brazo
y se lo pasaba por el cuello, imitando a Harry.
- No, ya estoy más o menos, solo necesito, que me
llevéis a la cocina y que me busquéis un ibuprofeno. –Dije con la voz apagada.
Me sentía desprotegida sin nada cubriéndome la tripa.
- Venga pequeña, solo unos pasos más. –Me animó Liam.
Yo todavía seguía encorvada, no tenía fuerzas, para ponerme derecha. Por fin,
llegamos a la cocina y Harry dejó el periódico en la bandeja que ya había
preparado y se puso a buscar como loco el ibuprofeno. Liam, me sentó en la
encimera, mientras me daba un cálido abrazo.
- ¿Y eso? ¿Cuéntame, que te ha pasado? –Le pregunté
a Liam mientras le daba un beso en la cabeza. Desde algunos meses atrás, nos
contábamos todo, él me contaba sus preocupaciones y yo las mías, los dos éramos
confidentes del otro. Verdaderamente sentía que me comprendía; él decía que yo
era su psicóloga personal y que se sentía mejor después de hablar conmigo.
- Ay... pequeña, ahora no, estoy preocupado por tu dolor,
¿qué te pasó? –Me preguntó todavía abrazado a mí. Parecía un niño pequeño.
- Jaja, que mono eres… Ya nada, todavía me duele,
pero ya no es tan intenso, es que fue un conjunto de cosas. Estaba agobiada...
y los paparazzi creo que sospechan algo de Niall y yo y tú ya sabes lo que
pienso de eso. –Le dije apoyando mi mejilla en su cabeza.
- Pff... Que putada ¿no? Pues espero que no lo
descubran. Por cierto, ¿qué hacían ahí fuera? Supuestamente, dijimos que
estábamos en el estudio, para que no nos molestaran. –Dijo separándose y
poniéndose enfrente de mí, mirándome.
- Si Liam, espero que dejen el tema de lado porque… También
me preguntaron si estaba saliendo contigo. –Reí nada más decirlo y el hizo lo
mismo.- Y bueno yo... es que no sé si decirte... pero antes respóndeme a una
pregunta... ¿Quién era la rubia con la que estabas antes? –Le pregunté hablando
lentamente.
- Emm... Kat, por más que lo intentes, no
podrás hablar tan... lento y sexy como yo... –Me dijo Harry, interrumpiéndome
mientras me entregaba el ibuprofeno en la mano, a la vez que me daba un vaso
con agua.- ¡Joder! Lo que me ha costado encontrarla, ¿tus padres tienen algo
contra los medicamentos? Jaja. –Me preguntó mientras reía con ganas, Liam y yo
lo imitamos.- Bueno, ya es “tarde” le voy a decir a los invitados que se vayan
yendo. Vamos que les voy a echar con educación, bueno... les voy a echar
diciendo, “¡CUIDADO, HAY UNA BOMBA, DESPEJAR LA CASA, DESPEJAR LA CASA! Y
cuando no haya nadie, diré, “¡YEAH, I’M A SEX BOOM!” –Dijo mirándonos con
una cara de, “sí, lo he dicho y no me arrepiento”. Liam y yo nos empezamos a
descojonar en su cara y el no tuvo más remedio que reírse también. Salió de la
cocina mientras se peinaba agitando su cabeza y pasando sus dedos por sus
rizos.
- Bueno, ahora que se ha ido... Mira, esa chica, la
rubia, se llama Cristina, me dijo que era “íntima” de tu hermano. Primero
intentó hablar con Harry, pero yo creo que él, le caló a la primera y pasó de
ella, y después se acercó a mí y tú sabes que sería incapaz de pasar de una
chica, me sacó conversación y empezamos a hablar. Parecía agradable,
hasta que...-Me dijo, con un tono sincero y se paró en seco.
- ¡¿Hasta qué...?! –Le pregunté un poco exaltada,
necesitaba saber un poco de esa chica y el porqué de sus miradas de odio. Ya me
sentía un poco mejor, me podía estirar, ya no estaba encorvada.
- Pues haber, ¡yo no quería nada con ella! Pero bebí
más de lo que debía, y se me fue un poco la cabeza y cuando me di cuenta, ya...
nos estábamos besando. A ver, la chica es mona, pero tiene algo que me echa
para atrás, en la mirada tiene maldad. La verdad, es que me arrepiento de
haberla besado. -Me dijo con voz triste mientras agachaba la cabeza rascándose la
nuca.- Y lo peor es que era una lapa, no se despegaba de mí, me estaba
agobiando, ¿viste cuándo estaba sentada encima de mí? –Me preguntó incrédulo, y
yo solo asentí.- Pues cuando te pregunté que si estabas bien y Hazza me dijo
que no, me levanté corriendo, porque me preocupe por ti y era la manera
perfecta de escabullirme de ella. Pero la muy pesada me cogió y me dijo que te
dejara, que no fuera contigo, que seguro que estabas fingiendo, porque querías
llamar la atención y que me quedara con ella. Yo solo le dije que me dejara en
paz, que eras mí como mi hermana pequeña, que jamás te dejaría sola y que se fuera
con otro, que habían más chicos en la fiesta.- Me dijo acercándose a mí
mientras me cogía de las manos, ¿podía haber chico más tierno? Claro está,
aparte de mi chico...- Ay Kat, me siento culpable, la chica se habrá sentido
utilizada, ¡yo no quería! Pero es que era un poquito pesada. –Continuó diciéndome
mientras que veía que se ponía rojo, ¿iría a llorar? Yo creo que sí, tenía los
ojos brillantes.
- ¡Eh! Liam, no llores... Yo creo que has hecho lo
correcto, se veía que era una pesada. -Le dije con voz compasiva. Mientras le
hacía una señal para que me bajara de la encimera.- Además, si te digo la
verdad, a mí me ha dado mala espina desde el minuto uno, ella... ¡Ella no
paraba de mirarme mal todo el rato desde que Harry me metió en casa! Y cuando
viniste conmigo, igual, solo que su mirada, estaba cargada de odio. ¡Pero lo
peor es que no sé por qué! No la conozco de nada... ¡Bah! Te lo suelto
ya Liam, creo que ella ha llamado a los paparazzi, no me preguntes por
qué, pero tengo un presentimiento. –Le dije mientras él me plantaba en el
suelo. Ya estaba bien, estaba resentida por el dolor, pero estaba mejor.
- Ya, si después de lo que me has dicho, yo creo que
también ha sido ella. –Me dijo mientras posaba su brazo en mi cabeza, yo sólo
me lo tomé a juego y caminamos para salir de la cocina.- Katia,
espera, tengo que contarte algo. –Dijo parando en seco justo cuando ya íbamos
a salir.- Es que... me dejé llevar con Cristina, no sé porque... Aparte de que
estaba un poco bebido... Bueno, a lo que voy es que hace mucho tiempo que no
tengo novia y me gustaría tener una formal, que fuera una pareja así como
la tuya con Niall, os envidio, pero una envidia buena, eh... Y te cuento esto,
para que me ayudes a buscar a mi chica idónea. Hasta que tú no me des el
aprobado, no tendré novia. También, me podrías presentar a alguna amiga tuya,
¿qué me dices? –Me preguntó, enseñándome en una amplia sonrisa, sus perfectos
dientes después de haberme soltado su discurso.
- ¡Claro que sí, bobo! ¿Cómo me iba a negar a esta
proposición? ¡Ni que estuviera loca! –Exclamé con el rostro sonriente a la
pregunta que me había hecho. Me encantaría ser la celestina, entre él
y su novia, si o si.- Pero... solo una pregunta, ¿Puede ser Directioner? –Le
cuestioné mientras elevaba una ceja.
- ¡¿Qué?! ¡Claro que sí, si lo es, mil veces mejor! –Me
respondió emocionado mientras me daba un fuerte abrazo.- Bueno, salgamos de
aquí, ¿no? –Me preguntó mientras abría la puerta y me hacía un gesto para que
saliera yo primero.
- Si... ¡Uy, que me olvido del desayuno de Niall! –Exclamé
mientras volvía adentro para coger la bandeja. Cuando llegué otra vez donde
estaba él, me la quitó de las manos.
- Che, che, che, che... Trae aquí, yo te ayudo a
subirla, que estas débil, y encima, con lo patosa que eres, de repente no le
llega el desayuno a Niall, y ahí sí, que la liamos parda. –Me reprendió de
forma sarcástica y haciéndome señas para que saliera ya.
- Pobre irlandés mío, está esperándome arriba como
hace una hora. Jajaja, que chico... Pues que sepas, que no me caído desde
hace un me... Bueno no, me he caído esta mañana, ni bien me he despertado. –Le
respondí a su acusación, sin ningún éxito. Definitivamente, era muy patosa. Los
dos echamos a reír cuando ya estábamos en el salón y después de unos minutos,
me percaté de que ya no había nadie, solo estaba Harry tumbado en el sofá,
jugando con Tom.
- Harold. –Le llamé canturreando.- ¿Qué tal tu plan
“YEAH, I’M A SEX BOOM”? –Le pregunté ya subiendo las escaleras detrás de Liam.
- Como ves, pequeña, el plan fue un éxito. –Me
respondió entre risillas.- Liam, ¿después bajas, no? Te tengo que contar algo
sobre Cristina. –Sentenció con voz seria. Su rostro cambió de inmediato,
parecía enfadado
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