jueves, 21 de marzo de 2013

Capítulo 15, “La fotografía”

- ¡Ay, madre...! Diana, sabes de sobra que Kat y yo seremos las damas de honor, ¿no? –Exclamó Kelly emocionada mientras que se lanzaba encima de Diana y la daba un abrazo enorme. Yo seguía en un “mini estado de shock”. Diana, mi hermana, la pequeña del grupo, ya lo había hecho. No es que no me alegrara, es más, estaba contentísima por ella, porque se la había entregado a la persona que en verdad quería y no a cualquier otro.
- Bueno, bueno, tampoco es para tanto... No quiero que me regañéis, ni me digáis que me precipité, porque no me arrepiento para nada, enserio. Ahora sé que de verdad le quiero, y no es porque yo misma me lo imponga. –Nos dijo un poco avergonzada mientras que jugaba con un mechón de pelo, al que no paraba de dar vueltas.
- Si no pensábamos regañarte... ¡Bienvenida a la familia, cariño! –Dije ya, saliendo de mi asombro mientras que la enlazaba entre mis brazos y la estrujaba. -Una cosa, así por encima... ¿Protección? –Le pregunté a Diana mientras me separaba de su abrazo y elevaba una ceja.
- ...Claro. –Dijo levantándose de la cama, haciendo señas para que saliéramos de la habitación.
- ¡Hey, que todavía queda que os cuente yo! –Dijo Kelly quedándose en la cama.
- ¿Te parece si hablamos de eso mientras damos un paseo por Madrid y nos tomamos algo? –Le pregunté sonriente.
- Perfecto. –Me contestó, mientras cogía el abrigo. Al salir, Kelly se quedó mirado intrigada la habitación de al lado, la 669, y, como si se le hubiera perdido algo ahí, fue a extender la mano para abrir la puerta.
- ¡Kelly! Venga porfis, tenemos hambre... Vamos a desayunar. –Dijo Diana exaltada para llamar su atención, esta rápidamente se giró para reunirse otra vez con nosotras.

El caminar por el centro de Madrid, me recordaba a mi infancia, a esos momentos en los que papá, mamá, Zayn y yo, siempre estábamos juntos. Por una parte echaba de menos eso de estar unidos en familia, y por otra, me gustaba tener la libertad que me habían dado hace tan solo unos meses. Para un día en pleno mes de Enero en Madrid, era raro que hiciera un día soleado; podía notar como los rayos de sol acariciaban mi rostro y el viento relajado movía mi pelo. Vi a un niño y a una niña de unos seis años, caminar cogidos de la mano, y fue justo en ese momento cuando tuve un deja vu, que hacía que mis entrañas se removieran y me hicieran sentir incomoda. ¿Qué me había pasado? Esta sensación no la había tenido nunca. Decidimos entrar al Dunkin' Donuts para comprarles donuts a los chicos y desayunar un café.

- Bueno Kelly, ¿qué es lo que nos tenías que contar? –Preguntó Diana mientras nos sentábamos en unos pequeños sillones de colorines.
- Mirad. –Respondió Kelly, sacándose del abrigo la carta que le había entregado la recepcionista. En aquella arrugada hoja solo habían escritas unas simples palabras: “Tu. Yo. Habitación 669... Piénsalo. Te quiero.”
- Y esto significa que... –Dijo Diana como si no supiera de que iba la cosa.
- ¿Qué piensas hacer Kells? –Le pregunté mientras que le daba un sorbo al café, haciendo que el ardor de mi garganta se intensificase.
- Es que no lo sé... –Confesó Kelly, un poco abrumada.
- Sea cual sea tu decisión, tienes que estar segura. Es algo que no se hace por hacer. –Le advirtió Diana.
- Mira Kelly, yo soy la menos apropiada para aconsejarte, ya que en estos momentos la más experta es Diana. –Dije en tono gracioso para rebajar la tensión.- Pero lo único que te puedo decir, es que hagas lo que te dice tu corazón. Ya sé que esa frase está muy usada, pero a mí, me suele servir. –Continué, con tono comprensivo.
- Es que yo quiero, pero hay una cosa dentro de mí que me echa para atrás. –Contestó Kelly después de beber.
- Miedo. Esa cosa es miedo. Eso fue lo que me pasó a mí. –Dije cortando a Kelly mientras que miraba mi café.
- Ya... a ver, lo que he pensado, es ir a la habitación y si surge, perfecto, si no, no pasa nada, dormimos juntitos. –Dijo Kelly como convenciéndose a sí misma.

Nos terminamos los cafés y salimos del establecimiento para seguir con nuestro paseo. Entramos a varias tiendas, que fueron minuciosamente saqueadas por nuestras tarjetas de crédito. No solo compramos cosas para nosotras, sino también para nuestros amigos, a los que no veíamos desde el día de antes de la fiesta. De tanto caminar nos terminaron doliendo los pies, por lo que decidimos volver al hotel. Lo más seguro es que los chicos ya hubieran llegado. Al atravesar la gran calle que por fin nos conducía al gran edificio nos cruzamos con una persona de la que precisé de unos segundos para poder reconocerla.

- ¡Mamá! –Exclamé a la vez que giraba sobre mí, para correr tras de ella.
- ¡¿Katia, dónde vas?! –Gritaron a mis espaldas Kelly y Diana mientras llegaban a la acera.
-¡Mamá! ¡¡Estoy aquí, soy Kat!! –Grité más fuerte, mientras que cogía a la señora por el codo, para que quedara frente a mí.
- ¡Ah, cariño mío! Justo te estaba llamando para que nos pudiéramos ver. –Me dijo mientras sacudía su mano delante de mí para que viera el móvil.
- Ven aquí, tonta. Te he echado de menos. –Le dije mientras que la estrujaba en un gran abrazo.
- Yo también cariño... ¿Cuéntame, que tal el viaje? ¿Y tu hermano, no está contigo? –Me preguntó mientras no paraba de besarme toda la cara.
- Muy bien, todo genial. No sé dónde estará Zayn, supongo que ya habrá llegado al hotel. ¿Te parece si vamos para allí y te cuento todo? –Le respondí tirando de ella en dirección contraria a la que se dirigía.
- Mejor vamos a mi apartamento y te lo enseño. –Me dijo como si no se tratase de una opción.
- Bueno, vale. –Dije no muy convencida.- ¿Se pueden venir las chicas? –Le pedí permiso mientras que sacaba el móvil para enviarles un mensaje.
- Como tú quieras hija. –Me dijo con una sonrisa en la cara.
- Vale. –Le respondí de igual manera. Al desbloquear el móvil, vi que tenía un mensaje.

*Mensaje de Kelly*
Kat, nos vamos al hotel, estamos muertas, después nos vemos. Mándale saludos a tu mamá de parte de Diana y mía. Un beso :3

-¿Entonces...? –Preguntó mi madre, esperando la respuesta de que si venían o no.
- Se han ido al hotel, estaban muy cansadas. Te mandan saludos. –Le respondí mientras guardaba el móvil.
- Gracias. –Contestó mientras empezaba a caminar a su destino, tirando esta vez, ella de mí.

Recorrimos un par de calles, para entrar en un gran y lujoso portal; todo estaba decorado a conciencia. Al subirnos al ascensor, dispuesto al mismo nivel decorativo, vi que le daba al último piso. Si esto era así de “repipi”, no quería ver el piso. Pero me confundí. La casa estaba totalmente desorganizada, con todo por medio.

- Lo siento hija, todavía nos estamos instalando. –Me dijo con tono despreocupado.
- No es nada. –Le respondí entre risillas. Cerré la puerta como pude y me encaminé al interior de la casa, con tal mala suerte que tropecé con una caja de cartón y tiré al suelo todo su contenido.
- ¡Auch! Duele, duele, duele... –Susurré mientras que me frotaba la rodilla que se había estampado contra el suelo.
- Katia... ¿Estás bien? –Me preguntó mientras me ayudaba a incorporarme.
- Si, mamá. –Le respondí mientras rápidamente empezaba a recoger el estropicio. Cuadernos, libros, mas cuadernos... Todo iba de vuelta a la caja. Me detuve a ver un bonito álbum de fotos que me llamo la atención. En la portada ponía en letra grande y cursiva “Forever Young”. Nunca recordaba haberlo visto antes. Empecé a ojearlo por encima; habían fotos mías y de Diana y Kelly cuando éramos pequeñas, de cuando las conocí por primera vez y en algunas también salía Zayn, de acopladillo, que ya miraba de reojo a Diana, que gracioso. En la última página, había una foto mía, en la que estaba cogida de la mano de un niño castaño con los ojos pardos.
- ¿Quién es mamá? –Le pregunté poniéndole la foto en la cara.
- ¿Eh? ¿Qué? Emm... ¿Por qué lo has abierto sin mi permiso? Son cosas privadas Katia. –Me dijo con tono enfadado mientras me quitaba el álbum de las manos y lo guardaba en la caja.
- Lo siento... Solo sentí la curiosidad de verlo. Esta mañana iba por la calle con Didy y Kells y vi a dos niños pequeños cogidos de la mano y tuve la sensación de haberlo vivido yo antes, y al ver esta foto, me he sorprendido. –Dije intentando explicarme.
- Emm... Es un niño cualquiera, me gustó, hice la foto y la puse en el álbum, nada más. –Me respondió agria.
- Bueno, bueno. Mejor me voy, que las chicas me estarán esperando. –Ya se había enfadado y si me quedaba, solo seria para sentirme incomoda, así que me despedí de ella y me dirigí a la puerta.
- Espera cariño, ¿No te quedas a cenar? –Me preguntó intentando cambiar de expresión.
- No gracias mamá, se me ha quitado el apetito. –Le dije mientras abría la puerta y salía; antes de cerrar, le lancé un beso.
- Te quiero. –Gritó al cerrar la puerta.


“Y yo”, pensé. Salí de aquel edificio y eché a correr, hacia el hotel. A parte del frío que hacía ya que había atardecido, y de que tenía unas ganas terribles de verle porque quería disfrutar de los últimos momentos que estaría con el hasta dentro de muchas semanas; correr me relajaba, hacía que no pensara en nada. Pero esta vez no funcionó. ¿Qué le pasaba a mi madre? Ella no era nunca así de borde y esquiva, y ponerse así por una simple foto... Esa foto es la que me llevaba a esto, a rayarme la cabeza, ¿quién sería ese misterioso niño con el que sentía una extraña conexión? Y lo peor era que no me acordaba de él en absoluto, solo tenía en el interior una sensación de complicidad hacia él, nada más, y eso, me intrigaba. Al entrar al hotel, la recepcionista me saludo con un amble “Buenas noches, señorita Tomlinson”, a lo que le contesté con una sonrisa, seguida de una gran carcajada, que al entrar en el ascensor, hizo que todos me miraran mal. Había decidido que ni mi madre, ni una estúpida foto, ni malas miradas, ni nada, me afectarían. Hoy no habría en mi rostro, ninguna facción de descontento. Al salir del ascensor, me di cuenta de que todo estaba apagado, cosa que me pareció extraña, me acerqué al interruptor, pero fue por gusto, debido a que tras varios intentos, los pasillos no se iluminaban. Con la luz de la pantalla del móvil, llegué de mala manera a la habitación. Todo era muy extraño, la puerta estaba sobre encajada y solo tuve que empujarla levemente para poder entrar.

Capítulo 14, “The Westin Palace”

Pensar... y pensar, era lo único que hacía ahí fuera. Ni el frío, me sacaba de mis pensamientos. Ya estaba mejor en todos los sentidos, pero aún necesitaba algo... y no sabía el que. Una sacudida de pelo, me desenvolvió de mi burbuja.

- ¿Qué haces aquí sola, enana? –Me preguntó mi hermano con una gran sonrisa en la cara.
- Nada... Pensar... En todo. ¿Y tú? –Le respondí un poco seca.
- Yo necesitaba salir a coger aire. ¿Te das cuenta de lo maravillosa que es la vida? –Me preguntó alegre, dando saltitos de frío, mientras sacaba una cajetilla de cigarros de su pantalón.
- Que te pasa, ¿por qué ese contento? –Le pregunté intentado cambiar mi expresión e incrustar una sonrisa falsa en mi rostro. Exacto, eso era lo que necesitaba, un cigarrillo. Sin que le diera tiempo a reaccionar, le quité uno de la cajetilla.
- ¡Katia! –Me regañó, abriendo los ojos como platos.
- ¡Qué! ¡Zayn, entiéndeme, lo necesito! –Le reproché en tono comprensivo mientras que le cogía el mechero y me encendía el cigarro. Sentí como el humo entraba a mis pulmones y me llegaba a la sangre, haciendo que mi cuerpo pesara el doble, haciendo que me relajara, haciendo que ya todo se esfumara de mí ser. Lo que podía hacer una calada...
- Bueno, tú sabes lo que haces... Al fin y al cabo, ya te me haces mayor, ¡dentro de un mes cumples dieciséis! Yo siempre te tengo como esa niñita de cuatro años, que me decía que yo era “el más mejor”. –Me dijo mientras me quitaba el mechero y se encendía el su cigarrillo. ¡Ah, mierda! ¿Raro que me olvide yo misma de mi propio cumpleaños? No, no era raro, siempre se me olvidaba. Es más, no me gustaba celebrarlo.
- Cierto, ya soy mayorcita. –Le respondí mientras le hacía muecas para picarle.
- Ven aquí, ¡tonta! –Me dijo mientras me arrastraba hacia el de forma brusca, para darme un abrazo.- Que sepas que tú no serás la única que nos eches de menos, yo te extrañaré el doble. Te quiero mucho, pequeñaja. –Continuó, dándome un beso en la cabeza.
- Tú sí que eres tonto... Os extrañaré demasiado. –Le respondí, estrujándolo aún más. Al parecer, esta era nuestra despedida. Mejor ahora, que en el aeropuerto.

Ya eran las cinco de la mañana, y como teníamos que salir de casa a las seis decidimos ir a despertar a todos, para alistarnos. Terminamos de fumarnos los cigarros y nos metimos en casa. Zayn se fue, supongo que para avisar a Diana y yo fui despertando a los chicos de habitación en habitación. Después de ducharnos, me llevé a Kelly y a Diana a mi habitación para ponernos guapetonas, teníamos que estar listas para cualquier imprevisto. Yo me puse unos pitillos más ajustados de lo que deberían de ser, una camiseta gris de hombro caído con una chaqueta negra por encima y unos taconazos del mismo color, pero acharolados. Kelly se puso una falda de tubo ceñida por la cintura de color rosa palo, que le llegaba por encima de las rodillas, una camiseta con estampados de colores grises y también unos taconazos negros y Diana, unos jeans rojos, una camiseta palabra de honor blanca con una chaquetilla azul y unas cuñas también azules. Estábamos listas para salir, cogimos la única maleta para las tres, en la que habían metido lo justo y lo necesario, ya que solo estaríamos unas horas. Bajamos como pudimos, los chicos ya nos estaban esperando y podía escuchar el motor de coches en marcha, que eran los que seguramente nos llevarían al aeropuerto.

- Wooow, pero que pivonazos, ¿no? –Dijo Harry en forma de piropo, Nosotras solo nos pusimos rojas y reímos como tontas.
- Bueno, ahora nosotros nos subiremos a un coche, y vosotras en otro. En el primero, van Lou y Lux y están todas nuestras cosas ya metidas. En el segundo iremos nosotros y vosotras, en el tercero. Nosotros saldremos de casa primero y a los quince minutos o así, supongo que los paparazzis ya se habrán ido, por lo que podréis salir y os montáis en el coche, ¿vale? –Dijo Liam, de forma explicativa, mientras nos pasaba a las tres nuestros respectivos abrigos.
- ¡Si, si señor! –Dijo Kelly entre risas mientas ponía su mano extendida a la altura de su frente y seguidamente la alzaba hacia arriba. Todos rieron y se dispusieron a seguir el plan.
- ¡Ah! Tomad esto. Cuando lleguéis al aeropuerto, os lo ponéis. No os preocupéis, Paul os guiará hasta el avión. –Dijo Louis entregándonos unos trozos de tela negra, supongo que para vendarnos los ojos, mientras que le daba un dulce beso a Kelly.

Empezaron a salir uno a uno y pude ver como miles de luces de flash entraban en casa por la puerta o por las rendijas de las ventanas. Pasado los minutos, nos pusimos las capuchas de los abrigos y nos dirigimos a la puerta, ya era nuestra hora de salir, esperaba que todo saliera bien. Abrí la puerta y empezamos nuestro camino hacia el coche que estaba enfrente de casa. Vi como los paparazzis se iban yendo... pero basto que uno dijera “¡Mirad, unas chicas salen de la casa!”, para que una ola de personas con cámaras nos acosara, nos rodeara y nos impidiera llegar al coche.
- ¡Hola Katia! ¡No te veíamos desde hace tiempo! ¿Quiénes son estas chicas? ¿Vais al aeropuerto a despediros de los chicos? ¿Podrías contestarnos? ¿Sabes algo sobre las relaciones sentimentales de los integrantes de la banda? ... –Preguntas y más preguntas de varias personas, que me ponían pequeños micrófonos y grabadoras cerca de la boca. Me paré en seco y levanté la cabeza, haciendo que sin querer se me bajara la capucha de esta. Me giré para ver a Diana y a Kelly que se encontraban en la misma situación que yo. Esas personitas, las que estaban como mosquitos alrededor nuestro, me amargaban la vida, ¿no tenían mejores cosas que hacer? ¿Acaso no tenían vida propia? Eso era lo que más me molestaba...
- Por favor... ¿Podríais dejarnos en paz? Vamos a llegar tarde. Gracias. –Dije con tono amargo mientras cogía de la mano a las chicas y me hacía espacio entre la multitud.
- Si, nos respondieras, no tendrías que pasar por todo esto. Os habéis puesto demasiado guapas, ¿no? –Me preguntó un señor con una gran calva, que tenía cara de pocos amigos. Que plastas eran... Ya me estaban poniendo harta.
- Si, podría responderte, pero es una pérdida de tiempo. –Dije poniéndole cara de asco. Otra pregunta más y explotaba. Pobres mis amigas, nunca habían pasado por esta situación.
- ¿Perdida de tiempo? Venga Katia, nos das lo que queremos y tu recibes lo que quieres, al menos diste eso a entender la última vez que saliste semidesnuda a la calle y te quedaste posando durante un buen rato, hasta que Harry Styles tuvo que salir a meterte en vuestra casa. Creo recordar, que fuiste portada en alguna revista que otra... –Me dijo una señora pelirroja que parecía tener la cara de plástico. Ya, lo habían conseguido.
-¿¡Qué yo qué!? ¡Vuélvemelo a repetir a ver si te atreves! –Le grité enfurecida. Habían logrado que me enfadara. Que me acusen de lo que quisieran, pero no de ser una chupa cámaras y una roba fama.
-¡Kat! Tranquilízate... Eso es lo que quieren, no se lo des. –Me dijo Kelly soltándose de mi mano y poniéndola sobre mi hombro.
- No Kells, ya no les paso ni una más. –Le contesté un poco más relajada mientras me volvía a detener.- A ver, ¿qué hacéis con vuestra vida? ¡Es que al final siempre acabáis exagerando las cosas, o dándole otro sentido! Simplemente vamos a despedirnos de los chicos al aeropuerto, ya que no nos volveremos a ver en mucho tiempo... –Dije con la cara roja, debido al esfuerzo de contener las lágrimas de rabia, producidas por la impotencia.
- Ajá, con que tú te llamas Kells, emm... ¿Y quién eres? –Le preguntaron indiscriminadamente. Ella solo agachó la cabeza y continué caminando, Diana la siguió.
- ¿Queréis dejarlas en paz? ¡Ellas no tienen nada que ver en esto, solamente son mis mejores amigas! –Dije, esta vez elevando más la voz y continuando mi camino tras las chicas.
- Bueno, bueno... No te pongas así… –Me volvió a responder el señor de la calva. Fotos y más fotos… Me estaban estresando, menos mal que ya estábamos a un paso de llegar.
- Venga, ¡adiós, hasta otra! –Exclamé en tono irónico mientras me subía al coche, después de dejar en el maletero el pequeño equipaje que llevábamos.

Ya en el coche, aun podía oír a los paparazzis gritando preguntas, que por supuesto no serían respondidas. Al parecer, le había tocado a Paul, ser hoy nuestro chófer. Empezamos a hablar con él para pasar el tiempo, le regañamos y le dijimos que no fuera tan estricto con las fans, porque si no, cuando volvieran de la gira, le castigaríamos. El trayecto lo cubrimos de historias graciosas y risas. No me había dado cuenta, pero la tranquilidad, ahora, sobraba por todos lados. Podía ver los dos grandes coches negros delante de nosotros donde se encontraban los chicos y Lou con la pequeña Lux, a la que tenía unas ganas enormes de ver, seguro que ya estaba enorme. Sentí como el coche paraba suavemente ante un lugar que no era la puerta del aeropuerto. Observé tras la ventanilla y vi varios aviones y grúas que utilizaban para meter el equipaje en estos.

- Chicas, ¡ya hemos llegado! –Dijo Paul sonriente.- Ahora debéis poneros las vendas, me dijo Louis que os lo recordara. –Continuó, mientras se giraba hacia atrás, mirándonos, en señal de que hasta que no le hiciéramos caso, no bajaríamos.
- Pero Paul… ¡Ya no es necesario! No hemos pasado por el control de seguridad, ya no sabemos a dónde vamos. –Dijo Diana haciendo puchero.
- Chicas, lo siento, yo solo soy un mandado… Y si Louis me ha dicho que no podéis bajar sin las vendas, no podéis. –Respondió mientras se le salía una risa graciosa que no pegaba nada con él.- Además, como todos, si tenéis que pasar por un control de seguridad y entregar vuestros documentos de identidad, lo único que nos hemos saltado ha sido estar rodeaos de la multitud de personas del aeropuerto, por lo que os lo harán en la entada del avión, así que para no hacerlo más tardío, darme vuestros pasaportes, que ya los entrego yo. –Prosiguió mientras nos regañaba con el dedo índice moviéndolo de arriba hacia abajo.
- Genial… Venga chicas, poneros las vendas, que necesito estirar las piernas. –Dijo Kelly resignada. Todas le entregamos los pasaportes y cogimos nuestras vendas. Yo preferí no decir nada más, no serviría. No entendía porque debíamos taparnos los ojos, pero bueno.

Cuando al fin nos las pusimos, Paul, nos abrió la puerta y nos ayudó a bajar, una a una. Nos volvimos a coger de las manos y con miedo, caminamos empujadas por Paul, que se limitaba a decirnos “cuidado, escalón”. Tras subir varias escaleras, escuché una fina voz de mujer que al parecer, hablaba una especie rara de portugués o spanglish; me fue más o menos fácil identificar el idioma, ya que desde pequeñitas dábamos en el colegio, español, francés e italiano. Paul siguió empujándonos hasta que paramos repentinamente. Sentí como alguien me soltaba la venda por detrás y como se deslizaba delicadamente por mi cara y por fin pude ver donde estábamos. Por lo que podía apreciar, ya estábamos en el interior del avión, pero no era un avión como los de siempre, era mucho más espacioso, con asientos grandísimos de cuero reclinables, había una mesa llena de aperitivos con muy buena pinta, se veían deliciosos. En fin, tenía una decoración preciosa.

- ¿Qué te parece? –Escuché la voz de Niall detrás de mí oreja.
- Perfecto, me parece que eres perfecto. –Dije con una sonrisa de oreja a oreja mientras me giraba para darle un beso colgándome de su cuello. Este viaje, al parecer iba a ser prometedor. Louis y Zayn ya les habían quitado las vendas a las chicas, verles así, juntos, me hacía sonreír aún más.
- ¡Mira Lux, mira quien está ahí! ¡¡La tía Kat!! –Exclamó Lou al otro lado del avión, que se encontraba cogiendo de la mano a Lux, ayudándola a avanzar hacia nosotros.
- ¡Ah! ¡Mi nena preferida! ¿Qué tal estas mi princesita? –Corrí, medio gritando de la emoción, hacia la pequeña para, de un impulso cogerla en brazos.- ¡Mira que has crecido, eh…! Dame un besito aquí. –Le dije señalándome el moflete, ella rápidamente se inclinó hacia mi cara y me lo dio.
- Que mona… Se nota que serás buena madre. –Me dijo Lou, mientras me daba un beso en la mejilla en forma de saludo.- ¿Qué tal estas? –Me preguntó de forma amable.
- Ojalá lo sea. –Dije poniendo una expresión rara en mi rostro, ¿a qué cuento venia eso? Lo dejé pasar.- Pues muy bien Lou, ¿y tú? –Le respondí, recomponiendo mi rostro, mientras que miraba la cabellera de la pequeña, que ya se había abrazado a mi cuello.
- Genial cielo. ¡Ups! ¡¡Qué se te ha quedado ya dormida!! Impresionante… Dámela, para que no estés incomoda. –Me dijo extendiendo los brazos para que le entregara a la niña.

*Comunicado voz de cabina*
Por favor, tomen asiento y pónganse los cinturones, en cinco minutos despegamos. Gracias.
*Fin del comunicado*

- ¡No te preocupes! Ya me la quedo yo. Pobrecita la habéis despertado muy temprano... –Le respondí en forma de permiso, para quedarme con el bebé.
- ¿Estás segura? Si te molesta me la pasas, eh... –Me respondió, cediéndomela.
- ¡Gracias! ¿Qué va a molestar este angelito? –Le respondí mientras me dirigía a mi asiento al lado de Niall y ella se iba al suyo. Me senté, me abroché el cinturón y abracé a Lux, para que no sintiera el vacío cuando despegáramos.
- ¿Sabes que te ves preciosa? Es como si quisieras protegerla de todo. –Me dijo Niall apoyando su cabeza encima de la de Lux.
- ¿Y eso? –Le pregunté mirándole de reojo.
- ¿Te acuerdas de Laura, la niñita del centro comercial? –Volvió a preguntarme. No podía ver su expresión, pero su voz sonaba relajada.
- Sí. ¿Cómo no acordarme de esa chiquitina tan adorable? –Le respondí dulcemente.
- Ya sé a quién me recuerda. Me he estado rebanando los sesos estos días y ya he caído. –Me dijo levantando la cabeza y mirándome fijamente.
- ¿A quién te recuerda? ¿La conozco? –Le pregunté, devolviéndole la mirada. El seguía mirándome, analizándome, como si de ello dependiera su respuesta.
- A ti y a mí. –Me respondió poniéndose serio.- A nuestra futura hija. –Recalcó, esta vez, enseñándome su preciosa sonrisa.
- Ahora que lo dices, si, eh... Sus ojos eran color esmeralda como los tuyos y sus rizos como los míos. Supongo que... sí. –Dije dulcemente mirando al infinito, totalmente desconcertada. ¿Qué estaba pasando? Antes, las insinuaciones de Lou y ahora esto, así, tan de frente. Lo que más desearía sería tener una porción pequeñita de la persona a la que más quiero, me haría muy feliz, pero ya tendríamos tiempo después. No sé porque, pero este tema me ponía nerviosa y me sentía rara.

Al fin despegamos, con la mala suerte de que Lux se despertó y se puso a llorar, haciendo que los chicos que ya se habían dormido, se despertaran. Intenté calmarla pero no pude, por lo que se la devolví a Lou para que acabaran los llantos. Niall se tumbó en mis piernas. Estuvimos hablando la mayor parte del vuelo, ya que la última hora, él se quedó dormido, contagiándome el sueño. Kelly me despertó cuando ya habíamos aterrizado. Desperezándome, miré por la ventana y lo único que alcancé a ver, fue una espesa y blanca niebla. Todavía tenía una pregunta rondando en mi cabeza, ¿dónde nos habían traído? Aún estaba medio dormida y la cabeza me daba vueltas y vueltas, tenía ganas de vomitar, ¿el vuelo había sido tan movidito cómo para que estuviera tan mareada?

- Gordi, ¿me podrías traer un vaso de agua? Me encuentro mal. –Le pedí a Kelly mientras que cerraba los ojos y estiraba completamente mi espalada y la apoyaba el respaldar del ese sillón tan cómodo. Al abrir los ojos, Kelly ya no se encontraba a mi lado y así como de la nada, apareció un vaso delante de mi cara, fue tan rápido que me asusté.
- Me dijo Kelly que te lo trajese. Lou le pidió que se quedara con Lux mientras ella baja todo su equipaje, los chicos la están ayudando. –Me dijo Louis mientras me entregaba el vaso y se sentaba a mi lado.
- Gracias. ¿Me vas a decir ya dónde estamos? –Le pregunté, llevándome el vaso a la boca y tomé un pequeño sorbo de agua que pasó por mi garganta seca. A través del vaso de cristal, vi mi dedo torcido, que ya al fin podía mover un poco. Me quedé observándolo detenidamente y una agonía desesperada me inundo todo el cuerpo, haciendo que mis ojos se llenaran de lágrimas.
- Katia, ¿estás bien? ¿Te pasa algo? Si es porque no sabes dónde estamos, te lo digo ahora mismo. ¿Katia? –Me preguntó Louis mientras me retiraba el pelo del rostro y me lo echaba para atrás para poder observar mi expresión. Yo lo único que hacía era esconderme y apartar la cara de sus manos.
- No, Louis, no sé qué me pasa... Creo que la he cagado en todos los sentidos. Siento incompetencia de no darle a Niall lo que se merece. Llevo así, con ganas de llorar desde ayer, será que me va a venir la regla, ya sabes, las hormonas... –Le respondí entre lloro y lloro. En estos momentos era cuando mejor estábamos, pero lo que pasó anoche era un tema que todavía tenía en la cabeza.
- Bueno Kat, no te preocupes pequeña, sabes que nos tienes a todos para lo que necesites, así que ya sabes, para cuando ya no estemos, cualquier cosa, me mandas un WhatsApp o me llamas, ¿vale? –Me dijo mientras me daba un abrazo para que me tranquilizara.- Ahora paras de llorar y me pones una de esas sonrisas tuyas, eh... –Continuó, mientras me limpiaba las lágrimas.
- Gracias de verdad, eres un sol. –Le dije mientras ponía una sonrisa fingida en mi cara, obedeciéndole.
- Así me gusta Katia, sonríe, siempre. ¡Ah! Por cierto, nosotros ahora tenemos una entrevista con un locutor de radio, por lo que no podremos estar con vosotras, así que he pensado que podrías darles a las chicas una guía turística por la ciudad, Zayn y Niall me han contado que ya habéis estado varias veces aquí. –Me dijo mientras señalaba con su dedo índice su amplia sonrisa, como recordatorio y se iba corriendo dejándome con todas mis preguntas en la boca. Rápidamente miré el reloj; vale, son las ocho y media, por lo que el vuelo ha durado dos horas y tiene que estar cerca de Reino Unido y supuestamente tengo que haber estado antes, ¿Irlanda, Francia, España, Portugal, Alemania...? Todos esos países se me pasaban por la mente, como si fueran opciones; lo único que quería era salir de ahí y ver por fin, el lugar donde nos encontrábamos.

Cuando los chicos terminaron de ayudar a Lou, se despidieron de nosotras, ya que nos explicaron que para salir del aeropuerto, tenían que pasar por zona pública, que al parecer estaba llena de personas que les estaban esperando, por lo que volvimos a hacer lo de antes; las chicas y yo, nos quedamos en el avión, para después de unos minutos, salir sin problemas, sin fotos y sin paparazzis o al menos, esperábamos eso. Al fin pudimos salir del avión y nada más levantar la vista, me encontré con un cartel que ponía en letras grandes y amarillas “Salida”. ¡Estábamos en España! Lo que todavía no sabía, era en que ciudad, pero fuera cual fuera, aquí era donde había pasado, sin duda, mis mejores veranos. Diana y Kelly estaban hablando algo sobre Harry y Zayn, sería muy interesante, porque parecían entretenidas y solo se limitaban a ir detrás de mí. Siguiendo las flechas que indicaban la salida, llegamos a unas puertas mecánicas que se abrieron ante nuestro paso y lo único que llegué a ver, fue un gran grupo de personillas con pancartas que ponían “Bienvenidos a Madrid One Direction”.

- ¡Estamos en Madrid! –Dijo Diana en un grito ahogado mientras que nos miraba a Kelly y a mi entusiasmada y se ponía a mi lado.
- Yo me muero... ¡Qué ganas chicas! –Continuó Kelly imitando a Diana.
- ¡Que ilusión! –Exclamé a la vez que las miraba a cada una hacia los lados.- Ahora, tenemos que salir, seguidme y no os paréis. –Dije mientras que las cogía de las manos. Aun recordaba el Aeropuerto de Barajas, la verdad es que estaba muy orientada. Sin más dilación, proseguí a caminar, ya que al quedarnos ahí de pie, las personas que se encontraban detrás de una barra metálica, se habían quedado observándonos atónitos y se había formado una gran cola de personas detrás nuestra. Al salir del aeropuerto, vi un gran coche negro, que tenía un pequeño banderín de Reino Unido en el capó, subimos sin dudarlo; otra vez, Paul se encontraba dentro esperándonos.
- ¿Qué tal el vuelo? Espero que bien, así podréis disfrutar de un placentero día por las calles de Madrid. –Nos preguntó y pude ver que tenía una gran sonrisa por el espejo retrovisor.
- Bueno, más o menos... Estoy un poco revuelta. –Le respondí mientras me ponía el cinturón.
- Yo me he quedado dormida desde que salimos de Londres, no sé porque, pero estaba muy cansada. –Respondió Diana mientras que daba un gran bostezo.
- El vuelo genial, se me ha pasado muy rápido, la verdad. –Dijo Kelly mientras apoyaba la cabeza en el hombro de Diana.

Me pasé todo el trayecto mirando tras la ventanilla, callada, no tenía ganas de hablar. Al salir de la carretera, vi como entrabamos por la calle O’donell, recorríamos toda la calle Alcalá, hasta llegar a la Plaza de Cibeles, para después meternos por una pequeña calle, que no sabía a donde llevaba...

- Señoritas ya podéis bajar. Cuando entréis al hotel, tenéis que pedir la reserva que está a nombre de Larry Stylson. –Dijo Paul, con tono seco. Las chicas se empezaron a reír y a hacer comentarios. No sé lo que me pasaba, no tenía ganas de nada, solo quería dejar las cosas en el hotel y dar una vuelta para despejarme. Cuando salimos, tuve que volver al coche, porque no me lo podía creer...
- Paul, ¿me estás vacilando? Creo que te has equivocado de hotel, nos has dejado en The Westin Palace... –Le dije incrédula mientras señalaba detrás de mí apuntando al enorme edificio.
- No Katia, no me he equivocado. Ahora me tengo que ir a la entrevista de los chicos, nos vemos después. –Me respondió con tono amable.
- Gracias por traernos. Hasta luego. –Dije despidiéndome mientras me alejaba del coche.
- Bueno chicas, nos espera una habitación comodísima, ¡vamos! –Dije mientras cogía la maleta y empezaba a caminar.
- No puede ser... ¿Enserio ese es nuestro hotel? –Me preguntaron las dos a la vez, mientras que lo miraban como tontas.
- Que si... O al menos eso creo. –Dije mientas continuaba mi camino entrando al hotel. ¡Era enorme! Y sobre todo, precioso, no sé cómo los chicos nos habían traído aquí, yo con una simple cama, me hubiera conformado.
- Hola, buenos días señorita, ¿Tiene reserva? –Me preguntó la chica de recepción.
- Hola, buenos días. Si, si tengo. –Le respondí contundente. Para estas cosas, solía ser seria, o al menos lo intentaba.
- ¿A nombre de...? –Continuó la chica preguntándome, mientras me miraba analíticamente.
- De Larry Stylson. –Dije firme intentando no reírme. La recepcionista empezó a mover ágilmente más manos sobre el teclado.
- Aquí tiene señorita Tomlinson. –Dijo entregándome una tarjeta conjunto con un sobre de color cían.- La tarjeta es para que pueda abrir la puerta, habitación 668, en la séptima planta. El sobre se lo ha dejado un chico que venía acompañado de otros cuatro. –Dijo la recepcionista sonriente.
- Gracias. –Respondí en tono agradable mientras nos dirigíamos al ascensor.

Al subirnos, le entregué la carta a Kelly, ya que supuse que sería para ella; mientras que Diana me contaba lo contenta que estaba de haber venido, Kelly leía atentamente con cara de preocupación. Cuando terminó de leerla, se la guardó rápidamente en el abrigo; su cara había cambiado completamente, hasta parecía nerviosa y confusa.

- ¿Estás bien? –Le preguntó Diana mientras que salíamos del ascensor.
- Si, no te preocupes, no es nada. –Respondió mientras que negaba con la cabeza.
- Bueno, pase lo que pase, si nos quieres contar algo, ya sabes... –Le dije con tono dulce, mientras introducía la tarjeta al lado de la puerta, para por fin, poder entrar en la habitación.
- La verdad es que si, no sé qué hacer chicas... –Dijo con tono desanimado mientras que se despatarraba en la inmensa cama.
- ¡Cuenta y te aconsejamos! –Dijo Diana poniendo voz de anuncio, haciendo que riéramos sin dudarlo.
- Yo os lo cuento, pero antes... Prefiero que Kat nos cuente lo que al final pasó ayer por la noche con Niall. –Dijo Kelly mientras le daba pequeños codazos a Diana que se había sentado entre las dos.
- Pues no es que fuera una de nuestras mejores noches... Si os digo la verdad, lo pasé un poco mal. –Dije con tono desabrido.
- ¡¿Enserio?! ¿Estás segura? Pero si solo se te escuchaba a ti... Espera, ¿dolió mucho? –Kelly paro de hablar, hasta que volvió a reaccionar.- Bueno voy a ser lo más directa que puedo, pero sin ser bruta. ¿Desde ayer ya no eres virgen, verdad? –Dijo Kelly lo más rápido posible soltando toda la frase en un solo golpe de aire.
- ¡¿Quién, yo?! Yo... Emm... Yo ayer no hice nada con Niall. Sabéis perfectamente que os lo hubiera contado todo. –Dije intentado que las palabras salieran de mi boca sin tropezarse unas con otras.
- Cierto... Mejor dejemos esos temas a parte. Qué tontería, ¿no? ¿De dónde sacas esas preguntas…? –Dijo Diana carraspeando mientras se rascaba la cabeza y miraba al suelo.
- Y los gritos de placer que escuché durante un buen rato, ¿de dónde venían? –Dijo Kelly sin dejar de mirarme fijamente, con tono irónico.
- ¿De qué hablas? Mira si eres bruta... –Dije riendo a carcajada limpia.- Habrás soñado tía, porque yo no fui y Diana y tú tampoco... Porque tú no hiciste nada, ¿verdad Diana? –Le pregunté con un tono de engaño, acusador, mientras que le miraba con los ojos abiertos como platos y la cogía del brazo.
- Es que... –Balbuceó Diana.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Capítulo 13, “Promesas”

Cuando al fin me tranquilicé, volvimos a la cama. Niall se quedó dormido rápidamente abrazado a mí. En cambio yo, no podía dormir, no sé porque... La verdad, creo que era por el nerviosismo de no saber a dónde nos llevarían los chicos por la mañana. Me deshice del abrazo de mi rubio sin que se diera cuenta, me puse unos pantalones y una chaqueta, necesitaba tomar el aire, así que decidí ir a la terraza.



*Narra Diana*

Los párpados me pesaban y los ojos se me iban cerrando lentamente, ya estaba a punto de dormirme, cuando siento un gran vacío a mi lado, ¿qué había pasado? Kelly ya no se encontraba junto a mí.
- Louis... no me gusta que me rapten en la mitad de la noche… –Escuché la voz de esta, que se notaba apagada por el cansancio. Yo todavía seguía con los ojos cerrados.
- ¿Para que dormir apretujada, pudiendo estar conmigo en una cama los dos solitos y cómodos? –Respondió una voz masculina, que al parecer, era Louis. Genial... había venido para llevarse a Kelly. Cuando ya salieron de la habitación, sentí como Katia, se juntaba más a mí.
- Diana, no me dejes, tengo miedo. –Me dijo en un susurro, tan bajito que me costó entenderla. Me cogió de la mano fuertemente.
- No te preocupes, yo también. –Le respondí igual de bajito. No me dio tiempo ni de centrarme todavía en lo que había pasado, cuando sentí que alguien tiraba de mí, intentando que me pusiese en pie, para que bajara de la cama. Mi mano estuvo sujeta a la de Katia, hasta el último segundo que ella dejo de aferrarse a uno de mis dedos. Yo ya me encontraba en el suelo.
- Zayn... No te lleves a Didy, ¡que me quedo sola! –Le dijo Kat gritando a mi “secuestrador”. Zayn se encontraba detrás de mí empujándome en forma de abrazo, hacia la puerta.
- Dudo que te quedes sola... Diana se viene conmigo, porque me quiere más a mí que a ti. –Le contestó a Katia en tono chinchoso, como si se tratase de una pelea entre niños pequeños.
- ¡Zayn! ¡¡No digas eso!! Que malo que eres... –Le reproché de forma cariñosa mientras que salíamos del cuarto. De camino a la habitación de los padres de Zayn, nos cruzamos con Niall, que parecía que no haber dormido en cien años por la cara que llevaba. No nos detuvimos a preguntar y aceleramos el paso para llegar antes a nuestro destino.
- No, no. Yo no entro ahí, hasta que me digas donde vamos mañana. –Le exigí a Zayn mientras que apoyaba la espalda en la puerta cerrada de la habitación y le cogía del pecho de su camiseta para acercarle a mis labios, ya echaba de menos besarle.
- Pues no sé tú... Pero no pienso decírtelo, porque... ¡Es una sorpresa! –Me respondió al separarse de mi beso.
- Bueno... Al menos lo he intentado, mira que eres soso. –Le dije sacando le la lengua mientras que abría la puerta de la habitación.
- ¿Soso yo? Te puedo admitir infinidad de cosas, pero soso no. ¡¡Party hard!! –Me dijo a todo pulmón, marcándose un pequeño bailecito mientras que entrabamos y me tiraba en la cama.
- Pero mira que eres bobo... –Dije sin parar de reírme, otra vez sacándole la lengua.
- Ves, eso si te lo admito. –Me respondió guiñándome un ojo.
- Venga, a dormir, que así se me pasa antes el tiempo y la ansiedad por saber a dónde nos lleváis. –Dije metiéndome debajo del edredón mientras que le hacía una seña con la mano para que se metiera ya de una vez. La habitación olía genial, como a vainilla con un toque ácido. Me puse a investigar con la mirada el cuarto y me di cuenta que en distintos lugares habían velas encendidas, de ahí debía provenir ese delicioso olor.
- Ya voy, ya voy... Que impaciente eres... Voy a apagar la luz. –Me dijo haciendo unas muecas raras pero a la vez graciosas, mientras de un movimiento se sacaba la camiseta y rápidamente le daba al interruptor. Mi cara cambio de inmediato al verle así, a la penumbra de las velas, se veía tan... ¿Sexy? Si, esa era la palabra.
- ¿Qué pasa? Ya sabes que si duermo con la camiseta estoy incómodo. –Me dijo mientras que se metía en la cama y se juntaba a mí, abrazándome por detrás.
- No, nada, por mi perfecto. –Le respondí mientras le daba un beso en la mano que me estaba abrazando.- Hasta mañana cari. –Dije ya con tono cansado, para por fin, cerrar los ojos.
- Diana, cariño, antes de que te duermas, ¿me puedes prometer una cosa? Bueno, mejor dos. -Me preguntó ya pasados unos minutos.
- Claro que sí, ¿qué pasa? –Le respondí mientras me daba la vuelta para quedar cara a cara con él.
- Pero ya prometidas, no vale romperlas, eh... –Me dijo medio tartamudeando, mientras me tocaba la punta de la nariz con el dedo.
- Tú sabes que yo nunca rompería una promesa y menos si es contigo. –Le respondí lo más sincera que pude. Lo encontraba nervioso, ¿qué era lo que me iría a pedir, para que estuviera así?
- Bueno, a ver Diana, nos conocemos desde que... desde que mi hermana tiene uso de razón y sois las mejores amigas desde entonces, ¿no? –Me preguntó con la voz un poco más relajada, yo solo asentí, para que siguiera hablando.- Yo creo que tú y yo la conocemos lo suficiente, como para saber que cuando nos vayamos y en especial, se vaya Niall, caerá, se derrumbará. –Paró en seco, mirándome a los ojos y ahí fue cuando esas palabras se me clavaron en la cabeza. Yo no quería que volviera a estar así, otra vez no, yo no quería que volviera a pasar por esa horrorosa situación.- Ella dice que es fuerte, es lo que nos quiere dar a ver, para no hacernos sentir culpables, pero la conozco y ya no sé si será como la última vez, tan “extremo”, por eso, te quería pedir, que cuando nos vayamos, estés con ella. Katia es muy depresiva y lo pasara mal y… a partir de ahora solo os tendrá a vosotras. ¿Me prometes que la ayudarás? –Me volvió a preguntar mientras que me acariciaba el mentón. Siempre les había visto muy unidos, pero en mi vida, había visto a unos a hermanos así, tan cercanos, que se cuentan cualquier cosa y sobre todo, que se quieren y se protegen de esa manera mutuamente.
- Pero, ¿de qué me estás hablando? Zayn por favor... No hace falta que te prometa nada, porque sabes que lo haré, para eso estoy aquí, con ella. Si, lo pasará mal, pero, ¿sabes? Ella dice que es fuerte y no solo lo dice, también lo es. La última vez que estuvo así, lo pasó fatal, yo en mi vida la había visto de esa manera, por romper con un novio... Robert, fue un cabrón con ella, ¿pero ves como está ahora? Está bien, está siempre con una sonrisa en la cara y con el chico que la hace feliz. –Le dije mientras me sentaba a lo indio en la cama. Zayn me miraba intrigado, pero su expresión cambió y se sentó al igual que yo.
- Vale, perfecto, sé que estarás con ella, gracias cielo. –Me dijo sonriendo, mientras me cogía por el cuello y me plantaba varios besos pequeños en los labios, muy seguidamente.
- Jaja, te quiero. –Le dije mientras que unía mi mano con la suya. Ya había tenido novios antes, pero de ninguno me había enamorado y mucho menos les había dicho nunca un dulce “Te quiero”. No sé porque, pero siempre me cuesta expresar mis sentimientos a las personas, pero con Zayn no era así, lo que salía de mi boca o simplemente, mis actos, no eran obligados, realmente era lo que sentía.
- Y yo. –Me respondió, agachando la mirada. ¿La primera vez que lo decía y realmente lo sentía y el sentimiento no era recíproco? Vale Diana... tú no eres como las demás chicas, si él todavía no está preparado para decírtelo, será por algo, tiempo al tiempo. Intenté auto convencerme.- Bueno, espera, “y yo”, no. Yo te quiero. No, no, lo que yo siento por ti, es mucho más que eso, yo estoy verdaderamente, locamente, profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado de ti. –Me dijo ahora mirándome fijamente. Sentía que mi corazón se revolucionaba cada vez que volvía a recordar sus palabras. Podía escuchar mis latidos cada vez más rápidos y fuertes.- Por favor, solo cierra los ojos y escúchame. –Dijo, mientras que con sus manos me bajaba los párpados de los ojos. Le hice caso y los mantuve cerrados. Sentí como se acomodaba a mi lado, para estar más cerca de mí, mientras que me cogía suavemente las dos manos. -¿Estoy dormido, estoy despierto, o algo intermedio? No puedo creer que estés acostada aquí a mi lado. ¿O acaso soñé que estábamos perfectamente entrelazados como las ramas de un árbol, atrapadas en una vid? Como todos esos días, semanas y meses que traté de robarte un beso y todas esas noches de insomnio y sueños diurnos donde me imaginaba esto. Yo sólo soy el más débil que finalmente se llevó a la chica y no me avergüenza decírselo al mundo. Verdaderamente, locamente, profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado y de alguna manera, rompiste mis barreras, así que nena, puedo decir que siempre me tendrás. Estoy verdaderamente, locamente, loca y profundamente enamorado de ti. Enamorado de ti. ¿Debería poner el café y la gramola en una bandeja en la cama? ¿Y despertarte con todas las palabras que aún no he dicho? Y darte una tierna caricia, sólo para mostrar cómo me siento. ¿O debería actuar relajado, como si no fuera gran cosa? Desearía poder congelar este momento en un marco y quedarnos así. Voy a poner el día de hoy de nuevo en la repetición, para poder revivirlo. Porque después aquí estará la trágica realidad, si no sientes lo mismo. Mi corazón se desmoronaría si alguien dice tu nombre. –Me cantó, mientras que ponía mi mano extendida sobre la suya, quedando como si estuvieran en simetría.- Verdaderamente, locamente, profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado y de alguna manera, rompiste mis barreras, así que nena, puedo decir que siempre me tendrás. Estoy verdaderamente, locamente, loca y profundamente enamorado de ti. Espero no ser la víctima, espero que no te levantes y me dejes. Puede que no signifique mucho para ti, pero para mí es todo, todo. Verdaderamente, locamente, profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado y de alguna manera rompiste mis barreras, así que nena, puedo decir que siempre me tendrás. Estoy verdaderamente, locamente, loca y profundamente enamorado de ti. Enamorado de ti. Enamorado de ti. –Terminó de cantar plantándome un pequeño beso en el moflete. Aún seguía con los ojos cerrados, porque sabía que si los abría, las lágrimas no pararían de salir. En mi vida, nadie, me había dicho esas cosas tan preciosas. Eso era lo que sentía por mí y lo que yo sentía por él, pero que no era capaz de explicar así como él lo había hecho, con un simple te quiero me hubiera bastado, me hubiera abastecido hasta que volviera de su largo viaje.- Diana, y lo segundo que te quiero pedir, es que... no me dejes, espérame, yo sé que te puedo hacer la chica más feliz del mundo, te quiero y no quiero perderte, por favor... –Me suplicó en un pequeño susurro ahogado, al lado de mi oído. Por fin, abrí los ojos, y las lágrimas resbalaron por mis mejillas sin pedir permiso. Tenía la vista borrosa, pero podía ver como Zayn estaba sonrojado y también como una pequeña lagrimilla se le asomaba por la comisura de los ojos.
- Pe-pero... Zayn... ¿Tú has escuchado todas las cosas que me has dicho? No sé cómo puedes llegar a ser perfecto, aun me cuesta comprenderlo. –Suspiré.- No llores que me derrumbo. –Le dije mientras cogía aire por la boca y me secaba las lágrimas. Le vi resoplar, seguramente le había costado, era muy vergonzoso. Rápidamente me acerqué para darle un suave abrazo, dejando mi cabeza en el hueco de su cuello.
- ¿Cómo quieres que no llore, sabiendo que mañana es el último día que te veré hasta dentro de mucho tiempo? Me he dado cuenta que eres tú, tú, el motivo por el que me quiero quedar. Llevo enamorado de ti, desde hace mucho, solo que no tenía el valor de decírtelo y justo cuando me atrevo, me tengo que ir... No quiero. –Dijo en bajito, mientras posaba su cabeza en mi nuca. Sus palabras me ponían nerviosa, desataban dentro de mí, mil huracanes, y el corazón me rebotaba dentro del pecho y él, seguramente lo notaba.
- No Zayn, no llores y menos por mí. No llores por alguien que sabes que siempre vas a tener a tu lado, pase lo que pase, cualquier cosa. ¿No crees que sería la chica más tonta si te dejara, o no te esperara? –Dije con una pequeña sonrisa dibujada en mi rostro. Todavía seguía acurrucada en nuestro abrazo, con los ojos cerrados.- Y no digas tonterías, ¿cómo que te vas a quedar? ¿Y dejar escapar tu sueño? ¿Dejar a todas tus Directioners? No. Jamás me lo perdonaría. –Continué, respondiéndome a mí misma, ya levantando la cabeza y mirándole a esos profundos ojos, llenos de dudas.
- Diana, por favor, solo necesito que me lo prometas, estaré más tranquilo si lo haces. –Me respondió ya más relajado.
- Te lo prometo. Prometo que te esperaré, nunca me perderás. Siempre seré para ti. –Le respondí otra vez, cerrando los ojos. Tantas emociones juntas me desconcertaban y llegué a un punto, en el que creo, que se me cruzaron los cables, pero era totalmente consciente de lo que estaba haciendo y diciendo. Dejé caer mi cuerpo hacia atrás, quedando totalmente tumbada en la cama, atraje a Zayn hacia a mí, cogiéndole del mentón, acercándole a mi boca, para fundirnos otra vez en un perfecto, tierno, pero delicado beso. –Quiero congelar este momento, quiero que esta noche quede en mis recuerdos para el resto de mi vida. –Balbuceé en susurros, para después respirar profundamente.- Hazme tuya.

Zayn me miró fijamente a los ojos, sentí como su mirada me penetraba en lo más hondo, una mirada llena de sentimientos, amor, deseo, pasión... Se acercó a mis labios y comenzó a besarme delicada y cariñosamente. Todos nuestros movimientos eran suaves y lentos. Poco a poco, el beso se fue intensificando y pasó de romántico a salvaje y excitante. Estaba totalmente desconcertada, ¡no sabía lo que tenía que hacer! Así que dejé que él llevara las riendas. Zayn me sacó la ancha camiseta de forma delicada, quedándome en ropa interior, para él seguir dejándome un rastro de besos por el cuello bajando por mis pechos hasta llegar mi vientre.

- ¿Estás segura? –Me preguntó levantando la cabeza de su objetivo.
- Sí. Contigo, siempre. –Le contesté mientras me incorporaba para ayudarle a quitarse los pantalones. La situación, estaba subiendo de tono.
- Te quiero. Esta noche solo será nuestra, para siempre. –Me dijo mientras me volvía a besar desenfrenadamente al deshacerse de los pantalones.
- Para siempre. –Le recalqué al oído, mientras mordía ferozmente el lóbulo de su oreja. Sentí como desabrochaba mi sujetador y los tirantes se iban deslizando por mis brazos. Me miró detenidamente; su cara era de asombro.

Al tumbarme de nuevo me volví a fijar en su perfecto torso desnudo, para después notar un gran bulto que se escondía tras sus boxers, de los cuales, se deshizo sin ningún impedimento. Rápidamente pensé “¿Cómo me va a entrar todo eso?”. Realmente no sé cuál fue mi expresión, pero por la sonrisilla que puso en su cara, debía de ser mofante. Continuó con su trayectoria de besos, hasta llegar a mis bragas, las cuales mordió por el elástico y las empezó a bajar por mis piernas lentamente, hasta quitármelas del todo. Se tumbó encima de mí y me cogió de la mano, entrelazando nuestros dedos. Ahora era cuando yo empezaba a ponerme nerviosa y por lo que veía, el también... Abrí mis piernas y envolví su cintura con ellas, mientras él devoraba con fuerza mis labios. No podía más.

- Intentaré no hacerte daño, lo prometo. –Me dijo apretando nuestras manos.

Sentía como el fuerte palpitar de su corazón rebotaba contra su pecho y golpeaba levemente el mío. Sentía suaves envestidas. Sentía como éramos solamente uno. Sentía mil revoluciones dentro de mí. Sentía y sabía que realmente le quería y que jamás lo cambiaría. Sentía que yo sin él, no tenía sentido. Sentía que si él desaparecía, yo moriría. Sentía que era él y solo él y que me estaba haciendo la mujer más feliz. Sentía... Sentir... Zayn me volvía loca.
El dolor fue desapareciendo, para dejar paso al máximo placer. Mis ojos revoleaban, mi boca solo suspiraba y soltaba gemidos y mis manos, solo estrujaban o arañaban cualquier cosa que tuviera al alcance, las sabanas, su pelo, su espalda, debido a esa sensación que me envolvía entera. Pequeñas descargas eléctricas que él producía en mí, se dispersaban desde mi feminidad, hasta la última extensión de mi cuerpo. No sé lo que pasaba, todo me daba igual, solo éramos él y yo.

- Zayn... No pares... –Intenté decirle como pude, entre pequeños gemidos.

Sus movimientos se intensificaron, sus caderas chocaban con las mías cada vez más rápido, y yo... yo cada vez me entregaba más al placer, placer que sentía que iba creciendo cada vez más, más, y más y ya no podía contenerlo dentro de mí. En ese mismo instante nos miramos fijamente a los ojos, conectando, sintiéndonos y llegando a la cumbre del más esperado orgasmo. Mi espalda se arqueó de forma involuntaria mientras que de lo más profundo de mí, salía un gemido que resbalaba rápidamente por mi boca, tanto era el placer, que salía de mi cuerpo de cualquier manera. Él posó su dedo índice encima de mis labios, indicándome que no hiciera tanto ruido. Esa sensación... era indescriptible, era el más simple éxtasis.
Zayn cayó rendido a mi lado, y me atrajo a él envolviéndome con su brazo, yo solo me acurruqué de lado en su torneado pecho mientras que jugaba con mi dedo encima de este.

- ¿Sabes? –Me preguntó acariciándome el pelo. Asentí para que prosiguiera.- Gracias por esta noche tan especial y por todas las que todavía nos quedan... Te quiero Diana. –Me dijo mientras me daba un beso en la sien.
- Este... Este ha sido el momento más especial de mi vida. Gracias a ti, porque ha sido contigo. Yo también te quiero y quiero que esto, lo nuestro, nunca acabe. –Le dije, levantando la cabeza para darle un beso.

- Sabes que nunca acabará. –Me contestó a la vez que él me robaba otro beso. Le sonreí y volví a mi posición inicial. Estaba tan cansada y tenía tanto sueño... que ahora sí que me dormiría de golpe, no sin antes, guardar esta noche, este momento, en lo más profundo de mi corazón, en donde permanecerá por siempre. Esta noche, no ha sido como cualquiera, ha sido nuestra noche, noche en la que hemos derrochado amor, pasión, placer... Una noche perfecta para los dos, perfecta.

lunes, 18 de marzo de 2013

Capítulo 12, “Las pizzas”

- Emm... si Kat, vamos a otro lugar para hablar en privado. –Me respondió, también en tono seco.- Vamos a tomar algo y te cuento. –Dijo mientras le entregaba una bolsita a Niall y otra a Zayn, quedándose él con una en la mano; Liam tenía dos.
- Vamos. –Concluí.

Le dije a Niall que volvería en poco tiempo ya que tenía que hablar con Harry y me despedí de él con un pequeño beso. Cogí el chaquetón más abrigador que me mantuviera calentita, ya que hacía demasiado frío y me dispuse a salir con Harry, que ya estaba “camuflado” con unas grandes gafas de sol, un gorro y encima de este, la capucha de su sudadera. Esta época del año, me encantaba. Londres solía estar nevado o con las calles mojadas por las lluvias.

- Bueno, ¿a dónde vamos? ¿Starbucks? –Le propuse. El solo me sonrió y asintió a mi pregunta.- Perfecto.

Solo teníamos que caminar un par de calles, estaba cerca de casa. Eso de vivir casi en el centro de la ciudad, estaba genial. Me detuve delante del escaparate de una boutique al ver un precioso vestido corto palabra de honor precioso; tenía la parte de la falda con mucho vuelo, esta, estaba adornada con unas florecillas y era de un bonito color berenjena. El Starbucks se encontraba justo al lado.

- ¡Venga Kat! –Me reprendió Harry con tono chinchoso y con una sonrisa en la cara mientras me habría la puerta de la cafetería haciéndome una seña para que pasara yo primero.
- Ya voy pesado... –Le respondí poniendo cara de pocos amigos mientras le sacaba la lengua como una niña pequeña.

El Starbucks estaba lleno de gente. Había muy buen ambiente y hacia... ¿calor? Sí, sí, hacía calor. De repente era por las personas que estaban ahí o lo más seguro es que estuviera puesta la calefacción, pero tuve la necesidad de sacarme el abrigo, Harry hizo lo mismo. Fui a buscar sitio donde sentarnos mientras él fue a pillar algo para tomar. Encontré una mesa con dos asientos de chiripa. Me puse a ver Instagram y Twitter, mientras que le esperaba. Me inundé en un montón de cotilleos, que me había perdido en más o menos como una semana. ¡Los chicos ya iban a sacar el nuevo disco! Es verdad, Niall me lo había contado, pero ya no me acordaba... Muchas, pero que muchísimas fans les escribían en Twitter. Me gustaba leer lo que les ponían y el apoyo que les mandaban. La llegada de Harry me sacó de mis pensamientos.

- Hey, aquí lo tienes. Como no sabía que querías, y sé lo golosa que eres, te he pedido un frapuchino de caramelo, ¿está bien? –Me preguntó poniéndome el vaso delante del móvil interrumpiendo mi lectura mientras se sentaba enfrente de mí.
- Muchas gracias Harold, así está perfecto, me encanta el caramelo. –Le respondí con una gran sonrisa mientras daba un gran sorbo por la pajita.- Tú dirás. –Dije tras saborear el delicioso sabor del batido.
- A ver, me siento... raro al contarte, bueno, pedirte esto, porque antes no había necesitado ayuda, pero tal y como está la situación... –Me dijo mirando fijamente a su café que tenía aferrado entre las dos manos.
- ¿Algún día llegaras a contármelo? –Le pregunté entre risas.
- Sí. A ver, ¿te acuerdas el día de lo de los paparazzis? Liam te pidió algo, ¿no? –Me preguntó esta vez ya mirándome. No sé porque, pero al meter a Liam en la conversación, me convencí de que no me diría nada malo.
- Sí, creo recordar algo... ¡Ah ya me acuerdo! Me pidió que le ayudara a buscar una chica. –Dije, llevándome las manos a la cabeza. ¡Se me había olvidado por completo! Tenía que encontrarla ya.- ¿Y eso de Liam qué tiene que ver con lo que me quieres pedir? –Le pregunté mirándolo desorientada.
- Pues... a ver, cuando bajó de ayudarte con la bandeja, me contó eso, que te había pedido ayuda y llevo pensando estos días, que... si... podrías ayudarme con lo mismo. ¡Porfaplis! –Me suplicó mientras ponía sus dos manos juntas debajo de su mentón como su estuviera rogándome.
- Pe-pero... ¡Claro que si bobo! ¿Tanto misterio para esto? No Harry, no eh... –Le regañé entre risas mientras que le daba otro sorbo al batido que menos mal que estaba frío, porque me estaba muriendo de calor.
- ¡Muchas gracias, Kat! –Exclamó a la vez que se levantaba de su asiento para darme un abrazo.
- ¡No las des Harry! Pero... tendrás que esperar al igual que Liam porque encontrar a la chica idónea para vosotros me llevará un poquito de tiempo. –Le dije poniendo cara triste.- ¿Te importa si es Directioner? Estaría chachi. –Le pregunté con voz de niña pequeña.
- Por el tiempo no te preocupes, tienes todo el que quieras, porque seguro que merece la pena y si es directioner... ¡¡Por supuesto que sí!! Sería más que genial. –Me respondió eufórico con una de sus más grandes sonrisas en su cara.

Que mono, iba a hacer lo posible por encontrarle una chica que verdaderamente le hiciera feliz, ese era mi reto. Vi como señalaba mi vaso de batido, empecé a observarlo. Me fijé en la parte donde suelen poner tu nombre y en vez de poner Katia o Kat, ponía en letras muy grandes “Thanks”. El seguía con su sonrisa en la cara.

- ¿Y esto? –Le pregunté anonadada.
- Pues, como estaba seguro de que me ibas a ayudar, ya te lo agradecía anticipadamente, pero como no te dabas cuenta, ¡te lo he tenido que decir! –Exclamó mientras sacaba la pequeña bolsa que al parecer había guardado en el bolsillo de su abrigo y me lo ponía ente las manos.- Míralo. Por eso tardamos un poco más en llegar, porque pasamos antes por estudio.
- Que será, que será... –Dije con tono de intriga, mientras metía la mano en la bolsa y sacaba su contenido.- Ay, ay, ay… Harry, ¿por qué me haces esto? No tío, no, ¡no! ¡¡No puede ser!! ¡¡El nuevo disco, Take Me Home!! ¡JODER, HARRY QUE ME DA ALGO! ¡¡Que soy la primera que lo tengo!! –Dije gritando, casi desesperada. Harry no me podía hacer esto... Él sabía que era su fan número uno, ¿y me lo ponía así, delante, sin avisar ni nada? El corazón se me salía del pecho.
- Jajaja, Kat relájate, que nos miran mal, y no tengo ganas ni de que me reconozcan, ni de salir corriendo. –Me dijo en bajito.
- Harry Styles, no me vuelvas hacer esto... –Le dije mientras no apartaba la mirada de la portada del álbum. Perfecta, mostraba a los chicos tal y como eran. Era la edición especial, que incluía unas cuatro canciones más.- Harry, vayámonos a casa, ya. Necesito escucharlo. –Dije mientras cogía mi abrigo y el batido y me ponía en pie.
- Tranquila… relájate. Pero eh, cuidado, ¡qué ese es mi disco! –Me dijo mientras se levantaba y se ponía el abrigo, yo le imité. Se  puso a mi lado y levantó su brazo, para que le enganchara como las abuelitas y salimos del Starbucks. Íbamos de vuelta a casa, estaba atardeciendo y la puesta de sol era preciosa, lo malo era eso, que atardecía muy temprano. Sentí como una gran gota de agua me cayó en la punta de la nariz. No... Ahora no...
- ¡Harry, corre! –Le grité soltándome de su brazo y echando a correr. Me encantaba la lluvia, pero no mojarme.
- ¿Eing? ¿Katia, de qué hablas? –Me preguntó medio gritando, ya que yo ya estaba lejos. El seguía caminando a paso lento. Claro, claro que no me iba a hacer caso.
- ¡Qué corras, bobo! ¿A que no me pillas? –Le reté gritándole mientras le hacía un par de muecas para picarlo.
- Bobo. ¿Bobo yo? ¡Ahora verás enana! –Me respondió echando a correr detrás de mí.
- ¡¡AAAAH!! –Grité mientras reía alocadamente.- ¡No me pillarás! –Seguí diciendo después de terminar de reír y empecé a correr de nuevo. La lluvia ya estaba empezando.
- ¡Claro que si te pillaré! ¡¡Oh, está lloviendo!! ¡NO, MIS RIZOS! –Gritó entre risas.
- Puajaja, que tonto... –Yo ya había llegado a la puerta de la casa, cuando recién Harry me alcanzó.
- Katia, no estoy en forma, pero si hubiera sido otro día u otro momento, te hubiera alcanzado y te hubieras comido tus palabras. –Me dijo exhausto por la falta de aire, Estaba rojo y lo peor, mojado...
- Ya, ya, claro Harold... –Le dije en tono burlón mientras abría la puerta para entrar en casa. Pasé yo primero y él, al cerrar la puerta se apoyó en esta, resbalándose hasta el suelo, para quedarse sentado, intentando “recuperar el aire”.
- ¡Holap! –Dije en alto entrando dando saltitos y sentándome en el sofá al lado de mi hermano y dándole un fuerte beso en el moflete.
- ¿Y eso? Que cosa quieres... –Me dijo en tono acusador, como si mi muestra de cariño solo fuese para conseguir algo. Yo no era así.
- ¿Qué? ¿Tengo que querer algo por darte un beso? Te echaré de menos Zayn... Intentar visitarnos lo más seguido posible. –Le dije con voz triste mientras me levantaba del sofá y me dirigía a la cadena de música. Los demás, no se encontraban en el salón.- ¿Dónde están todos? –Le pregunté mientras me ponía de pie y metía el disco, para por fin, poder escucharlo.
- No te preocupes, en cuanto menos te lo esperes, estaremos de vuelta, los primeros meses en donde vamos a promocionar el disco, están cerca de U.K. –Me dijo medio sonriendo. Realmente se le veía bien, otra vez iban a hacer lo que les gustaba, pero creo que mi hermano echaría demasiado de menos a Diana.- Las chicas, están haciendo vuestras las maletas para mañana, y los chicos están haciendo la cena. ¡Espera! ¿No iras a poner el disco a todo volumen no? –Dijo señalándome.
- ¡Sí! –Dije sin darle tiempo a reaccionar mientras que pulsaba el botón de play. 

Empecé a escuchar una música rockera, que envolvía, seguida de la voz de Liam: “Hey girl I'm waiting on you, I'm waiting on you, come on and let me sneak you out. And have a celebration, a celebration, the music up, the windows down.” Creo que iba a empezar a llorar de la emoción. Escuché chillidos en la parte de arriba y como se abría la puerta de la cocina. Ahora venía la voz de mi hermano: “Yeah, we'll be doing what we doing, just pretending that we're cool, and we know it too. Yeah, we'll keep doing what we doing, just pretending that we're cool, so tonight...” La cara de Zayn estaba roja como un tomate. Las chicas ya estaban a mi lado, gritando como posesas, yo me uní a ellas. Pude ver como Niall, Liam y Louis, nos miraban apoyados en el marco de la puerta de la cocina, mientras se reían. Por lo que podía oír, lo que ahora sonaba era el estribillo: “Let's go! crazy, crazy, crazy till we see the sun. I know we only met but let's pretend its love. And never, ever, ever, stop for anyone. Tonight let's get some and live while we're young. Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh. And live while we're young. Oh, oh, oh, oh, oh. Tonight let's get some...”

- Espera, espera, espera... –Dijo Harry mientras se ponía de pie. La música paró de sonar. ¿Qué había pasado? Vi a Zayn con el mando de la cadena en la mano.- ¿Preferís escucharla desde unos altavoces, o en vivo y en directo? –Continuó mientras ponía cara de interesante a la vez que elevaba las cejas.
- Emm... ¿Prefieres correr como antes, o empezar a cantar sin preguntar? –Dijo Zayn, al ver nuestras caras de desesperación. Los chicos se reunieron en un corro y empezaron a hablar en bajito mientras que nos miraban y soltaban pequeñas risillas.
- Bueno señoritas, ¿me podríais hacer el favor de sentaros? –Dijo Liam señalándonos el sofá. Las tres asentimos y nos sentamos. Los chicos se pusieron en fila delante de nosotras.
- ¡Qué continúe la función! –Dijo Louis gritando.
- And live while we're young. –Continuó cantando Harry.
- Hey girl it's now or never, it's now or never, don't overthink, and just let it go. And if we get together, yeah get together; don't let the pictures leave your phone. Oh, oh. -Cantó Zayn mientras le enviaba una sonrisa pícara a Diana.
- Yeah, we'll be doing what we doing, just pretending that we're cool, so tonight... -Dijo Niall giñándome un ojo. Yo sentí que la sangre se me desvanecía de la cabeza. Eso de que tus ídolos te hicieran un mini concierto en el salón de tu casa, antes de que saliera el disco a la venta, no pasaba todos los días, así que... Tenía que aprovecharlo, ¿no?
- Let's go! crazy, crazy, crazy till we see the sun. I know we only met but let's pretend its love. And never, ever, ever, stop for anyone. Tonight let's get some and live while we're young. Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh. And live while we're young. Oh, oh, oh, oh, oh. Tonight let's get some... –Cantaron los cinco al unisono.
- And live while we're young. –Repitió Harry su estrofa.

De repente, vimos como empezaban a hacer un baile muy gracioso y no pudimos evitar reírnos. ¡Eran muy monos!

- And girl you and I, we're about to make some memories tonight... –Dijo Zayn poniéndole todo el sentimiento que podía mientras señalaba a Diana. Ella lo único que estaba era roja, por culpa de él.
- I wanna live while we're young. We wanna live while we're young... –Continuó Louis lanzándole una mirada sexy a Kelly.

La canción continuó con el estribillo. Me encantaba, seguro que sería número uno en muchas listas mundiales y no lo decía por decir... Al finalizar la canción, las tres no pusimos a gritar y a aplaudir.

- ¡OTRA! ¡OTRA! ¡OTRA! –Gritábamos las tres a la vez. Estaba eufórica, solo eran ellos, continuaban haciendo sus sueños realidad. Y pensar que había millones de chicas por todo el mundo querría lo mismo que nosotras tres tenemos, aunque sea solo por verles a cien metros, “matarían”. Y por esa misma razón, aunque me duela en lo más hondo de mi corazón, debía dejarles ir, sin decirles nada, sin hacerles sentir mal...
- Vale, señoritas, os cantaremos otra; una que nos parece preciosa. Little Things. –Dijo Liam haciéndole una señal a Zayn como para que empezara.
- ¡Un segundo que cojo la guitarra! –Dijo Niall gritando que ya se encontraba de vuelta con mi guitarra en la mano. Y empezó a tocarla. La canción era lenta, al contrario que la primera.
- Your hand fits in mine like it's made just for me... –Empezó Zayn, con voz tranquila. Su mirada se perdía en Diana. Seguramente que sus estrofas se las dedicaba a ella. Parecía que estaba muy enamorado, pero esto no solo es de un par de días, no, esto seguro que lo lleva consigo dentro desde hace mucho, solo que no fue capaz de decírselo antes, como yo, que fui incapaz de decírselo a Niall. Profunda en mis pensamientos, escuché un sonido me hizo salir de ellos y que Zayn parara de cantar y Niall de tocar la guitarra. ¡Dios ese sonido tan irritante! “PI, PI, PI, PI...” Zayn y yo nos miramos e inmediatamente corrimos hacia la cocina. Al abrir la puerta, un humo denso se nos abalanzó en la cara. Olía muy mal. Puag... Y seguramente, sería yo la que limpiaría todo el desastre. ¿Qué era lo que había pasado? Pues que tengo un novio y unos cuñados muy olvidadizos, que se dejan las costillas que nos estaban preparando para la cena en el horno. Entramos corriendo, Zayn cogió un trapo y abrió el horno como pudo, cuando lo hizo, paró de sonar el estruendoso ruido.
- ¡Katia pon el extractor y abre todas las ventanas! Ay dios mío... –Me ordenó mientras cogía la bandeja con el trapo intentado no quemarse. ¡¿Cómo se les había ocurrido a los chicos dejarlo dos horas en el horno?! Fui corriendo a hacer lo que mi hermano me había dicho, puse el extractor y salí de la cocina para abrir las ventanas.
- ¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué hay tanto humo? –Me preguntó Liam con cara de incredulidad.
- ¿Y me lo preguntas? ¡Si es que mira que sois descuidados! ¡¡Os habéis dejado las costillas dentro del horno, os habéis olvidado de apagarlo!! –Dije con tono enfadado, tono que no me duró demasiado porque no me podía enfadar con ellos. Ya había abierto todas las ventanas, pero estaba entrando un frío totalmente congelador.
- Ostias. ¡Ostias! ¡¡Tío que nos hemos olvidado!! –Dijo Louis pegando un grito mientras que le daba un toque a Niall en el hombro.
- Ya no pasa nada, solo que las costillas están carbonizadas y no tenemos cena. Gracias señoritos. -Dijo Zayn con tono irónico mientras soltaba algunas risillas.
- Buah, tío, ¡que despiste! ¡¡Mis costillas!! –Dijo Niall llevándose las manos a la cabeza, haciendo de ello un mundo.- Solo queda una opción, porque yo me muero de hambre. ¡¡Pizza!! –Continúo diciendo con una mega sonrisa en la cara. No me podía creer que fuera tan glotón.
- Venga... Llamo yo y pido. De peperoni como siempre, ¿no? –Pregunté cogiendo el teléfono, pero por gusto, porque ya todos estaban en la cocina, supongo que ayudando a Zayn a limpiar el desastre, todos, menos Niall.
- Si, como siempre. –Me respondió aun con la sonrisa en la cara.- Antes... nos interrumpieron. –Dijo cambiando totalmente su expresión, por una mirada atravesadora.
- ¿A si? ¡Es verdad! Es verdad... Ya voy recordando... –Le dije haciéndome la loca y con tono meloso.
- Uy... Me da a mí que a esta señorita, le voy a tener que refrescar la memoria... –Dijo con tono juguetón cogiéndome por la cintura y acercándome a él lo más posible.
- No sé yo eh... No sé yo... –Le dije en el mismo tono. Tenía una graciosa expresión en la cara, y estaba ruborizado. Le enganché por el cuello con los dos brazos, y le di un pequeño beso, del que me separé rápidamente, pero él quería más, y vi que se dirigía a mi punto débil. No, ahí no. Niall empezó a quitarme el pelo del cuello, seguía con la mirada la línea de mi clavícula repetidas veces y a pesar del frío que hacía por las ventanas abiertas, empezaba a tener un calor raro dentro de mí. Niall ya se aproximaba a mi cuello.- Niall, yo no te voy a parar, pero cuidado con lo que haces, porque después de esto, si lo empiezas, lo acabas. –Le dije en un pequeño susurro al oído antes de que pudiera llegar a su objetivo. El paró de inmediato.
- Tienes razón y si empiezo, no podré parar... –Dijo pillando su labio inferior entre los dientes.- ¿Sabes? Cambiemos de tema. –Bufó mientras se reía.
- Si, será lo mejor. –Le contesté de igual manera. Esa situación, ya estaba llegando al límite...

Entre que llegaban las dos pizzas familiares que encargué, estuvimos sentados en el salón, hablando plácidamente y entre risas y risas, se nos fue el santo al cielo. Ya era tarde y nada, que ya había pasado una hora y no llegaban las pizzas. Pero así, como para contradecirme, por fin sonó el timbre.

- ¡Voy yo! –Dijo Liam entusiasmado, cogiendo su cartera de encima de la mesa.
- Hey, ¡no! ¡¡Qué invito yo!! –Dije gritando y poniéndome de pie inmediatamente para echarme a correr detrás de él, pero él corrió aún más y abrió la puerta antes que yo.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAH! –Escuché un fino chillido que al parecer era de una chica, a la que no podía ver por culpa de Liam.- NO, NO, NO PUEDE SER... TOMA COJE LAS PIZZAS QUE ME DESMAYO. –Dijo la chica entregándole la cena a Liam. Su voz me sonaba muy familiar y no paraba de repetir en voz bajita “¡¡Es Liam!! ¡¡Es Liam!!”
- Tranquila, tranquila... ¿Estás bien? –Le preguntó Liam mientras posaba una de sus manos en el hombro de la chica. Por fin pude hacerme un hueco para poderla ver. Y la reconocí.
- ¡Perrie! ¡¡Hola!! ¿Qué tal todo? –Le saludé eufóricamente. No me esperaba encontrármela así y mucho menos entregándome la cena en casa. Ella era una compañera del insti, que el año pasado se fue a estudiar al extranjero, pero al parecer ya había vuelto. Perrie solo me miró incrédula con los ojos abiertos como platos y cayó al suelo en redondo.
- Pe-pero... ¿¡Qué es esto!? ¡¡Ay madre mía que la he matado!! –Dijo Liam mirándome desesperado mientras que me entregaba las cajas de las pizzas, para el poder coger a Paula en volandas y la meterla en casa. Cuando apareció Liam en el salón con Paula entre los brazos, los chicos se empezaron a reír.
- Tu cara Liam, ¡tu cara! Jajajaja. –Dijo Niall señalando mientras se reía desde su asiento.
- Cuidado, que las chicas solo se desmayan cuando yo las miro, ese es mi trabajo. Jajaja. –Dijo en tono gracioso mi hermano sin parar de reírse.
- ¡Cari, no digas eso! Pobrecita... –Le dijo Diana a Zayn desde su asiento mientras le daba un toque en la rodilla.
- Lo siento Diana, pero son los encantos Malik. Tú lo deberías saber más que nadie; tú caíste en ellos. –Dijo Zayn con tono creído pero gracioso.
- Mira que eres bobo, tío...  –Le respondió Diana entre risas.                                             
- ¿¡Pero queréis dejar de hablar de tonterías y levantar el culo del sofá!? –Gritó Liam ya desesperado. Todos se asustaron y sorprendidos por su reacción se quitaron rápidamente del sofá grande, donde éste, puso a Perrie cuidadosamente. Ella todavía estaba inconsciente y pálida, más de lo que solía ser. Paula era guapa, se podría decir que era preciosa. Tenía el pelo muy rubio, liso y a media melena, sus ojos que ahora estaban cerrados, eran de un color azul eléctrico. Todos hicimos un corro alrededor de ella. Liam estaba arrodillado en el suelo, cogiéndole de la mano con fuerza, estaba muy nervioso.
- No te preocupes Liam, no le va a pasar nada, solo es que se ha sorprendido... –Le dijo Kelly para tranquilizarlo.
- ¡Oh! ¡¡Pero si es Perrie!! –Dijo Diana con tono alegre, totalmente asombrada.
- ¡Anda, es verdad! Que fuerte... ¿Qué hace aquí? –Preguntó Kelly poniendo cara de no saber lo que estaba pasando.
- No lo sé, yo también me he llevado la sorpresa... –Les respondí a las dos, rebajando el tono de voz.- Lo mejor será que le levantéis las piernas. –Dije mientras me sentaba en el sofá con ella y ponía su cabeza encima de mis piernas. Diana me hizo caso y se las sostuvo en alto. Estaba congelada y sentía que temblaba un poco.- Traer una manta, que está muy fría y cerrar ya las ventanas. –Ordené con tono preocupado, mientras acomodaba su pelo alborotado a un lado. Louis me acercó una corriendo mientras que Harry fue a cerrar las ventanas y la tapé para que cogiera calor. Pasados unos minutos sentí que se empezaba a mover y a balbucear unas palabras ininteligibles.
- Shh, shh... Tranquila, estoy aquí, ¿te acuerdas de mí? –Le pregunté con tono dulce, mientras que Perrie hacía el esfuerzo de abrir los ojos e intentar responderme.
- Si, si me acuerdo, ¿cómo no me voy a acordar de ti Kat? –Me respondió con un hilo de voz mientras que me miraba con una sonrisa en la cara.- Lo que... De lo que no estoy segura... No... No sé lo que me ha pasado. –Dijo tartamudeando mientras que cerraba los ojos.
- Perrie, abre los ojos, no los cierres. –Dijo Liam dándole un pequeño beso en la mano.
- Tío, tú lo que quieres es matarla... –Dijo Harry en tono gracioso mientras se rascaba la cabeza y ponía una mueca rara. Ella rápidamente abrió los ojos, pero ya no me miró a mí, sino a su alrededor, para ver de donde provenían las voces.
- Ah, vale, genial. Katia. Dime que me he quedado dormida y que esto es un sueño. –Me dijo Perrie mientras su mirada se dirigía rápidamente de Liam a su mano, cogida por este.
- Emm... Si Perrie, es un sueño. –Le respondí en tono gracioso, girándole la cabeza para que solo me mirara a mí.
- Chicos, vayámonos, será lo mejor... –Dijo Louis en un susurro, a lo que todos asintieron y se fueron yendo. Diana bajó sus piernas suavemente.

Perrie y yo estuvimos hablando largo tiempo, la mitad de ese, la estuve tranquilizando, he intentado responder sus dudas. Contándole todo lo que había pasado durante su ausencia, ella me miraba atónita durante todo el rato, hasta que fue encajando los cabos sueltos, porque ella sabía que mi hermano se llamaba Zayn, pero no nos relacionaba... Le conté todo, menos que estaba saliendo con Niall y Diana y Kelly con mi hermano y Louis, respectivamente. Le pedí por favor que no contara nada, ya que ya habíamos tenido suficientes problemas y que al contárselo estaba poniendo en juego todo. Perrie era una de mis muy buenas amigas, pero al irse de la noche a la mañana, perdí el contacto con ella totalmente. Me contó que había estado en Carolina del Norte, porque a su padre le trasladaron ahí por trabajo y que realmente nos extrañaba demasiado, por lo que decidió volverse cuanto antes a Londres junto con su madre y su hermana gemela. Había llegado hace un par de días y todavía estaban instalándose en su casa. Su hermano mayor era jefe de la tienda de pizzas a la que siempre íbamos y justo ese día les llamó a ella y a Eleanor, su hermana, para que le ayudara con los pedidos, ya que muchos trabajadores no pudieron ir porque cayeron enfermos. Como éste era su último encargo, la invité a cenar con nosotros. Perrie estuvo toda la cena flipando, los chicos le estuvieron contando un montón de anécdotas de las que era inevitable reírse y nosotras les contamos todas las trastadas que hacíamos en el colegio, cuando éramos pequeñas. La cena fue muy agradable y nos lo pasamos genial, recordando aquellos momentos.

- Bueno chicos, me tengo que ir, ya es muy tarde y mi madre estará que trina. –Dijo Perrie en tono de despedida.
- ¡Jo! Con lo bien que nos lo estábamos pasando... –Dijo Liam haciendo puchero.
- Es verdad, pero me tengo que ir... –Le respondió Perrie con tono triste, imitándole, mientras se acercaba a él para despedirse.
- Entonces nos vemos en el insti, ¿no Pers? –Le pregunté mientras le daba una fortísimo abrazo en señal de despedida.
- Si nos vemos en el insti, ¡creo que nos ha tocado en vuestra clase! –Me respondió alegre, como era ella siempre. Se fue despidiendo de todos y la acompañe a la puerta. Por su expresión, estaba contenta.
- Venga Pers, ya nos vemos, cuídate y no digas nada, eh... ¡Te quiero! –Le dije ya apoyada en la puerta viendo desvanecerse su figura tras la niebla espesa.
- Tranquila Kat, no diré nada de nada, nos vemos. ¡Yo más! –Me respondió gritando. Ya no la podía ver, así que cerré la puerta y me metí en casa lo más rápido, ya que hacia un frío que pelaba.
- Yo no sé vosotros señoritos, pero yo me voy a sobar, tengo mucho sueño. –Dijo Kelly mientras bostezaba.
- Y yo creo que nosotras también nos vamos, ¿no? –Me preguntó Diana mientras me cogía de la mano y nos dirigíamos a las escaleras.
- Si, yo estoy muerta. Será mejor que nos vayamos todos a dormir, ya que según vosotros, mañana es nuestra sorpresa. –Les dije a los chicos sacándoles la lengua desde la escalera.
- Vamos todos a dormir, mañana será un gran día. –Dijo  Louis mientras les hacía unas señas a los chicos para que subieran junto con nosotras.

Ya todos arriba, nos repartimos en las habitaciones, de forma que las chicas dormirían conmigo, Zayn en la habitación de nuestros padres, Niall en la habitación de mi hermano, Liam y Harry en una habitación de invitados y Louis en la otra, ya que decidieron dejarle solo, para que descansara mejor por lo de la nariz.

- Vosotras que queréis, ¿pijama calentito, o una camiseta grande y ya está? –Les pregunté a las chicas, para que estuvieran cómodas, mientras yo me ponía una camiseta ancha y holgada dejando debajo de esta, tan solo la ropa interior. En casa no hacía frío, ya que estaba puesta la calefacción a tope.
- Pues... Yo quiero una camiseta. –Dijo Kelly buscando en mi armario.
- Y yo. –Dijo Diana imitándola. Se cambiaron y quedaron igual que yo. Realmente creo que las tres estábamos muy cansadas.
- Bueno, ¡pues a dormir se ha dicho! –Dije mientras me estiraba para apagar la luz y me hacía un huequito en la cama. Si, las tres acurrucadas, entrabamos de maravilla.
- Hasta mañana... –Me dijeron las dos al unísono entre bostezos.
- Hasta mañana, os quiero. –Les respondí ya con la voz apagada del cansancio que tenía.

Pasaron unos minutos y yo ya estaba en esa situación de trance en el que te encuentras entre el sueño más profundo en los brazos de Morfeo y que todavía eres consciente de que estas medio despierta, cuando alguien entró en la habitación. No sabía de quién se trataba, ya que al entrar no encendió la luz. Se subió a la cama, y no sé qué pasó, pero de un movimiento ágil, cogió a Kelly que se encontraba a mi lado y se la llevó.

- Louis... No me gusta que me rapten en la mitad de la noche... –Escuché la voz de Kelly en la oscuridad.
- ¿Para que dormir apretujada, pudiendo estar conmigo en una cama los dos solitos y cómodos? –Respondió lo que debería de ser la voz de Louis con tono gracioso mientras que salía de mi habitación.
- Diana, no me dejes, tengo miedo. –Le dije en un susurro casi ininteligible.
- No te preocupes, yo también. –Me respondió en el mismo tono. Pero fue por gusto. Alguien se volvió a subir a mi cama, llevándose a Diana de mi lado, dejándome sola, en mí ya espaciosa cama.
- Zayn... No te lleves a Didy, ¡que me quedo sola! –Le reproché a mi hermano, con tono enfadado.
- Dudo que te quedes sola... Diana se viene conmigo, porque me quiere más a mí que a ti. –Me respondió como si fuera un niño pequeño.
- ¡Zayn! ¡¡No digas eso!! Que malo que eres... –Le regañó Diana entre risas.

Vale. ¡Genial! Ya dormiría sola toda la noche... Pero bueno, no pasaba nada, estaba cansada y caería rendida en cero coma. Resoplé y cerré los ojos, cuando de repente sentí como un peso muerto, caía a mi lado.

- Hola princesita, ¿pensabas dormir sola? –Me preguntó esa voz, esa voz que reconocería en cualquier sitio, en cualquiera...
- Amm, pues no sé... Dime tu rubio. –Le dije mientras le hacía un espacio para que se metiera conmigo debajo del edredón.- ¡Estas frío! Pero... ¿Sabes? Ahora nadie te puede detener. –Le dije mientras me ponía encima de él.
- Cierto, llevas toda la razón. –Me respondió mientras me enganchaba por el cuello y me acercaba a sus perfectos labios.

El beso empezó a debatirse en una pequeña batalla de lenguas y la cosa empezó a subir de tono. En un pequeño impulso, Niall se puso encima de mí separando por un segundo nuestros labios. Rápidamente, aproveché para quitarle la fina camiseta que me separaba de su definido torso, para después continuar con el beso. Esto ya estaba llegando al límite. Me puse yo encima de él para deshacerme de mi holgada camiseta, que ya incordiaba en esta situación y por fin quedarme en ropa interior. Mis ojos ya se habían adaptado a la oscuridad, y podía ver la expresión de Niall, que me miraba detenidamente, me tiró en la cama para ponerse él de nuevo encima de mí y besarme esta vez ferozmente. Empezó a darme besos por el moflete, para finalmente desviarse por el camino que me llevaba a la locura, el cuello. Iba dejado leves besos hasta que finalmente se detuvo a hacerme un chupetón en este. Él lo sabía, era mi punto débil y él lo sabía perfectamente.

- No pares. –Le ordené con la voz entrecortada debido a mi fuerte respiración.
- Sabes que no podría. –Me respondió de igual manera.

Siguió plantando leves besos por mi clavícula y fue bajando por mi pecho pasando por mi canalillo hasta llegar a mi vientre. Yo ya no aguantaba más y decidí quitarle los pantalones, mientras tanto, él otra vez volvió a mis labios que ya me escocían. Cuando logré por fin deshacerme de los estúpidos pantalones su mano empezó a deslizarse suavemente por mi costado haciendo que me erizara, hasta llegar a mis pequeñas bragas, donde empezó a jugar con el elástico de estas. Sutilmente me las iba bajando poco a poco, pero de repente, una sensación abrumadora invadió todo mi cuerpo hasta el último pensamiento que se me pasaba por la cabeza y me separé de su cálido beso.

- No puedo. –Le dije con un hilo de voz.
- ¿Qué? –Me preguntó aturdido mientras que movía la cabeza negando.
- Lo siento, no... No puedo cariño, no estoy preparada. –Le dije en un pequeño sollozo mientras cogía mi camiseta y salía disparada de la cama.
- ¡Cielo, no pasa nada,  yo te comprendo! ¡Vuelve por favor...! –Me dijo en tono comprensivo con una pizca de súplica.

Me puse la camiseta corriendo y me metí en el baño. La impotencia que sentía dentro de mí, cada vez iba creciendo más y más y hacía que las lágrimas salieran sin parar. Y cada vez tenía más preguntas incómodas en la cabeza: ¿Por qué me tenía que pasar esto a mí? ¿Por qué siempre la cagaba? Yo amaba a Niall con toda la fuerza de mi corazón pero todavía no estaba preparada para entregarle mi virginidad, no lo estaba para nada y lo peor era que no sabía el por qué. ¿¡Por qué!? ¡¡Por qué!! Y otra vez, ese miedo que les confesé a mis amigas, me empezó a inundar entera. Ya no le vería hasta dentro de un tiempo. ¿Qué pasa, si ve a otra chica, se enamora y me deja? Ese era mi puto temor. Me senté en el suelo y metí la cabeza entre las rodillas, era la única forma en la que podía “relajarme” y dejar de llorar. Sentí que alguien llamaba a la puerta.

- Katia, amor, ¿estás bien? ¿Puedo pasar? –Me preguntó Niall tras la puerta.
- Claro que sí. –Le respondí con la voz apagada. Ni bien se lo dije, ya estaba sentado a mi lado, abrazándome.- Lo siento de verdad, me he comportado como una cría... –Le dije mientras se deslizaba por mi mejilla una lágrima.
- No, Kat, no... Te comprendo. Todos alguna vez en la vida pasamos por esto y si no estás preparada, yo no soy quien para obligarte, más bien, tomate todo el tiempo que quieras, sabes que yo siempre te esperaré. Te amo. –Me dijo cogiéndome del mentón y mirándome fijamente a los ojos. Y fue justo en ese momento, en el que todos mis malditos miedos se desvanecieron y se esfumaron. ¿Había sido tan gilipollas de pensar que me haría eso? Si, lo había sido... Con toda la fuerza que pude, le abracé, como si de esa forma un trocito él se quedara conmigo. Querer a esa persona, se basaba mi corta vida.

- Te quiero. Te quiero más de lo que te puedes imaginar. Gracias por ser como eres. –Le dije al oído todavía aferrada el en el abrazo.