-
¿Qué haces aquí sola, enana? –Me preguntó mi hermano con una gran sonrisa en la
cara.
-
Nada... Pensar... En todo. ¿Y tú? –Le respondí un poco seca.
-
Yo necesitaba salir a coger aire. ¿Te das cuenta de lo maravillosa que es la
vida? –Me preguntó alegre, dando saltitos de frío, mientras sacaba una
cajetilla de cigarros de su pantalón.
-
Que te pasa, ¿por qué ese contento? –Le pregunté intentado cambiar mi expresión
e incrustar una sonrisa falsa en mi rostro. Exacto, eso era lo que necesitaba,
un cigarrillo. Sin que le diera tiempo a reaccionar, le quité uno de la
cajetilla.
-
¡Katia! –Me regañó, abriendo los ojos como platos.
-
¡Qué! ¡Zayn, entiéndeme, lo necesito! –Le reproché en tono comprensivo mientras
que le cogía el mechero y me encendía el cigarro. Sentí como el humo entraba a
mis pulmones y me llegaba a la sangre, haciendo que mi cuerpo pesara el doble,
haciendo que me relajara, haciendo que ya todo se esfumara de mí ser. Lo que
podía hacer una calada...
-
Bueno, tú sabes lo que haces... Al fin y al cabo, ya te me haces mayor, ¡dentro
de un mes cumples dieciséis! Yo siempre te tengo como esa niñita de cuatro
años, que me decía que yo era “el más mejor”. –Me dijo mientras me quitaba el
mechero y se encendía el su cigarrillo. ¡Ah, mierda! ¿Raro que me olvide yo
misma de mi propio cumpleaños? No, no era raro, siempre se me olvidaba. Es más,
no me gustaba celebrarlo.
-
Cierto, ya soy mayorcita. –Le respondí mientras le hacía muecas para picarle.
-
Ven aquí, ¡tonta! –Me dijo mientras me arrastraba hacia el de forma brusca,
para darme un abrazo.- Que sepas que tú no serás la única que nos eches de
menos, yo te extrañaré el doble. Te quiero mucho, pequeñaja. –Continuó, dándome
un beso en la cabeza.
-
Tú sí que eres tonto... Os extrañaré demasiado. –Le respondí, estrujándolo aún
más. Al parecer, esta era nuestra despedida. Mejor ahora, que en el aeropuerto.
Ya
eran las cinco de la mañana, y como teníamos que salir de casa a las seis
decidimos ir a despertar a todos, para alistarnos. Terminamos de fumarnos los
cigarros y nos metimos en casa. Zayn se fue, supongo que para avisar a Diana y
yo fui despertando a los chicos de habitación en habitación. Después de
ducharnos, me llevé a Kelly y a Diana a mi habitación para ponernos guapetonas,
teníamos que estar listas para cualquier imprevisto. Yo me puse unos pitillos
más ajustados de lo que deberían de ser, una camiseta gris de hombro caído con
una chaqueta negra por encima y unos taconazos del mismo color, pero
acharolados. Kelly se puso una falda de tubo ceñida por la cintura de color
rosa palo, que le llegaba por encima de las rodillas, una camiseta con
estampados de colores grises y también unos taconazos negros y Diana, unos
jeans rojos, una camiseta palabra de honor blanca con una chaquetilla azul y
unas cuñas también azules. Estábamos listas para salir, cogimos la única maleta
para las tres, en la que habían metido lo justo y lo necesario, ya que solo
estaríamos unas horas. Bajamos como pudimos, los chicos ya nos estaban
esperando y podía escuchar el motor de coches en marcha, que eran los que
seguramente nos llevarían al aeropuerto.
-
Wooow, pero que pivonazos, ¿no? –Dijo Harry en forma de piropo, Nosotras solo
nos pusimos rojas y reímos como tontas.
-
Bueno, ahora nosotros nos subiremos a un coche, y vosotras en otro. En el
primero, van Lou y Lux y están todas nuestras cosas ya metidas. En el segundo
iremos nosotros y vosotras, en el tercero. Nosotros saldremos de casa primero y
a los quince minutos o así, supongo que los paparazzis ya se habrán ido, por lo
que podréis salir y os montáis en el coche, ¿vale? –Dijo Liam, de forma
explicativa, mientras nos pasaba a las tres nuestros respectivos abrigos.
-
¡Si, si señor! –Dijo Kelly entre risas mientas ponía su mano extendida a la
altura de su frente y seguidamente la alzaba hacia arriba. Todos rieron y se
dispusieron a seguir el plan.
-
¡Ah! Tomad esto. Cuando lleguéis al aeropuerto, os lo ponéis. No os preocupéis,
Paul os guiará hasta el avión. –Dijo Louis entregándonos unos trozos de tela
negra, supongo que para vendarnos los ojos, mientras que le daba un dulce beso
a Kelly.
Empezaron
a salir uno a uno y pude ver como miles de luces de flash entraban en casa por
la puerta o por las rendijas de las ventanas. Pasado los minutos, nos pusimos
las capuchas de los abrigos y nos dirigimos a la puerta, ya era nuestra hora de
salir, esperaba que todo saliera bien. Abrí la puerta y empezamos nuestro
camino hacia el coche que estaba enfrente de casa. Vi como los paparazzis se
iban yendo... pero basto que uno dijera “¡Mirad, unas chicas salen de la
casa!”, para que una ola de personas con cámaras nos acosara, nos rodeara y nos
impidiera llegar al coche.
-
¡Hola Katia! ¡No te veíamos desde hace tiempo! ¿Quiénes son estas chicas? ¿Vais
al aeropuerto a despediros de los chicos? ¿Podrías contestarnos? ¿Sabes algo
sobre las relaciones sentimentales de los integrantes de la banda? ...
–Preguntas y más preguntas de varias personas, que me ponían pequeños
micrófonos y grabadoras cerca de la boca. Me paré en seco y levanté la cabeza,
haciendo que sin querer se me bajara la capucha de esta. Me giré para ver a
Diana y a Kelly que se encontraban en la misma situación que yo. Esas
personitas, las que estaban como mosquitos alrededor nuestro, me amargaban la
vida, ¿no tenían mejores cosas que hacer? ¿Acaso no tenían vida propia? Eso era
lo que más me molestaba...
-
Por favor... ¿Podríais dejarnos en paz? Vamos a llegar tarde. Gracias. –Dije con
tono amargo mientras cogía de la mano a las chicas y me hacía espacio entre la
multitud.
-
Si, nos respondieras, no tendrías que pasar por todo esto. Os habéis puesto
demasiado guapas, ¿no? –Me preguntó un señor con una gran calva, que tenía cara
de pocos amigos. Que plastas eran... Ya me estaban poniendo harta.
-
Si, podría responderte, pero es una pérdida de tiempo. –Dije poniéndole cara de
asco. Otra pregunta más y explotaba. Pobres mis amigas, nunca habían pasado por
esta situación.
-
¿Perdida de tiempo? Venga Katia, nos das lo que queremos y tu recibes lo que
quieres, al menos diste eso a entender la última vez que saliste semidesnuda a
la calle y te quedaste posando durante un buen rato, hasta que Harry Styles
tuvo que salir a meterte en vuestra casa. Creo recordar, que fuiste portada en
alguna revista que otra... –Me dijo una señora pelirroja que parecía tener la
cara de plástico. Ya, lo habían conseguido.
-¿¡Qué
yo qué!? ¡Vuélvemelo a repetir a ver si te atreves! –Le grité enfurecida.
Habían logrado que me enfadara. Que me acusen de lo que quisieran, pero no de
ser una chupa cámaras y una roba fama.
-¡Kat!
Tranquilízate... Eso es lo que quieren, no se lo des. –Me dijo Kelly soltándose
de mi mano y poniéndola sobre mi hombro.
-
No Kells, ya no les paso ni una más. –Le contesté un poco más relajada mientras
me volvía a detener.- A ver, ¿qué hacéis con vuestra vida? ¡Es que al final
siempre acabáis exagerando las cosas, o dándole otro sentido! Simplemente vamos
a despedirnos de los chicos al aeropuerto, ya que no nos volveremos a ver en
mucho tiempo... –Dije con la cara roja, debido al esfuerzo de contener las
lágrimas de rabia, producidas por la impotencia.
-
Ajá, con que tú te llamas Kells, emm... ¿Y quién eres? –Le preguntaron
indiscriminadamente. Ella solo agachó la cabeza y continué caminando, Diana la
siguió.
-
¿Queréis dejarlas en paz? ¡Ellas no tienen nada que ver en esto, solamente son
mis mejores amigas! –Dije, esta vez elevando más la voz y continuando mi camino
tras las chicas.
-
Bueno, bueno... No te pongas así… –Me volvió a responder el señor de la calva.
Fotos y más fotos… Me estaban estresando, menos mal que ya estábamos a un paso
de llegar.
-
Venga, ¡adiós, hasta otra! –Exclamé en tono irónico mientras me subía al coche,
después de dejar en el maletero el pequeño equipaje que llevábamos.
Ya
en el coche, aun podía oír a los paparazzis gritando preguntas, que por
supuesto no serían respondidas. Al parecer, le había tocado a Paul, ser hoy
nuestro chófer. Empezamos a hablar con él para pasar el tiempo, le regañamos y
le dijimos que no fuera tan estricto con las fans, porque si no, cuando
volvieran de la gira, le castigaríamos. El trayecto lo cubrimos de historias
graciosas y risas. No me había dado cuenta, pero la tranquilidad, ahora, sobraba
por todos lados. Podía ver los dos grandes coches negros delante de nosotros
donde se encontraban los chicos y Lou con la pequeña Lux, a la que tenía unas
ganas enormes de ver, seguro que ya estaba enorme. Sentí como el coche paraba
suavemente ante un lugar que no era la puerta del aeropuerto. Observé tras la
ventanilla y vi varios aviones y grúas que utilizaban para meter el equipaje en
estos.
-
Chicas, ¡ya hemos llegado! –Dijo Paul sonriente.- Ahora debéis poneros las
vendas, me dijo Louis que os lo recordara. –Continuó, mientras se giraba hacia
atrás, mirándonos, en señal de que hasta que no le hiciéramos caso, no
bajaríamos.
-
Pero Paul… ¡Ya no es necesario! No hemos pasado por el control de seguridad, ya
no sabemos a dónde vamos. –Dijo Diana haciendo puchero.
-
Chicas, lo siento, yo solo soy un mandado… Y si Louis me ha dicho que no podéis
bajar sin las vendas, no podéis. –Respondió mientras se le salía una risa
graciosa que no pegaba nada con él.- Además, como todos, si tenéis que pasar
por un control de seguridad y entregar vuestros documentos de identidad, lo
único que nos hemos saltado ha sido estar rodeaos de la multitud de personas
del aeropuerto, por lo que os lo harán en la entada del avión, así que para no
hacerlo más tardío, darme vuestros pasaportes, que ya los entrego yo.
–Prosiguió mientras nos regañaba con el dedo índice moviéndolo de arriba hacia
abajo.
-
Genial… Venga chicas, poneros las vendas, que necesito estirar las piernas.
–Dijo Kelly resignada. Todas le entregamos los pasaportes y cogimos nuestras
vendas. Yo preferí no decir nada más, no serviría. No entendía porque debíamos
taparnos los ojos, pero bueno.
Cuando
al fin nos las pusimos, Paul, nos abrió la puerta y nos ayudó a bajar, una a
una. Nos volvimos a coger de las manos y con miedo, caminamos empujadas por
Paul, que se limitaba a decirnos “cuidado, escalón”. Tras subir varias
escaleras, escuché una fina voz de mujer que al parecer, hablaba una especie
rara de portugués o spanglish; me fue más o menos fácil identificar el idioma,
ya que desde pequeñitas dábamos en el colegio, español, francés e italiano.
Paul siguió empujándonos hasta que paramos repentinamente. Sentí como alguien
me soltaba la venda por detrás y como se deslizaba delicadamente por mi cara y
por fin pude ver donde estábamos. Por lo que podía apreciar, ya estábamos en el
interior del avión, pero no era un avión como los de siempre, era mucho más
espacioso, con asientos grandísimos de cuero reclinables, había una mesa llena
de aperitivos con muy buena pinta, se veían deliciosos. En fin, tenía una
decoración preciosa.
-
¿Qué te parece? –Escuché la voz de Niall detrás de mí oreja.
-
Perfecto, me parece que eres perfecto. –Dije con una sonrisa de oreja a oreja
mientras me giraba para darle un beso colgándome de su cuello. Este viaje, al
parecer iba a ser prometedor. Louis y Zayn ya les habían quitado las vendas a
las chicas, verles así, juntos, me hacía sonreír aún más.
-
¡Mira Lux, mira quien está ahí! ¡¡La tía Kat!! –Exclamó Lou al otro lado del
avión, que se encontraba cogiendo de la mano a Lux, ayudándola a avanzar hacia
nosotros.
-
¡Ah! ¡Mi nena preferida! ¿Qué tal estas mi princesita? –Corrí, medio gritando
de la emoción, hacia la pequeña para, de un impulso cogerla en brazos.- ¡Mira
que has crecido, eh…! Dame un besito aquí. –Le dije señalándome el moflete,
ella rápidamente se inclinó hacia mi cara y me lo dio.
-
Que mona… Se nota que serás buena madre. –Me dijo Lou, mientras me daba un beso
en la mejilla en forma de saludo.- ¿Qué tal estas? –Me preguntó de forma
amable.
-
Ojalá lo sea. –Dije poniendo una expresión rara en mi rostro, ¿a qué cuento
venia eso? Lo dejé pasar.- Pues muy bien Lou, ¿y tú? –Le respondí,
recomponiendo mi rostro, mientras que miraba la cabellera de la pequeña, que ya
se había abrazado a mi cuello.
-
Genial cielo. ¡Ups! ¡¡Qué se te ha quedado ya dormida!! Impresionante… Dámela, para
que no estés incomoda. –Me dijo extendiendo los brazos para que le entregara a
la niña.
*Comunicado
voz de cabina*
Por
favor, tomen asiento y pónganse los cinturones, en cinco minutos despegamos.
Gracias.
*Fin
del comunicado*
-
¡No te preocupes! Ya me la quedo yo. Pobrecita la habéis despertado muy
temprano... –Le respondí en forma de permiso, para quedarme con el bebé.
-
¿Estás segura? Si te molesta me la pasas, eh... –Me respondió, cediéndomela.
-
¡Gracias! ¿Qué va a molestar este angelito? –Le respondí mientras me dirigía a
mi asiento al lado de Niall y ella se iba al suyo. Me senté, me abroché el
cinturón y abracé a Lux, para que no sintiera el vacío cuando despegáramos.
-
¿Sabes que te ves preciosa? Es como si quisieras protegerla de todo. –Me dijo
Niall apoyando su cabeza encima de la de Lux.
-
¿Y eso? –Le pregunté mirándole de reojo.
-
¿Te acuerdas de Laura, la niñita del centro comercial? –Volvió a preguntarme.
No podía ver su expresión, pero su voz sonaba relajada.
-
Sí. ¿Cómo no acordarme de esa chiquitina tan adorable? –Le respondí dulcemente.
-
Ya sé a quién me recuerda. Me he estado rebanando los sesos estos días y ya he
caído. –Me dijo levantando la cabeza y mirándome fijamente.
-
¿A quién te recuerda? ¿La conozco? –Le pregunté, devolviéndole la mirada. El
seguía mirándome, analizándome, como si de ello dependiera su respuesta.
-
A ti y a mí. –Me respondió poniéndose serio.- A nuestra futura hija. –Recalcó,
esta vez, enseñándome su preciosa sonrisa.
-
Ahora que lo dices, si, eh... Sus ojos eran color esmeralda como los tuyos y
sus rizos como los míos. Supongo que... sí. –Dije dulcemente mirando al infinito,
totalmente desconcertada. ¿Qué estaba pasando? Antes, las insinuaciones de Lou
y ahora esto, así, tan de frente. Lo que más desearía sería tener una porción
pequeñita de la persona a la que más quiero, me haría muy feliz, pero ya
tendríamos tiempo después. No sé porque, pero este tema me ponía nerviosa y me
sentía rara.
Al
fin despegamos, con la mala suerte de que Lux se despertó y se puso a llorar,
haciendo que los chicos que ya se habían dormido, se despertaran. Intenté
calmarla pero no pude, por lo que se la devolví a Lou para que acabaran los
llantos. Niall se tumbó en mis piernas. Estuvimos hablando la mayor parte del
vuelo, ya que la última hora, él se quedó dormido, contagiándome el sueño.
Kelly me despertó cuando ya habíamos aterrizado. Desperezándome, miré por la
ventana y lo único que alcancé a ver, fue una espesa y blanca niebla. Todavía
tenía una pregunta rondando en mi cabeza, ¿dónde nos habían traído? Aún estaba
medio dormida y la cabeza me daba vueltas y vueltas, tenía ganas de vomitar,
¿el vuelo había sido tan movidito cómo para que estuviera tan mareada?
-
Gordi, ¿me podrías traer un vaso de agua? Me encuentro mal. –Le pedí a Kelly
mientras que cerraba los ojos y estiraba completamente mi espalada y la apoyaba
el respaldar del ese sillón tan cómodo. Al abrir los ojos, Kelly ya no se
encontraba a mi lado y así como de la nada, apareció un vaso delante de mi
cara, fue tan rápido que me asusté.
-
Me dijo Kelly que te lo trajese. Lou le pidió que se quedara con Lux mientras
ella baja todo su equipaje, los chicos la están ayudando. –Me dijo Louis
mientras me entregaba el vaso y se sentaba a mi lado.
-
Gracias. ¿Me vas a decir ya dónde estamos? –Le pregunté, llevándome el vaso a
la boca y tomé un pequeño sorbo de agua que pasó por mi garganta seca. A través
del vaso de cristal, vi mi dedo torcido, que ya al fin podía mover un poco. Me
quedé observándolo detenidamente y una agonía desesperada me inundo todo el
cuerpo, haciendo que mis ojos se llenaran de lágrimas.
-
Katia, ¿estás bien? ¿Te pasa algo? Si es porque no sabes dónde estamos, te lo
digo ahora mismo. ¿Katia? –Me preguntó Louis mientras me retiraba el pelo del
rostro y me lo echaba para atrás para poder observar mi expresión. Yo lo único
que hacía era esconderme y apartar la cara de sus manos.
-
No, Louis, no sé qué me pasa... Creo que la he cagado en todos los sentidos.
Siento incompetencia de no darle a Niall lo que se merece. Llevo así, con ganas
de llorar desde ayer, será que me va a venir la regla, ya sabes, las
hormonas... –Le respondí entre lloro y lloro. En estos momentos era cuando mejor
estábamos, pero lo que pasó anoche era un tema que todavía tenía en la cabeza.
-
Bueno Kat, no te preocupes pequeña, sabes que nos tienes a todos para lo que
necesites, así que ya sabes, para cuando ya no estemos, cualquier cosa, me
mandas un WhatsApp o me llamas, ¿vale? –Me dijo mientras me daba un abrazo para
que me tranquilizara.- Ahora paras de llorar y me pones una de esas sonrisas
tuyas, eh... –Continuó, mientras me limpiaba las lágrimas.
-
Gracias de verdad, eres un sol. –Le dije mientras ponía una sonrisa fingida en
mi cara, obedeciéndole.
-
Así me gusta Katia, sonríe, siempre. ¡Ah! Por cierto, nosotros ahora tenemos
una entrevista con un locutor de radio, por lo que no podremos estar con
vosotras, así que he pensado que podrías darles a las chicas una guía turística
por la ciudad, Zayn y Niall me han contado que ya habéis estado varias veces
aquí. –Me dijo mientras señalaba con su dedo índice su amplia sonrisa, como
recordatorio y se iba corriendo dejándome con todas mis preguntas en la boca.
Rápidamente miré el reloj; vale, son las ocho y media, por lo que el vuelo ha
durado dos horas y tiene que estar cerca de Reino Unido y supuestamente tengo
que haber estado antes, ¿Irlanda, Francia, España, Portugal, Alemania...? Todos
esos países se me pasaban por la mente, como si fueran opciones; lo único que
quería era salir de ahí y ver por fin, el lugar donde nos encontrábamos.
Cuando
los chicos terminaron de ayudar a Lou, se despidieron de nosotras, ya que nos
explicaron que para salir del aeropuerto, tenían que pasar por zona pública,
que al parecer estaba llena de personas que les estaban esperando, por lo que
volvimos a hacer lo de antes; las chicas y yo, nos quedamos en el avión, para
después de unos minutos, salir sin problemas, sin fotos y sin paparazzis o al
menos, esperábamos eso. Al fin pudimos salir del avión y nada más levantar la
vista, me encontré con un cartel que ponía en letras grandes y amarillas
“Salida”. ¡Estábamos en España! Lo que todavía no sabía, era en que ciudad,
pero fuera cual fuera, aquí era donde había pasado, sin duda, mis mejores
veranos. Diana y Kelly estaban hablando algo sobre Harry y Zayn, sería muy
interesante, porque parecían entretenidas y solo se limitaban a ir detrás de
mí. Siguiendo las flechas que indicaban la salida, llegamos a unas puertas
mecánicas que se abrieron ante nuestro paso y lo único que llegué a ver, fue un
gran grupo de personillas con pancartas que ponían “Bienvenidos a Madrid One
Direction”.
-
¡Estamos en Madrid! –Dijo Diana en un grito ahogado mientras que nos miraba a
Kelly y a mi entusiasmada y se ponía a mi lado.
-
Yo me muero... ¡Qué ganas chicas! –Continuó Kelly imitando a Diana.
-
¡Que ilusión! –Exclamé a la vez que las miraba a cada una hacia los lados.-
Ahora, tenemos que salir, seguidme y no os paréis. –Dije mientras que las cogía
de las manos. Aun recordaba el Aeropuerto de Barajas, la verdad es que estaba
muy orientada. Sin más dilación, proseguí a caminar, ya que al quedarnos ahí de
pie, las personas que se encontraban detrás de una barra metálica, se habían
quedado observándonos atónitos y se había formado una gran cola de personas
detrás nuestra. Al salir del aeropuerto, vi un gran coche negro, que tenía un
pequeño banderín de Reino Unido en el capó, subimos sin dudarlo; otra vez, Paul
se encontraba dentro esperándonos.
-
¿Qué tal el vuelo? Espero que bien, así podréis disfrutar de un placentero día
por las calles de Madrid. –Nos preguntó y pude ver que tenía una gran sonrisa
por el espejo retrovisor.
-
Bueno, más o menos... Estoy un poco revuelta. –Le respondí mientras me ponía el
cinturón.
-
Yo me he quedado dormida desde que salimos de Londres, no sé porque, pero
estaba muy cansada. –Respondió Diana mientras que daba un gran bostezo.
-
El vuelo genial, se me ha pasado muy rápido, la verdad. –Dijo Kelly mientras
apoyaba la cabeza en el hombro de Diana.
Me
pasé todo el trayecto mirando tras la ventanilla, callada, no tenía ganas de
hablar. Al salir de la carretera, vi como entrabamos por la calle O’donell,
recorríamos toda la calle Alcalá, hasta llegar a la Plaza de Cibeles, para
después meternos por una pequeña calle, que no sabía a donde llevaba...
-
Señoritas ya podéis bajar. Cuando entréis al hotel, tenéis que pedir la reserva
que está a nombre de Larry Stylson. –Dijo Paul, con tono seco. Las chicas se
empezaron a reír y a hacer comentarios. No sé lo que me pasaba, no tenía ganas
de nada, solo quería dejar las cosas en el hotel y dar una vuelta para
despejarme. Cuando salimos, tuve que volver al coche, porque no me lo podía
creer...
-
Paul, ¿me estás vacilando? Creo que te has equivocado de hotel, nos has dejado
en The Westin Palace... –Le dije incrédula mientras señalaba detrás de mí apuntando
al enorme edificio.
-
No Katia, no me he equivocado. Ahora me tengo que ir a la entrevista de los
chicos, nos vemos después. –Me respondió con tono amable.
-
Gracias por traernos. Hasta luego. –Dije despidiéndome mientras me alejaba del
coche.
-
Bueno chicas, nos espera una habitación comodísima, ¡vamos! –Dije mientras
cogía la maleta y empezaba a caminar.
-
No puede ser... ¿Enserio ese es nuestro hotel? –Me preguntaron las dos a la
vez, mientras que lo miraban como tontas.
-
Que si... O al menos eso creo. –Dije mientas continuaba mi camino entrando al
hotel. ¡Era enorme! Y sobre todo, precioso, no sé cómo los chicos nos habían
traído aquí, yo con una simple cama, me hubiera conformado.
-
Hola, buenos días señorita, ¿Tiene reserva? –Me preguntó la chica de recepción.
-
Hola, buenos días. Si, si tengo. –Le respondí contundente. Para estas cosas,
solía ser seria, o al menos lo intentaba.
-
¿A nombre de...? –Continuó la chica preguntándome, mientras me miraba
analíticamente.
-
De Larry Stylson. –Dije firme intentando no reírme. La recepcionista empezó a
mover ágilmente más manos sobre el teclado.
-
Aquí tiene señorita Tomlinson. –Dijo entregándome una tarjeta conjunto con un
sobre de color cían.- La tarjeta es para que pueda abrir la puerta, habitación
668, en la séptima planta. El sobre se lo ha dejado un chico que venía acompañado
de otros cuatro. –Dijo la recepcionista sonriente.
-
Gracias. –Respondí en tono agradable mientras nos dirigíamos al ascensor.
Al
subirnos, le entregué la carta a Kelly, ya que supuse que sería para ella;
mientras que Diana me contaba lo contenta que estaba de haber venido, Kelly
leía atentamente con cara de preocupación. Cuando terminó de leerla, se la
guardó rápidamente en el abrigo; su cara había cambiado completamente, hasta
parecía nerviosa y confusa.
-
¿Estás bien? –Le preguntó Diana mientras que salíamos del ascensor.
-
Si, no te preocupes, no es nada. –Respondió mientras que negaba con la cabeza.
-
Bueno, pase lo que pase, si nos quieres contar algo, ya sabes... –Le dije con
tono dulce, mientras introducía la tarjeta al lado de la puerta, para por fin,
poder entrar en la habitación.
-
La verdad es que si, no sé qué hacer chicas... –Dijo con tono desanimado
mientras que se despatarraba en la inmensa cama.
-
¡Cuenta y te aconsejamos! –Dijo Diana poniendo voz de anuncio, haciendo que
riéramos sin dudarlo.
-
Yo os lo cuento, pero antes... Prefiero que Kat nos cuente lo que al final pasó
ayer por la noche con Niall. –Dijo Kelly mientras le daba pequeños codazos a
Diana que se había sentado entre las dos.
-
Pues no es que fuera una de nuestras mejores noches... Si os digo la verdad, lo
pasé un poco mal. –Dije con tono desabrido.
-
¡¿Enserio?! ¿Estás segura? Pero si solo se te escuchaba a ti... Espera, ¿dolió
mucho? –Kelly paro de hablar, hasta que volvió a reaccionar.- Bueno voy a ser
lo más directa que puedo, pero sin ser bruta. ¿Desde ayer ya no eres virgen,
verdad? –Dijo Kelly lo más rápido posible soltando toda la frase en un solo
golpe de aire.
-
¡¿Quién, yo?! Yo... Emm... Yo ayer no hice nada con Niall. Sabéis perfectamente
que os lo hubiera contado todo. –Dije intentado que las palabras salieran de mi
boca sin tropezarse unas con otras.
-
Cierto... Mejor dejemos esos temas a parte. Qué tontería, ¿no? ¿De dónde sacas
esas preguntas…? –Dijo Diana carraspeando mientras se rascaba la cabeza y
miraba al suelo.
-
Y los gritos de placer que escuché durante un buen rato, ¿de dónde venían?
–Dijo Kelly sin dejar de mirarme fijamente, con tono irónico.
- ¿De qué hablas? Mira si eres bruta... –Dije riendo a carcajada limpia.-
Habrás soñado tía, porque yo no fui y Diana y tú tampoco... Porque tú no
hiciste nada, ¿verdad Diana? –Le pregunté con un tono de engaño, acusador,
mientras que le miraba con los ojos abiertos como platos y la cogía del brazo.
-
Es que... –Balbuceó Diana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario