*Narra Diana*
Los párpados me pesaban y los ojos se me iban cerrando lentamente, ya estaba a punto de dormirme, cuando siento un gran vacío a mi lado, ¿qué había pasado? Kelly ya no se encontraba junto a mí.
- Louis... no me gusta que me rapten en la mitad de
la noche… –Escuché la voz de esta, que se notaba apagada por el cansancio. Yo
todavía seguía con los ojos cerrados.
- ¿Para que dormir apretujada, pudiendo estar
conmigo en una cama los dos solitos y cómodos? –Respondió una voz masculina,
que al parecer, era Louis. Genial... había venido para llevarse a Kelly. Cuando
ya salieron de la habitación, sentí como Katia, se juntaba más a mí.
- Diana, no me dejes, tengo miedo. –Me dijo en un
susurro, tan bajito que me costó entenderla. Me cogió de la mano fuertemente.
- No te preocupes, yo también. –Le respondí igual de
bajito. No me dio tiempo ni de centrarme todavía en lo que había pasado, cuando
sentí que alguien tiraba de mí, intentando que me pusiese en pie, para que
bajara de la cama. Mi mano estuvo sujeta a la de Katia, hasta el último segundo
que ella dejo de aferrarse a uno de mis dedos. Yo ya me encontraba en el suelo.
- Zayn... No te lleves a Didy, ¡que me quedo sola!
–Le dijo Kat gritando a mi “secuestrador”. Zayn se encontraba detrás de mí
empujándome en forma de abrazo, hacia la puerta.
- Dudo que te quedes sola... Diana se viene conmigo,
porque me quiere más a mí que a ti. –Le contestó a Katia en tono chinchoso,
como si se tratase de una pelea entre niños pequeños.
- ¡Zayn! ¡¡No digas eso!! Que malo que eres... –Le
reproché de forma cariñosa mientras que salíamos del cuarto. De camino a la
habitación de los padres de Zayn, nos cruzamos con Niall, que parecía que no
haber dormido en cien años por la cara que llevaba. No nos detuvimos a
preguntar y aceleramos el paso para llegar antes a nuestro destino.
- No, no. Yo no entro ahí, hasta que me digas donde
vamos mañana. –Le exigí a Zayn mientras que apoyaba la espalda en la puerta
cerrada de la habitación y le cogía del pecho de su camiseta para acercarle a
mis labios, ya echaba de menos besarle.
- Pues no sé tú... Pero no pienso decírtelo,
porque... ¡Es una sorpresa! –Me respondió al separarse de mi beso.
- Bueno... Al menos lo he intentado, mira que eres
soso. –Le dije sacando le la lengua mientras que abría la puerta de la
habitación.
- ¿Soso yo? Te puedo admitir infinidad de cosas,
pero soso no. ¡¡Party hard!! –Me dijo a todo pulmón, marcándose un pequeño
bailecito mientras que entrabamos y me tiraba en la cama.
- Pero mira que eres bobo... –Dije sin parar de reírme,
otra vez sacándole la lengua.
- Ves, eso si te lo admito. –Me respondió guiñándome
un ojo.
- Venga, a dormir, que así se me pasa antes el
tiempo y la ansiedad por saber a dónde nos lleváis. –Dije metiéndome debajo del
edredón mientras que le hacía una seña con la mano para que se metiera ya de
una vez. La habitación olía genial, como a vainilla con un toque ácido. Me puse
a investigar con la mirada el cuarto y me di cuenta que en distintos lugares
habían velas encendidas, de ahí debía provenir ese delicioso olor.
- Ya voy, ya voy... Que impaciente eres... Voy a
apagar la luz. –Me dijo haciendo unas muecas raras pero a la vez graciosas,
mientras de un movimiento se sacaba la camiseta y rápidamente le daba al
interruptor. Mi cara cambio de inmediato al verle así, a la penumbra de las
velas, se veía tan... ¿Sexy? Si, esa era la palabra.
- ¿Qué pasa? Ya sabes que si duermo con la camiseta
estoy incómodo. –Me dijo mientras que se metía en la cama y se juntaba a mí,
abrazándome por detrás.
- No, nada, por mi perfecto. –Le respondí mientras
le daba un beso en la mano que me estaba abrazando.- Hasta mañana cari. –Dije ya
con tono cansado, para por fin, cerrar los ojos.
- Diana, cariño, antes de que te duermas, ¿me puedes
prometer una cosa? Bueno, mejor dos. -Me preguntó ya pasados unos minutos.
- Claro que sí, ¿qué pasa? –Le respondí mientras me
daba la vuelta para quedar cara a cara con él.
- Pero ya prometidas, no vale romperlas, eh... –Me dijo
medio tartamudeando, mientras me tocaba la punta de la nariz con el dedo.
- Tú sabes que yo nunca rompería una promesa y menos
si es contigo. –Le respondí lo más sincera que pude. Lo encontraba nervioso,
¿qué era lo que me iría a pedir, para que estuviera así?
- Bueno, a ver Diana, nos conocemos desde que...
desde que mi hermana tiene uso de razón y sois las mejores amigas desde
entonces, ¿no? –Me preguntó con la voz un poco más relajada, yo solo asentí,
para que siguiera hablando.- Yo creo que tú y yo la conocemos lo suficiente,
como para saber que cuando nos vayamos y en especial, se vaya Niall, caerá, se
derrumbará. –Paró en seco, mirándome a los ojos y ahí fue cuando esas palabras
se me clavaron en la cabeza. Yo no quería que volviera a estar así, otra vez
no, yo no quería que volviera a pasar por esa horrorosa situación.- Ella dice
que es fuerte, es lo que nos quiere dar a ver, para no hacernos sentir
culpables, pero la conozco y ya no sé si será como la última vez, tan
“extremo”, por eso, te quería pedir, que cuando nos vayamos, estés con ella.
Katia es muy depresiva y lo pasara mal y… a partir de ahora solo os tendrá a
vosotras. ¿Me prometes que la ayudarás? –Me volvió a preguntar mientras que me
acariciaba el mentón. Siempre les había visto muy unidos, pero en mi vida,
había visto a unos a hermanos así, tan cercanos, que se cuentan cualquier cosa
y sobre todo, que se quieren y se protegen de esa manera mutuamente.
- Pero, ¿de qué me estás hablando? Zayn por favor...
No hace falta que te prometa nada, porque sabes que lo haré, para eso estoy
aquí, con ella. Si, lo pasará mal, pero, ¿sabes? Ella dice que es fuerte y no
solo lo dice, también lo es. La última vez que estuvo así, lo pasó fatal, yo en
mi vida la había visto de esa manera, por romper con un novio... Robert, fue un
cabrón con ella, ¿pero ves como está ahora? Está bien, está siempre con una
sonrisa en la cara y con el chico que la hace feliz. –Le dije mientras me
sentaba a lo indio en la cama. Zayn me miraba intrigado, pero su expresión
cambió y se sentó al igual que yo.
- Vale, perfecto, sé que estarás con ella, gracias
cielo. –Me dijo sonriendo, mientras me cogía por el cuello y me plantaba varios
besos pequeños en los labios, muy seguidamente.
- Jaja, te quiero. –Le dije mientras que unía mi
mano con la suya. Ya había tenido novios antes, pero de ninguno me había enamorado
y mucho menos les había dicho nunca un dulce “Te quiero”. No sé porque, pero
siempre me cuesta expresar mis sentimientos a las personas, pero con Zayn no
era así, lo que salía de mi boca o simplemente, mis actos, no eran obligados,
realmente era lo que sentía.
- Y yo. –Me respondió, agachando la mirada. ¿La
primera vez que lo decía y realmente lo sentía y el sentimiento no era
recíproco? Vale Diana... tú no eres como las demás chicas, si él todavía no
está preparado para decírtelo, será por algo, tiempo al tiempo. Intenté auto
convencerme.- Bueno, espera, “y yo”, no. Yo te quiero. No, no, lo que yo siento
por ti, es mucho más que eso, yo estoy verdaderamente, locamente,
profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado de ti. –Me dijo ahora mirándome
fijamente. Sentía que mi corazón se revolucionaba cada vez que volvía a
recordar sus palabras. Podía escuchar mis latidos cada vez más rápidos y
fuertes.- Por favor, solo cierra los ojos y escúchame. –Dijo, mientras que con
sus manos me bajaba los párpados de los ojos. Le hice caso y los mantuve
cerrados. Sentí como se acomodaba a mi lado, para estar más cerca de mí,
mientras que me cogía suavemente las dos manos. -¿Estoy dormido, estoy
despierto, o algo intermedio? No puedo creer que estés acostada aquí a mi lado.
¿O acaso soñé que estábamos perfectamente entrelazados como las ramas de un
árbol, atrapadas en una vid? Como todos esos días, semanas y meses que traté de
robarte un beso y todas esas noches de insomnio y sueños diurnos donde me imaginaba
esto. Yo sólo soy el más débil que finalmente se llevó a la chica y no me
avergüenza decírselo al mundo. Verdaderamente, locamente, profundamente, estoy
tontamente, completamente enamorado y de alguna manera, rompiste mis barreras,
así que nena, puedo decir que siempre me tendrás. Estoy verdaderamente,
locamente, loca y profundamente enamorado de ti. Enamorado de ti. ¿Debería
poner el café y la gramola en una bandeja en la cama? ¿Y despertarte con todas
las palabras que aún no he dicho? Y darte una tierna caricia, sólo para mostrar
cómo me siento. ¿O debería actuar relajado, como si no fuera gran cosa?
Desearía poder congelar este momento en un marco y quedarnos así. Voy a poner
el día de hoy de nuevo en la repetición, para poder revivirlo. Porque después
aquí estará la trágica realidad, si no sientes lo mismo. Mi corazón se
desmoronaría si alguien dice tu nombre. –Me cantó, mientras que ponía mi mano
extendida sobre la suya, quedando como si estuvieran en simetría.- Verdaderamente,
locamente, profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado y de alguna
manera, rompiste mis barreras, así que nena, puedo decir que siempre me
tendrás. Estoy verdaderamente, locamente, loca y profundamente enamorado de ti.
Espero no ser la víctima, espero que no te levantes y me dejes. Puede que no
signifique mucho para ti, pero para mí es todo, todo. Verdaderamente,
locamente, profundamente, estoy tontamente, completamente enamorado y de alguna
manera rompiste mis barreras, así que nena, puedo decir que siempre me tendrás.
Estoy verdaderamente, locamente, loca y profundamente enamorado de ti. Enamorado
de ti. Enamorado de ti. –Terminó de cantar plantándome un pequeño beso en el
moflete. Aún seguía con los ojos cerrados, porque sabía que si los abría, las
lágrimas no pararían de salir. En mi vida, nadie, me había dicho esas cosas tan
preciosas. Eso era lo que sentía por mí y lo que yo sentía por él, pero que no
era capaz de explicar así como él lo había hecho, con un simple te quiero me
hubiera bastado, me hubiera abastecido hasta que volviera de su largo viaje.-
Diana, y lo segundo que te quiero pedir, es que... no me dejes, espérame, yo sé
que te puedo hacer la chica más feliz del mundo, te quiero y no quiero
perderte, por favor... –Me suplicó en un pequeño susurro ahogado, al lado de mi
oído. Por fin, abrí los ojos, y las lágrimas resbalaron por mis mejillas sin
pedir permiso. Tenía la vista borrosa, pero podía ver como Zayn estaba
sonrojado y también como una pequeña lagrimilla se le asomaba por la comisura
de los ojos.
- Pe-pero... Zayn... ¿Tú has escuchado todas las
cosas que me has dicho? No sé cómo puedes llegar a ser perfecto, aun me cuesta
comprenderlo. –Suspiré.- No llores que me derrumbo. –Le dije mientras cogía
aire por la boca y me secaba las lágrimas. Le vi resoplar, seguramente le había
costado, era muy vergonzoso. Rápidamente me acerqué para darle un suave abrazo,
dejando mi cabeza en el hueco de su cuello.
- ¿Cómo quieres que no llore, sabiendo que mañana es
el último día que te veré hasta dentro de mucho tiempo? Me he dado cuenta que
eres tú, tú, el motivo por el que me quiero quedar. Llevo enamorado de ti,
desde hace mucho, solo que no tenía el valor de decírtelo y justo cuando me
atrevo, me tengo que ir... No quiero. –Dijo en bajito, mientras posaba su cabeza
en mi nuca. Sus palabras me ponían nerviosa, desataban dentro de mí, mil
huracanes, y el corazón me rebotaba dentro del pecho y él, seguramente lo
notaba.
- No Zayn, no llores y menos por mí. No llores por
alguien que sabes que siempre vas a tener a tu lado, pase lo que pase,
cualquier cosa. ¿No crees que sería la chica más tonta si te dejara, o no te
esperara? –Dije con una pequeña sonrisa dibujada en mi rostro. Todavía seguía
acurrucada en nuestro abrazo, con los ojos cerrados.- Y no digas tonterías, ¿cómo
que te vas a quedar? ¿Y dejar escapar tu sueño? ¿Dejar a todas tus
Directioners? No. Jamás me lo perdonaría. –Continué, respondiéndome a mí misma,
ya levantando la cabeza y mirándole a esos profundos ojos, llenos de dudas.
- Diana, por favor, solo necesito que me lo
prometas, estaré más tranquilo si lo haces. –Me respondió ya más relajado.
- Te lo prometo. Prometo que te esperaré, nunca me
perderás. Siempre seré para ti. –Le respondí otra vez, cerrando los ojos. Tantas
emociones juntas me desconcertaban y llegué a un punto, en el que creo, que se
me cruzaron los cables, pero era totalmente consciente de lo que estaba
haciendo y diciendo. Dejé caer mi cuerpo hacia atrás, quedando totalmente
tumbada en la cama, atraje a Zayn hacia a mí, cogiéndole del mentón,
acercándole a mi boca, para fundirnos otra vez en un perfecto, tierno, pero
delicado beso. –Quiero congelar este momento, quiero que esta noche quede en
mis recuerdos para el resto de mi vida. –Balbuceé en susurros, para después
respirar profundamente.- Hazme tuya.
Zayn me miró fijamente a los ojos, sentí como su
mirada me penetraba en lo más hondo, una mirada llena de sentimientos, amor,
deseo, pasión... Se acercó a mis labios y comenzó a besarme delicada y
cariñosamente. Todos nuestros movimientos eran suaves y lentos. Poco a poco, el
beso se fue intensificando y pasó de romántico a salvaje y excitante. Estaba
totalmente desconcertada, ¡no sabía lo que tenía que hacer! Así que dejé que él
llevara las riendas. Zayn me sacó la ancha camiseta de forma delicada,
quedándome en ropa interior, para él seguir dejándome un rastro de besos por el
cuello bajando por mis pechos hasta llegar mi vientre.
- ¿Estás segura? –Me preguntó levantando la cabeza
de su objetivo.
- Sí. Contigo, siempre. –Le contesté mientras me
incorporaba para ayudarle a quitarse los pantalones. La situación, estaba
subiendo de tono.
- Te quiero. Esta noche solo será nuestra, para
siempre. –Me dijo mientras me volvía a besar desenfrenadamente al deshacerse de
los pantalones.
- Para siempre. –Le recalqué al oído, mientras
mordía ferozmente el lóbulo de su oreja. Sentí como desabrochaba mi sujetador
y los tirantes se iban deslizando por mis brazos. Me miró detenidamente; su
cara era de asombro.
Al tumbarme de nuevo me volví a fijar en su perfecto
torso desnudo, para después notar un gran bulto que se escondía tras sus
boxers, de los cuales, se deshizo sin ningún impedimento. Rápidamente pensé
“¿Cómo me va a entrar todo eso?”. Realmente no sé cuál fue mi expresión, pero
por la sonrisilla que puso en su cara, debía de ser mofante. Continuó con su
trayectoria de besos, hasta llegar a mis bragas, las cuales mordió por el
elástico y las empezó a bajar por mis piernas lentamente, hasta quitármelas del
todo. Se tumbó encima de mí y me cogió de la mano, entrelazando nuestros dedos.
Ahora era cuando yo empezaba a ponerme nerviosa y por lo que veía, el
también... Abrí mis piernas y envolví su cintura con ellas, mientras él
devoraba con fuerza mis labios. No podía más.
- Intentaré no hacerte daño, lo prometo. –Me dijo
apretando nuestras manos.
Sentía como el fuerte palpitar de su corazón
rebotaba contra su pecho y golpeaba levemente el mío. Sentía suaves envestidas.
Sentía como éramos solamente uno. Sentía mil revoluciones dentro de mí. Sentía
y sabía que realmente le quería y que jamás lo cambiaría. Sentía que yo sin él,
no tenía sentido. Sentía que si él desaparecía, yo moriría. Sentía que era él y
solo él y que me estaba haciendo la mujer más feliz. Sentía... Sentir... Zayn
me volvía loca.
El dolor fue desapareciendo, para dejar paso al
máximo placer. Mis ojos revoleaban, mi boca solo suspiraba y soltaba gemidos y
mis manos, solo estrujaban o arañaban cualquier cosa que tuviera al alcance,
las sabanas, su pelo, su espalda, debido a esa sensación que me envolvía
entera. Pequeñas descargas eléctricas que él producía en mí, se dispersaban
desde mi feminidad, hasta la última extensión de mi cuerpo. No sé lo que
pasaba, todo me daba igual, solo éramos él y yo.
- Zayn... No pares... –Intenté decirle como pude,
entre pequeños gemidos.
Sus movimientos se intensificaron, sus caderas
chocaban con las mías cada vez más rápido, y yo... yo cada vez me entregaba más
al placer, placer que sentía que iba creciendo cada vez más, más, y más y ya no
podía contenerlo dentro de mí. En ese mismo instante nos miramos fijamente a
los ojos, conectando, sintiéndonos y llegando a la cumbre del más esperado
orgasmo. Mi espalda se arqueó de forma involuntaria mientras que de lo más
profundo de mí, salía un gemido que resbalaba rápidamente por mi boca, tanto
era el placer, que salía de mi cuerpo de cualquier manera. Él posó su dedo
índice encima de mis labios, indicándome que no hiciera tanto ruido. Esa
sensación... era indescriptible, era el más simple éxtasis.
Zayn cayó rendido a mi lado, y me atrajo a él
envolviéndome con su brazo, yo solo me acurruqué de lado en su torneado pecho
mientras que jugaba con mi dedo encima de este.
- ¿Sabes? –Me preguntó acariciándome el pelo. Asentí
para que prosiguiera.- Gracias por esta noche tan especial y por todas las que
todavía nos quedan... Te quiero Diana. –Me dijo mientras me daba un beso en la
sien.
- Este... Este ha sido el momento más especial de mi
vida. Gracias a ti, porque ha sido contigo. Yo también te quiero y quiero que
esto, lo nuestro, nunca acabe. –Le dije, levantando la cabeza para darle un
beso.
- Sabes que nunca acabará. –Me contestó a la vez que
él me robaba otro beso. Le sonreí y volví a mi posición inicial. Estaba tan
cansada y tenía tanto sueño... que ahora sí que me dormiría de golpe, no sin
antes, guardar esta noche, este momento, en lo más profundo de mi corazón, en
donde permanecerá por siempre. Esta noche, no ha sido como cualquiera, ha sido
nuestra noche, noche en la que hemos derrochado amor, pasión, placer... Una noche
perfecta para los dos, perfecta.
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